Te deseo lo mejor

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—Ella es hermosa —la voz de Leah tembló al sostener a su hija. Ella no había podido soltarla desde que había nacido hace algunas horas.

—Elle luce como tú —Bucky estaba parado junto a ella con su mano reconfortante sobre el hombro de Leah.

—Aunque tiene tus ojos —Leah acaricio la mejilla de su hija con su pulgar.

—Por ahora —él le dio una pequeña risita y poso un beso en la mejilla de Leah—. Necesito café —los ojos de Leah se movieron al reloj que colgaba sobre la puerta. El día había pasado rápidamente. Ya casi era la medianoche.

—No, bebé —Leah sacudió su cabeza. El sobrenombre cariñoso se sentía raro de decir. No lo había llamado así en un tiempo—. Es tarde. Deberías ir a casa y dormir.

—No puedo dejarte —dijo.

—Claro que puedes. Estaré bien. Solo ve a dormir un poco y entonces regresa en la mañana con Jack.

—Pero, ¿y si necesitas ayuda? —Él parecía nervioso, como si fuera la primera vez que la veía en una cama de hospital con un bebé en sus brazos.

—Hay muchas enfermeras para ayudarme si lo necesito. De verdad, Bucky... Yo también tratare de dormir un poco.

Él asintió dándose cuenta de que no podía pelear con ella al respecto. Él poso un pequeño beso en la frente de su hija y otro en la frente de Leah antes de dejar la habitación.

Un par de momentos después, mientras sostenía a su hija, Leah sintió sus ojos lentamente comenzando a cerrarse. Pero alguien entro a la habitación.

—¿En dónde está Bucky? —Pregunto Steve, mirando alrededor de la habitación.

—Le dije que se fuera a casa para que durmiera un poco —Leah le paso a Avery a Steve para que él pudiera posarla en la cuna de hospital—. Deberías hacer lo mismo.

—No —Steve sacudió su cabeza antes de sentarse en la silla del rincón—. Estaré bien. De cualquier manera no tengo nada que hacer —él le dio una pequeña sonrisa.

—¿Prefieres estar aquí conmigo que dormir? —Leah se rio, tratando de cambiar su posición en la cama para sentirse más cómoda.

Steve mantuvo sus ojos sobre Leah, listo para saltar si ella lo necesitaba. —Te escogería sobre el sueño cualquier día.

Leah lo miro mientras él se ponía cómodo en la silla antes de hablar. —Tú eres algo más, Steve. ¿Lo sabias?

—Eso creo. Lo has dicho un par de veces —Steve sonrió y tiro de la manta sobre él y cerro sus ojos.


—Para —un pequeño jadeo escapo de la boca de Leah mientras se sostenía del brazo de Bucky. Él casi se había terminado de desvestir. Él había llegado más lejos de lo que ella planeaba dejarle hacerlo.

—¿Qué? ¿Por qué? —Pregunto con sus labios pegados en la oreja de Leah.

—Porque... —Leah suspiro cuando él paso sus dedos por su clavícula.

—¿Por qué no deberíamos estar haciendo esto? —Él rio, besándola con suavidad.

—No —ella sacudió su cabeza—. Porque estamos en el medio del pasillo y Jack podría salir en cualquier momento. Sabes que él no duerme hasta tarde —ella quería demasiado a Bucky. Pero no parecía el momento correcto.

—Entonces movámonos a la habitación —sugirió él, encogiéndose de hombros y dándole otro beso. Parecía como una sugerencia responsable. Excepto que algo no parecía correcto acerca de moverse a la habitación. Él no había estado en esa habitación en meses. Alguien más lo había estado. Alguien más hacía un día. Ese alguien siendo Steve.

Un amor de muerte natural |Bucky Barnes/Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora