Capítulo 18

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—¡Antoine, relájate!—Cris reía a carcajadas mientras Anto, nervioso, recorría el salón

—No puedo. Esta noche os vais con Noa de despedida de soltera, ¿crees que puedo estar tranquilo?

Rodé los ojos.

—Venga, Griezmann, es tu chica, no te va a engañar.

—Si eso ya lo sé, no va a engañar al hombre más guapo del mundo.

—Bendita humildad que tienes—Cris seguía riendo

—¿Entonces?

—Son seis chicas solas en algún lugar del mundo. ¿Y si las drogan? ¿Y si las violan? ¿Y si...?

—Guau, la positividad también reside en ti.

—Vamos a ver, Griezmann. Hay una posibilidad entre cientos de que les pase algo de eso.

—No me quedo tranquilo.

Chasqueé la lengua. Cris seguía riendo mientras Antoine seguía recorriendo el salón.

—Ya está limpita...—Noa entró en el salón dejando a Mía en el suelo, la cual corrió hacia su padre

—Princesita...

Noa se sentó junto a mi novia.

—¿Ya has preparado las maletas?

—Lucas me ha echado una mano y he acabado pronto.

Relativamente era cierta la primera parte. A mitad de proceso me había calentado y lo habíamos hecho sobre la ropa sin guardar, pero no eran necesarios los detalles.

—Sigo diciendo que no me gusta que os vayáis—repitió Antoine

—Qué pesado eres—Noa rodó los ojos—. Vamos a un hotel, pesado.

—Sigue sin convencerme.

—Anda tío, que nosotros también vamos a divertirnos—golpeé su culo

—Ese culo es sólo mío, Hernández—Noa me miró entre mal y divertida y ambos soltamos una carcajada

—Dejad mi pobre culo en paz—Antoine se dejó caer en el sofá y Mía protestó con un balbuceo

                               (...)

—Disfruta mucho, mi vida—besé a Cris dulcemente

—Lo mismo digo—me guiñó el ojo y nos dimos un cálido abrazo

Todo estaba a punto de cambiar.

                               (...)

—¡Bebe, bebe, bebe, bebe!—las voces resonaban en mi cabeza, no sabía cuántas copas llevaba ni dónde estaba, pero yo seguía bebiendo

—Lucas, ya basta—Antoine me sacó de allí

—No seas... Aguafiestas... Grisiman

Antoine gruñó.

—Vámonos

—Un rato más...

—Lucas, vas a hacer alguna locura...

—No. Lo prometo.

                               (...)

Abrí los ojos con lentitud. Me dolía mucho la cabeza. Mi brazo reposaba sobre la cintura de una chica.

—Buenos días, Lucas...

Amelia.

—Tienes que irte—me levanté rápidamente

—Pero si ayer no querías que me fuese...—se acercó a mí tentativamente

Fix me {Lucas Hernández}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora