Parte 39: Corazón de beta cuerpo de...

68 9 0
                                    

Cordelia había insistido en acompañarme a las minas abandonadas en las montañas, algo le pasaba se veía algo dispersa después de la noticia que habíamos recibido sobre Ara, no dije nada usualmente me opondría a que ella lo hiciese, pero supongo que ambos lo necesitábamos, entre Madeleine que no me dirigía la palabra y ese estúpido beta que se había pegado más a Ara tenía que sacar tanto enojo reprimido.

-Iré a registrarte. Dijo sin más, realmente lucia apagada, y esa es una de las razones por la cual no quería que vengan ellos, solo basta con venir y arruinar todo.

-¿Metido otra vez en tus pensamientos Jasón? Dijo Cordelia muy pacientemente mientras vendaba mis manos, las minas abandonadas habían pasado a ser un centro de peleas clandestinas para los lobos, allí había dos tipos de peleas entre licanos en forma animal y Licanos con forma humana, antes de ir a la manada de Cordelia este era mi estilo de vida, con cada pelea ganaba lo suficiente para existir, fue allí en donde conocí a la pareja de Madeleine, el me vio luchar pero no fue sino hasta que me negué a perder una pelea en la que casi muero, el me ayudo me protegió de aquellos que querían cobrarme la afrenta el me recogió y me llevo a la manada.

-eh ... si, ¿Y tú pequeña?. No era el mejor ambiente para hablar, una pequeña habitación en donde los peleadores esperaban a ser llamados para la pelea, ya no recuerdo el número de veces que dormí aquí para no pasar frio afuera.

-Envidia que no me gusta tener....Dijo a regañadientes.

-¿Por lo de Ara?.

-No... como crees, ahora que se transformara será un alivio para ella y estará más protegida.

-¿Entonces qué es?.

-Es un secreto... al menos por el momento, solo digamos que abecés la soledad y otras cosas son más difíciles de sobrellevar en algunos momentos más que otros.

-Dímelo a mí ... un enemigo, cualquier cosa pero no la que fue mujer de mi camarada.

-Mi tío hubiese estado orgulloso de que fueses tú... de dejar el corazón de su esposa a tu cuidado.

-Aun cuando me des coraje pequeña, ella no lo olvida.

-Tu tampoco la dejas olvidar... no te digo que vayas corriendo y le robes un beso... imagino que sabes cómo conquistar a una mujer... tú tienes miedo de que te rechace de que se sienta incomoda a tu lado.

-¿Y tú?.

-... Digamos que soy el mal tercio de todo, si me doy a entender... no lo sé, solo quiero llegar a casa, descansar y que haya alguien que esté preocupado por mí no de la manera en la que hace un familiar.

-Habrá alguien... aunque primero me gustaría que pase por mi supervisión, no dejare que cualquiera te tenga.

-Ajshhh... como eres tonto.

-Jasón Corvinus... te ... le... le toca señor. Al ver en la planilla mi nombre aquel chico no ceso de temblar, supongo que los ecos de mi nombre aun rondan por este lugar, el hizo una reverencia.

-Voy a las gradas... sácalo todo.

No podía decirle más a Jasón, pero admito que estaba más que envidiosa por Ara, incluso por Jasón, todos tenían sus parejas y yo no, parecía tonto o vano más aun para un líder de manada, pero crecer de repente aguantar y aguantar, fingir una sonrisa, todo eso lo podía hacer perfectamente, pero necesitaba alguien que me abrasase y estuviese allí para mí que me haga parecer una simple persona al hacerme olvidar de todo lo pesado, a medida que avanzo entre gritos y aullidos, entre una marejada de hombres y mujeres desaforados gritando a las arenas de batalla por el que ellos creían que debía ganar, me sumergía en aquellos pensamientos... oscuros en donde no reconocía a los míos solo veía lo que ellos tenían y yo no.

Bloody MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora