Karissa, aunque parezca ser la persona más normal, no lo es. Es parte de mundos fantásticos por una unión que causo su nacimiento, pero son peligrosos. Es una de las pocas personas con esta clase de accesibilidades, pero corren más peligro por las a...
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ACTO DOS ღ CAPÍTULO CUARENTA Y UNO
"OTRA NAVIDAD"
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Cornualles, Inglaterra
Karissa
—Cuando sepas algo mas avísame.
Asentí para luego abrazarla fuertemente. —Esta bien, Alice. Que tengan buena noche.
Ella me sonrió por ultima vez antes de desaparecer junto a su esposo Frank y su hijo único, Neville. Cuando los Longbottom desaparecieron cerré la puerta y me dirigí hacia la acogedora sala de mi hogar familiar.
Al entrar por las grandes puertas de madera mi familia estaba sentada estratégicamente en sillones mirando hacia la chimenea —ahí estaban Lily y James susurrándose entre si— y hablando, mientras que el sonido de las notas navideñas tocaban para nosotros en mi viejo tocadiscos.
En un sillón Rosa y Seth estaban junto a dos de sus hijas mayores, Elaine y Lydia, al lado suyo estaban Mark, Ginger y John, aunque el ultimo no dejaba en paz la casi vacía botella de Bourbon. En otro sillón estaba June, y en sus brazos estaba su nieta mas joven, Angelica, la mama de la pequeña, mi mejor amiga Abby, miraba con adoración al igual que su prometido, Adam la escena entre abuela y nieta.
Me fui a sentar al lado de ellos y de Regulus, quien me sonrió y siguió hablando con Verónica quien estaba junto a el, mientras que mi hija Galyna me abrazo. En otro sillón estaba Richard y los pequeños tres del matrimonio Light-Black, Louis, Ethan y Evangeline. Al lado de ellos estaban Amelia, Frederick y sus pequeños Grant y Annie.
—¿Cuánto falta? —pregunto James. Rodé los ojos pero reí de diversión por su insistencia.
—Querido, Charlus —le llame—. Esta es la cuadragésima vez que me preguntas en la noche, faltan cinco minutos.
El hizo un ligero puchero que causo la risa en algunos, Lily solo negó para luego abrazarlo. Era navidad, Arthur y Molly habían ido a Rumania para ver al segundo de sus hijos, Charlie, los Tonks se habían ido hace rato, mientras que en el comienzo del día, James y yo le hicimos una llamada a nuestro viejo amigo Remus.
De repente se escucharon los escandalosos saludos de los niños, nos habían hecho un mensaje Iris, los saludamos aunque en esos momentos se que cada uno de nosotros hubiéramos querido tenerlos junto a nosotros abrazados, que anhelar un abrazo de ellos ahora.
—¿Cómo se la pasan? —les pregunto June desde el sofá con la pequeña aun en brazos.