𝘌𝘱𝘪𝘭𝘰𝘨𝘰

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Actualidad

Karissa

Solo quedaba yo de entre mis conocidos. Del expreso aun salían alumnos y todos los que me habían acompañado al andén se fueron dándome una última mirada de apoyo.

Una rubia niña vino a mi corriendo y me abrazo, yo reí para también abrazarla. Sentí otros brazos rodearme, haciendo que el abrazo creciera.

—Pasaron tantas cosas, mamá —hablo mi hija mayor, quien escondió su rostro por mi cuello.

La miré y le puse una mano en la mejilla cuando se separó para mirarme. —Al menos ya acabo esto, ahora vámonos, iremos en carro.

Ante mis palabras mis hijos se miraron extrañados.

—¿Tenemos un auto? —le pregunto Gavyn a Gwendolyn, mientras caminábamos para la salida de la estación.

—Si —le afirmo ella—. Pero no lo utilizamos mucho, mamá lo tenía guardado en el garaje.

—Debo entrar más a sitios de la casa —exclamo Gavyn, negando con la cabeza. Yo solo solté una pequeña risa.

Cuando llegamos al carro y guardamos las cosas, emprendí viaje hacia nuestra casa. Gwen miraba por la ventana del lado del copiloto, mientras que Gavyn y Gal hablaban de los lugares que desconocían de la casa para ir a "investigarlos". Eran muy ocurrentes.

—Entonces —dije, bajando el volumen a la música—. ¿Cómo estuvo el año en Hogwarts?

—Teniendo en cuanta los últimos dos —recordó mi hijo varón—, demasiado bien.

—Ya sabes del profesor Lupin y como el profesor Snape delato su condición —apunto Gal.

—Nos fue bien en los exámenes —hablo Gwen—. Excepto Gavyn, lo tuvimos que poner a estudiar y apenas paso en pociones e historia de la magia.

—Pero pase —dijo él.

—Tu padre y James hubieran dicho lo mismo —hable negando, recordando aquellas veces cuando estábamos en nuestros años de estudio.

—Hablando de papá —comenzó Gavyn. Gwen se removió en su asiento y Gal no dijo nada—. Me encontré con él.

Yo solo asentí apretando un poco mis labios, Sirius me había dicho lo que había estado haciendo en Hogwarts, así que no me sorprendía tanto que el quinteto de oro hiciera algo por el estilo. Pero no dejaba de lado la preocupación que me causaban las aventuras que tuvieron ese curso.

—Pensé que sus aventuras se calmarían este año —le dije.

—Lo siento, mamá —se me acerco por atrás del asiento y me abrazo—. Pero sabes que los problemas están más en nuestra vida diaria que nada.

—Lo sé, pero aun así no calma completamente mis nervios.

Seguimos nuestro viaje en medio de pláticas sobre nuestra familia, chismes o noticias de ambos mundos. Sonreí mirando pausadamente a mis hijos, amaba los momentos en donde se iban nuestras preocupaciones y podías aparentar ser personas normales sin preocupaciones.

Hubo un momento en donde mi sonrisa flageo al ser más consiente de algo, saliendo así de la burbuja feliz que había creado en ese momento. Sirius no había compartido la mayoría de los momentos que se pasaban junto a un hijo, eso causo dentro de mi tristeza.

Era algo que casi siempre pensaba al irme a dormir, y sin duda ningún padre que verdaderamente amara a sus hijos debería de merecer esa situación.

𝓛𝓮𝓳𝓪𝓷𝓸𝓼 𝓡𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼 | 𝘴. 𝘣.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora