Karissa, aunque parezca ser la persona más normal, no lo es. Es parte de mundos fantásticos por una unión que causo su nacimiento, pero son peligrosos. Es una de las pocas personas con esta clase de accesibilidades, pero corren más peligro por las a...
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PARTE UNO ღ CAPÍTULOCATORCE
"LOS ENCUENTROS"
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4° Año
Diciembre de 1974
Bohemia,Long Island
Karissa-,
Ingresé la llave y abrí la puerta, antes de entrar mire de soslayo a Abby quien me dirigió una pequeña sonrisa antes de entrar junto a mi.
Todo era... bonito, hogareño.
Directamente en la entrada estaba la sala, los muebles eran de colores rojizos, el suelo era de color café y las paredes de un color blanco, al igual que todo alrededor.
Camine y agarre una sábana chica de color crema que estaba doblada en el sillón, me acerqué la sabana a la nariz y oli una fragancia que no llegaba a oler en varios años.
El recuerdo de mi padre vino a mi, la nostalgia era instalada en mi cada vez que recordaba los pocos recuerdos que pude formar con el.
Al volver a dejar la sabana en el lugar que estaba, respire unas cuantas veces, tratando de qur el llanto no se presentara y seguí caminado.
Logre observar todos los lugares, tocar las paredes, muebles y decoraciones, me senté en unos lugares dejando que mis ojos recorrerán cada extremo del lugar.
Desde que supe que vendría tuve una gran añoranza, conocer lo que alguna vez mi padre tuvo en su posesión, era algo misterioso y nervioso para mis pensamientos intranquilos.
Al llegar al cuarto de mi padre, sentí un leve cosquilleo en mi estómago y empecé a jugar con mis manos, finalmente me decidí a entrar, el cuarto era como los otros tres que anteriormente vi, pero en este, al lado de la cama se podía distinguir una cuna de color café con sábanas rosas.
Me senté en la cama y vi retratos de mi padre y yo, eso me saco una pequeña risa.
Años habían pasado y lo único que me quedaba de mi padre eran recuerdos y fotografías que mantenían su espíritu aún vivo.
En eso lloré, lo extrañaba tanto y si no fuera por mi, estaría vivo estos momentos.
-Kass -me llamo Abby-. Recuerda que tu no tienes la culpa, tu padre se sacrificó para que pudieras vivir.
Solloce, los recuerdos de ese dia surgieron de mis memorias, ese día era mi cumpleaños, estábamos caminando por el mismo parque al que íbamos cada fin de semana, pero ese día una mujer se nos acercó y no resultó ser lo que era.