- 10,000 dólares a la una.
- 10,000 dólares a las dos.
- ¡Vendido por 10,000 dólares!Ya se había subastado uno de los último cuadros de la noche. Basura, basura y más basura. Una subasta demaciado mala para mi gusto. Amo el arte, y reconozco una buena obra cuando la veo. Y esta noche, simplemente no he tenido suerte.
Me levanté de mi asiento disponiéndome a dejar el lugar. Sin embargo, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Mi mandíbula se tensó y volví a sentarme. Mi mirada se clavó en la pintura que estaba por subastarse. Me quedé helado. La vista era aterradora, pero a la vez cautivadora.
- ¡20,000 dólares! -dije casi gritando. Fue un impulso.
Mi mundo de detuvo unos segundos.
- ¡Vendida por 20,000 dólares!
Hice mi pago rápidamente y caminé con pasos largos a la parte trasera del escenario. Mi pintura había sido envuelta cuidadosamente. Una sensación bastante incómoda recorría mi cuerpo y abrumaba mi mente.
Alguien puso su mano en mi hombro causando que diera un pequeño brinco.
- Suerte chico.
Yo solo decidí asentir a ese hombre alto y canoso. Pero creo que se percato de lo confundido que me encontraba. Aún así decidió ignorarlo, y simplemente se alejó caminando. Tomé el cuadro rápidamente y me fui.
Todo el camino a casa fue bastante incómodo. Sentía como si no fuera solo en el auto. Como si algo fuera en el asiento trasero. Una parte de mí quería mirar por el retrovisor y comprobar si había alguien atrás. Pero otra parte, me decía que solo eran miedos estúpidos, probablemente debidos al extremo cansancio que sentía.
Me estacioné en el garaje y rápidamente baje del auto. Corrí a abrir la puerta y subí a mi habitación prácticamente brincando. Me acosté e inmediatamente me quedé dormido.
A la mañana siguiente desperté de golpe. Mi respiración era agitada, y solo iba empeorando con el paso de los segundos. Al cabo de unos minutos, decidí bajar a la cocina por un vaso con agua. Conforme bajaba las escaleras la temperatura descendía. Mi mirada se posó en el comedor. Ahí estaba el cuadro. Aún envuelto. No recordaba haberlo bajado del auto anoche. Me acerqué y quité la envoltura de la pintura lentamente.
Dejé escapar un pequeño grito. No había observado el cuadro a detalle. Era una mujer. Hermosa ciertamente. Ojos completamente blancos, sin pupilas ni color. Pareciera que está gritando. Sus manos estaban alrededor de su cuello. Como si se estuviera ahogando... o intentara ahorcarse. Llevaba un vestido azul cielo bastante largo. Y su piel, extremadamente pálida. Dios mío ¿cómo pude haber comprado esto?
Me dirigí a la pequeña galería que tenía en mi sótano. Caminé a través de un largo corredor. A los lados de este, se podían apreciar todos los cuadros que componían mi colección. Coloqué cuidadosamente la pintura al final del pasillo, en el último lugar que tenía disponible. Un pequeño suspiro salió de mis labios. No estaba seguro de que fuera de alivio.
~●~
Pasaron ya varios días. El ambiente se volvió extremadamente pesado. Usualmente visitaba mi galería diario. Esa última semana, no pude bajar. Sentía que estaba exagerando. Por la noche escuchaba cosas caerse y moverse en el sótano. Inclusive pequeños pasos y chillidos en los pasillo. No he podido dormir bien.
Siempre que intento descansar tengo pesadillas, y siempre son sobre la maldita mujer del cuadro. Debía deshacerme de él, o bueno eso es lo que quería. Pero simplemente no lo hacía. Sí, ya lo sé, soy un completo imbécil y masoquista.Una noche decidí quedarme hasta tarde en la oficina. Evitar regresar a casa temprano. Aunque la idea de volver tarde a casa y encontrarme cara a cara con lo que provocaba los alborotos nocturnos no me gustaba del todo. Me preparé un taza de café y comencé a beberlo lentamente. Una idea vino a mi mente. Había olvidado por completo que tenía cámaras en la galería y parte de mi casa. Por seguridad principalmente. Corrí a mi escritorio y abrí el programa que tenía para ver todo lo que las cámaras grababan, y comencé a revisar los vídeos.
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Terror Psicológico 2
HorrorTus pesadillas están a punto de hacerse realidad. Sigue leyendo, y no dormirás.