EMMA
Owen de pronto deja de sonreírme y su expresión parece tornarse completamente sombría, como si fuera otro chico el que se encuentra delante de mí, y no el que me estaba diciendo cosas tan dulces. Sus ojos zafiro se oscurecen por completo y pierden el contacto con los míos cuando él me da la espalda, observando en dirección opuesta de mí.
Noto sus músculos tensarse como nunca antes vi; por primera vez veo al guerrero que en realidad es. Sus alas vuelven a extenderse, pero con una fiereza que nunca había notado en él, sin la delicadeza majestuosa que siempre porta.
En un movimiento rápido, él prácticamente me esconde detrás de su cuerpo, casi pegando sus alas contra mí como si fuese mi propio escudo angelical.
Definitivamente no puedo esperar nada bueno de esa postura. De hecho, ya me estoy imaginando qué es lo que puede estar sucediendo.
―¿Owen...? ¿Es muy malo? ―le pregunto, pero él no parece escucharme.
Se encuentra quieto, casi como si fuera una estatua demasiado realista. Así que decido imitarlo y adopto una postura inmóvil; sea lo que sea, saber que está así de preocupado debería alterarme también a mí. Él fue entrando para el peligro, las peleas no deben ser nada nuevo en su vida.
Me muerdo el labio para no hacer ninguna pregunta. Sé muy bien que me encuentro temblando, así que trato de ignorar aquello.
Y entonces, una voz rompe el silencio tenso, descuartizando, a su vez, mis esperanzas de que este momento solo sea una mala señal.
Nuestro espacio, de pronto, es invadido por una criatura de alas carmesí que lucen como salidas del mismísimo infierno. El bate sin importarle el ruido que hace, luciendo sumamente imponente hasta tocar el suelo con los pies, donde las esconde con arrogancia, tomando una forma "humana".
Definitivamente no parece amigable, menos cuando sus ojos se clavan en mí, como si pudiera ver dentro de mi piel y mi alma. Sonríe de la forma más sínica que alguna vez yo habría podido imaginar, logrando que mi sangre se convierta en hielo.
Owen me protege con su cuerpo y alas, luciendo como un guerrero celestial. Él no parece temblar ante la mirada perversa del ángel, pero tampoco está relajado. De hecho, jamás lo había visto tan preocupado.
Y eso que yo casi lo mato sin saberlo.
—Así que yo tenía razón —habla el ángel. Su voz parece calma, pero destila odio que es profundizado por su mirada—. Eres un traidor, Liv, al igual que tu padre —farfulla el ángel.
—¿Qué haces aquí, Zhiel? —responde Owen, como si no hubiera sido insultado.
—¿No es obvio acaso? ¡Esta debía ser mi misión! ¡Yo iba a buscar a la híbrida! ¡Era el indicado!
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Ojos de cristal [LIBRO 3]
ParanormalTodo estaba tranquilo en la vida de Emma Cusnier. Ella pensaba que sus vacaciones familiares serían perfectas... hasta que conoció ese par de ojos de cristal, esa mirada azul junto al hoyuelo burlón. Se supone que las vacaciones deben ser para rela...