Karissa, aunque parezca ser la persona más normal, no lo es. Es parte de mundos fantásticos por una unión que causo su nacimiento, pero son peligrosos. Es una de las pocas personas con esta clase de accesibilidades, pero corren más peligro por las a...
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PARTE DOS ღ CAPÍTULO TREINTA
"LA PEQUEÑA GAL"
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Actualidad
Astoria, Queens
Karissa
Estaba sentada en una de las tantas sillas de el comedor. Mis brazos abrazaban mi abultado estómago mientras reía y escuchaba a mi familia hablar de cosas banales, como un intento de distracción hasta que la comida de esa noche fuera servida.
En medio de todo ese caos de diversión, me encontraba en mal estado, aunque no hice notar mi incomodidad. Después de un rato esperando que la comida llegara, sentí mis piernas humedas, un líquido se estaba esparciendo por ellas, y supe lo que significaba cuando me empece a sentir de peor forma.
Suspire y exhale tratando de tranquilizarme como en las dos anteriores ocasiones con mis embarazos.
Me levante con cuidado, llamando la atención de mi familia. Despues de enterarse de mi embarazo con todo lo que había ocurrido les fue inevitable no ser protectores, y a cada rastro posible de mis movimientos se alarmaban.
—¿Kassie? —Rosa se levanto y se acercó a mi preocupada—. ¿Quiéres cami...?
El silencio en sus palabras alarmaron a los demás, arrastraron sus sillas causando rechinidos al intentar pararse y querer saber que pasaba. En cambio, Rosa me agarro con delicadeza y empezó a encaminarme hacia las escaleras mientras llamaba a gritos a June y Margot.
Abby corrió hacia mi lado desocupado y también se dispuso a ayudarme, mientras que las dos mujeres que lideraban la familia se ubicaron atrás mía al igual que Mark, mientras que los demás —como Frederick, Amelia, Verónica y Richard— se habían quedado abajo mientras que Ginger se había encargado junto a John de la comida.
Al pisar el último de los escalones entramos a una de las habitaciones con el habitual color crema, al llegar a la cama me acosté con incomodidad y dolor.
Mark se puso de mi lado izquierdo con nerviosismo, eso causó una pequeña sonrisa en mi. Mi hermano mayor aunque ya haya tenido hijos, no lograba superar el miedo en esta parte. De mi lado derecho Abby se acomodo mientras tomaba mi mano. A excepción de mi hermano, ella se sentía segura, aunque no por eso no se preocupara.
—Faltan unos centímetros de la dilatación, Kass —me informó June, quien antes de hablar me había vuelto a acomodar una sabana que Margot me había colocado minutos atrás.
Asentí sin poder gesticular palabra alguna por el dolor. June apretó mi mano en señal de apoyo mientras que mi mano izquierda apretaba las sabanas con fuerza.