Capítulo 11

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—Bonita fiesta—me quedé paralizado al ver a Amelia ante mí, se agachó para sonreirle a Mía—. Felicidades, pequeña.

Mía hizo un puchero y comenzó a llorar sin consuelo. Antoine la puso detrás de él.

—No recuerdo haberte invitado—Antoine la miró desafiante

—Oh, no me invitaste. Pero sabía que se celebraría aquí y quería pasar a felicitar a la niña, pero se ve que sigo sin caerle bien. Nunca me gustaron los críos.

Hago una mueca.

—Amelia, creo que sobras aquí—murmuro

—Oh, ya me he enterado de lo de tu nueva noviecita. Ninguna será como yo, Lucas—me sonrió—. Y menos esa furcia.

Cerré los puños.

—Amelia...

—¿Vas a pegarme? ¿Vas a dejar que vea tu faceta de maltratador?

—Cállate—pido entre dientes

—¿No lo sabe? Oh, seguro que sí, nuestro juicio salió en todos lados.

Estaba tratando de sacarme de quicio. La solución rápida era irme, aunque Cris pensara que la había dejado tirada. O eso o acabar en la cárcel.

—Amelia, fuera de mi casa—Antoine lo pidió con voz calmada, pero estaba empezando a Cansarse

Mía no dejaba de llorar. Noa se acercó.

—Amelia—esbozó una sonrisa falsa mientras cogía a Mía del suelo—, no recuerdo haberte invitado.

—He venido de sorpresa.

—Y como no recuerdo haberte invitado, he de pedirte que te vayas. No eres bien recibida aquí.

Mía se calmó cuando Anto le puso el chupete y la cogió en brazos, mientras que mi amiga y mi ex se miraban desafiantes.

—Y si no me voy, ¿qué?—se miró las uñas

—Estás en una propiedad privada. Puedo denunciarte.

Amelia suspiró.

—Volveremos a vernos, Lucas Hernández.

Me lanzó un beso y se fue meneando las caderas.

—No entiendo cómo pudiste salir con ella—Noa rodó los ojos

—Ni yo—Anto suspiró acariciando la espalda de su hija, la cual seguía respirando muy agitadamente y no daba terminado de calmarse

—Lo siento, chicos. Ya os he arruinado bastante la fiesta. Mejor me voy—bajé la cabeza

—Lucas, no has arruinado nada—murmuró Noa

—Es mejor que me vaya. Disfrutad del resto del día.

Caminé hacia la puerta principal y salí. Amelia estaba fuera.

—¿Qué haces todavía aquí?

—He venido a recuperarte. Estoy segura de que esa... Furcia, no te satisface en la cama como yo.

—Tú no tienes ni idea de cómo es ella.

—Sólo te quiere por el dinero, Lucas. Como todas.

—Eres tú la que sólo me quiere por el dinero—se acerca y yo retrocedo—. Sal de mi vida, Amelia. No quiero saber nada de ti.

—Cuando ella te deje y me vengas llorando te diré lo mismo.

—Nunca volveré contigo. Asúmelo.

Fix me {Lucas Hernández}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora