—Él sabía a qué hora ibas a ser dada de alta, ¿verdad? —Pregunto Steve silenciosamente mientras ayudaba a Leah a empacar todas sus pertenecías y todas las cosas que le había dado el hospital. Las enfermeras le habían dicho que estaba pagando una comisión por todo de todas maneras, así que lo mejor sería llevárselo a casa. Leah había bromeado con su mamá, diciéndole que nunca se podría tener demasiadas mantas para bebés.
—Le dije tres veces —Leah suspiro, poniéndose sus sandalias y poniendo su cabello en un moño. Estaba lista para irse a casa. Estar encerraba en el hospital no era divertido. Añadiéndole el hecho de que no había visto mucho a su hijo o a su esposo en los últimos días. Ella estaba nostálgica. Aunque al menos ella tenía a Steve. Leah estaba comenzando a preguntarse si era el mejor amigo de Bucky o el de ella.
—Puedo llamarlo de nuevo —ofreció él, dándole un vistazo a la hija durmiente de Leah.
—Yo también puedo hacerlo —sacando su teléfono de su bolsillo trasero, intento llamar a Bucky pero la llamada fue directo al buzón de voz—. Su teléfono está apagado —ella estaba cerca de las lágrimas. Sabía las instrucciones: no tenía permitido salir del hospital sin probar al personal que tenía una silla para bebés. Y esa silla para bebés estaba en el auto de Bucky.
—No entres en pánico —Steve sonrió a medias, sobando suavemente el brazo de Leah—. Mira, hay una tienda justo calle abajo. Solo iré a comprar la silla para bebés rápidamente y entonces te llevare a casa.
—Son costosas —Leah alzo sus cejas y luego frunció su ceño.
—Quedarse en el hospital más tiempo es más costoso —él rio—. Estaré de vuelta antes de que lo sepas, ¿está bien?
—¿Estás seguro de esto? —Leah mordió su labio nerviosamente mientras esperaba a que él respondiera.
—Estoy seguro. Me haré cargo de ti —su tono era más serio de lo que lo había escuchado en un tiempo.
—Steve, no —le rogó, pero él ya había terminado la llamada. Todo lo que él estaba diciendo era correcto. Él no merecía ese trato que ella le estaba dando, no después de lo desinteresado que él había sido. No después de que él había estado para ella a través de todo. Y que había sido tan comprensivo y dulce...
Leah no estaba segura de a dónde acudir a por consuelo porque siempre había sido Steve, y ahora él era la razón por la cual necesitaba ese consuelo. Ella miro alrededor de la cocina un par de veces, debatiendo que hacer después. Y a pesar de lo que su cabeza le estaba diciendo: que lo dejara solo y que descubriera que hacer por sí misma, ella lo volvió a llamar.
El teléfono repico un par de veces antes de él responder. Sonaba irritado, algo que ella no estaba acostumbrada a escuchar por parte de él. Al menos, no estaba acostumbrada a que fuera dirigido hacia ella. —Estamos a punto de empezar.
—Lo sé, lo siento. Pero no puedo perderte, Steve —Leah paseó por la cocina con una uña entre sus dientes.
Steve suspiró, —¿Te das cuenta de que tienes que elegir? No es justo que me arrastres con una cadena. Bucky puede que sí, porque él es un asno, pero no a mí —Steve dejo salir una pequeña sonrisa triste.
Leah tomo un respiro profundo antes de hablar. —¿Y si dijera que te quiero a ti?
—Te preguntaría si estas segura porque una vez que me digas eso no puedes echarte para atrás. No habría más este tira y encoje entre Bucky y yo si me dijeras eso. Así que no lo hagas a menos de que estés segura de que es lo que quieres.
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Un amor de muerte natural |Bucky Barnes/Steve Rogers
FanficDespués de cinco años de matrimonio y dos hijos, Bucky y Leah han decidido que yo no pueden hacer que la relación funcione. Advertencias: ¡lenguaje!, divorcio, angustia, engaños. |Terminada y editada|