Capítulo 11

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Emma

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Emma

A la noche no me puedo dormir por mucho que lo intente. Es como si el sueño se hubiera olvidado de mí hoy porque ni siquiera me siento cansada. Mi mente navega por distintos pensamientos que, como si fuesen una especie de maldición, terminan en aquel chico risueño y de ojos azules que parece tener trastornos de personalidades múltiples según Google.

Me muerdo el labio cuando tomo mi móvil y vuelvo a ver la hora en él. Suelto un suspiro, todavía ni siquiera son las 12:00 a. m., tal vez eso explica por qué no puedo pegar la vista.

Estoy muy confundida por lo que sucedió hoy; todavía puedo sentir sobre mi piel los dedos de Emmanuel, casi como si una pequeña descarga eléctrica no dejara de reproducirse en aquella zona del roce.

¿Por qué hizo eso? ¿Para limpiar el desastre que él mismo había ocasionado? No tiene sentido. Pero, vale, tampoco el hecho de que me odiase lo tiene. Emmanuel es la encarnación de lo incomprensible, casi como una gran ironía andante. ¿Por qué luego de empujarme a propósito me preguntará si me siento bien? No parecía estar siendo sarcástico conmigo, menos con las últimas palabras que pronunció antes de marcharse, con aquellos ojos azules bebé casi brillando cuando yo lo llamé "irritante". Me habló con una voz suave, dulce pero lastimera, como si mi insulto hubiera calado profundo dentro de él.

¿Qué significa que él haya dicho que podía "no serlo"? ¿Acaso es una tregua? ¿O simplemente está indicándome que es idiota conmigo? Ugh. Me vine de vacaciones para despejar mi mente, no para tenerla más ocupada.

—Estúpido Emmanuel —susurro bajo, para que mis padres y mi hermano no me escuchen desde la otra habitación; aunque, en realidad, ya todos deben estar durmiendo y no tendría que preocuparme.

Detesto su forma de mirarme, como si estuviera intentando analizarme. Odio sus cambios de ánimo y la confusión que producen en mí. Él no es ningún enigma para resolver, es un chico que quiere molestarme y tengo que ignorarlo como sea.

Me giro sobre el colchón y muerdo mi labio, deseando que ese chico fuera menos complicado. Si fuera diferente, ¿podríamos haber sido amigos? Me río de mí misma por pensar algo así y meneo la cabeza. Es mejor que deje de alucinar con otras realidades e intente conciliar el sueño.

Pero antes de que pueda cerrar los ojos, me llega un mensaje en WhatsApp. Me apresuro para quitarle el volumen a mi móvil y enciendo la pantalla, provocando que mi rostro se ilumine completamente. Entrecierro mis ojos cuando descubro que es un número desconocido y que no tiene foto de perfil. Tampoco es una persona que comparta algún grupo conmigo.

¿Qué...?

Tienes que ser más fuerte, no puedes dejar que el mundo te golpee así. 
Ahora duérmete, lo necesitas.

Mi labio inferior tiembla un poco por la impresión. ¿Cómo sabe que estoy despierta a esta hora? ¿O es que será un mensaje para alguien más que se envió a mí por accidente? Mi mente navega hacia el chico de ojos azules y me detengo allí. ¿Será él? ¿Acosador Emmanuel? Frunzo el ceño. ¿Y por qué mierda querría que fuera más fuerte? ¡Parece estar intentando todo lo contrario conmigo!

Ojos de cristal [LIBRO 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora