OWEN
"He divisado a una aparente humana que reúne las condiciones necesarias para ser la indicada. Aún no puedo develar su paradero hasta estar seguro de que se trata de ella y que no es un señuelo. Los mantendré informados.
Ángel Vengador en misión,
Owen Liv."
Mi escrito es un corto resumen de la realidad. Debería decirles que Josha Liv está metido en esto, pero no puedo hacerlo: eso los podría llevar directamente hacia mi hermano. Por otro lado, no sé si Emma es realmente quien busco, o si solo es una chica que mi padre cuida para ocultar a la verdadera. Mi castigo podría ser atroz si llegase a señalar a alguien por error, a la persona incorrecta: no tenemos permitido interferir en la vida de los humanos, salvo que sea una cuestión que podría involucrar a toda mi especie.
Debo estar atento, no solo a esa chica, sino que a todo mi alrededor, y mantener vigilado a Josha. Es mi deber atrapar a la híbrida. Sé que no le esperará un buen futuro, pero no puedo hacer nada contra eso: es mi trabajo, y ella no debió existir.
Para poder viajar a mi mundo y entregar el mensaje para que sea leído en una semana por la junta de arcángeles (en la que, probablemente, participa mi hermano como un espía), abro un portal con una de esas máquinas que los demonios están obligadas a encantar para que los ángeles vengadores podamos trasladarnos. Odio pasar por esos jodidos portales: por un momento parece como si la piel fuese arrancada del cuerpo y tienes esa sensación de estar cayendo al vacío, hasta que aterrizas del otro lado del portal.
El portal me deja en el final del bosque prohibido, justo donde comienza la Ciudad Dorada. Antes de que pueda dar un solo paso, dos Ángeles Vengadores me interceptan, volando por encima de mí. Probablemente se dieron cuenta del cambio de energía en la zona, y Theodel —el arcángel supremo— no deja que nada se escape, sobre todo en estos tiempos.
—Identifícate —ordena uno de los ángeles volando sobre mí, y yo alzo una de mis cejas ante su mandato.
"No puede estar hablando en serio", pienso para mí. Pero, al parecer, lo está: tiene una mirada muy severa, tanto que no puedo evitar largar una carcajada importuna. Que le den si se molesta. ¿Cómo me va a pedir una jodida identificación?
Él otro ángel parece palidecer a su lado cuando logra llegar unos segundos después, observándome con sus ojos bien abiertos y dirigiendo su mirada hacia el pequeño sobre que tengo en mis manos. Sé quién es ese, es uno de los espías de mi hermano. Debería aprender a actuar más si no quiere que reconozcan su traición a nuestra especie tan rápidamente.
—No creo que necesite una identificación. Ya sabes quién soy, todo el mundo conoce mi rostro o el de mi hermano, déjame hacer mi trabajo aquí y volver pronto a la misión.
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Ojos de cristal [LIBRO 3]
ParanormalTodo estaba tranquilo en la vida de Emma Cusnier. Ella pensaba que sus vacaciones familiares serían perfectas... hasta que conoció ese par de ojos de cristal, esa mirada azul junto al hoyuelo burlón. Se supone que las vacaciones deben ser para rela...