Capítulo 22: Una noche en el infierno

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De a poco fui despertando y me di cuenta de que me encontraba sobre una litera, encadenada con grilletes y cadenas de kaerozeki a una enorme cama en una espaciosa habitación.

-Vaya, por fin despiertas- Dijo a mi lado una voz masculina, era Doflamingo quien se encontraba sentado en una silla bebiendo de una copa de cristal.

En cuanto terminó de beber se levantó y dejó la copa sobre el sillón en el que estaba sentado para dirigirse hacia mí sonriendo de manera altanera, yo comencé a forcejear las cadenas muy asustada pues ya intuía lo que me iba a pasar pero el rubio procedió a quitarse el abrigo y la camisa para sentarse a horcajadas sobre mis piernas.

-Tranquila preciosa, nos vamos a divertir mucho

-¡No! ¡Choto mate! ¡Tú dijiste que querías hacer las cosas del modo más correcto!

-¡Pues esto es correcto para mí!- Dijo tomándome por el cuello- Y más te vale cooperar porque si te niegas o intentas uno de tus típicos truquitos...- Sacó un den den moshi del bolcillo de sus pantalones- Voy a llamar a los guardias que están cuidando a tu hermanito y les voy a dar la orden para que acaben con su vida de la manera más horrible, lenta y despiadada que se me ocurra ¿Quieres que haga eso?

-¡No! ¡No, por favor, mi onii-chan no!

-Entonces flojita y cooperando ¿Entiendes?

-...Si

El rubio tomó mi blusa y la rompió de un solo golpe dejando al descubierto mi abdomen y mis pechos los cuales inmediatamente se encargó de desnudar arrancando mi sostén para comenzar a besar desde mi cuello hasta mis senos con un cuidado totalmente nulo pues parecía un animal carroñero devorando un cadáver que ha sido abandonado por un depredador, sus dientes y uñas me lastimaban demasiado y me hacían soltar gemidos de queja y dolor pero a él eso no le importaba, solo quería satisfacer sus bajos deseos conmigo.

En dado momento, al muy idiota se le ocurrió morder uno de mis pechos, abriéndome una pequeña llaga al costado de mi pezón derecho, apreté con fuerza los dientes ante la agonía pero aun así un gemido de dolor muy fuerte se me escapó de los labios y el Shichibukai comenzó a reír ante mi reacción

Doflamingo se me quitó de encima y se puso de pie al lado de la cama para quitarse el cinturón y dejarlo caer al piso

-Acércate- Dijo mientras se bajaba la bragueta

Mis cadenas eran lo suficientemente largas como para permitirme el moverme gateando hasta él, una vez frente al rubio este sacó su erección de entre su ropa y me obligó a tragarla para meterla y sacarla una y otra vez, fue tan humillante que en verdad quería arrancársela de una mordida pero no podía hacerlo, la vida de mi onii-chan depende de mí

-Oh sí....mmmng –Comenzó a decir el Shichibukai- Así mi pequeña ramera.... Aah que rico, no te detengas, pequeña

¨Miserable estúpido.... No puedo creer que estoy haciendo esto pero no tengo opción... amo a mi Zoro, mi querido hermanito siempre me ha protegido y no lo puedo abandonar... no importa si es a costa de mi honor pero debo proteger a mi onii-chan¨

Al poco rato el esperma del rubio se corrió en mi boca haciéndome sentir un inmenso asco y unas ganas infinitas de vomitar todo pero el muy maldito me cubrió la boca y me miró sonriendo para después decir.

-Trágatelo... trágatelo todo- Me mostró una vez más el den den moshi- Si no lo haces tu hermanito la pagará

No tuve otra opción y tuve que dejar que aquel asqueroso, espeso y salado líquido se deslizara por mi garganta, Doflamingo rio victorioso para después empujarme hacia atrás y me tomó por ambas piernas para separarlas bruscamente.

La hermana menor de Zoro. (Sanji Y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora