Ballet

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Los reportes en todos los noticieros son sobre un asesino que ha escapado del hospital donde había sido internado. Si se lo que estarán pensando loco y asesino. Bah. Ridículo. Tome el control remoto y apague la televisión. Últimamente habían desaparecido varias bailarinas de ballet. Todas el día de su presentación. ¿Debería estar preocupada? Si se lo que te preguntas. Si si soy bailarina. Desde que tengo memoria. Me encanta. Pero íntimamente me hace sentir bastante extraño.

Unos pasos detrás mío interrumpen mis pensamientos. Es mi madre, me dice que ya es hora de ir al auditorio para nuestro ensayo previo al estreno. Un ballet hermoso. Un clásico. El Lago de los Cisnes. Yo por supuesto tengo el papel estelar. Pero sigo insistiendo, siento algo extraño. Como una alarma.

Tomo mi maleta la cual estaba en una esquina de la sala, cerca de la puerta. Tomo un gran respiro y sigo a mi madre al coche. El camino fue eterno. Mi madre solamente repitiendo que debía hacerlo perfecto. Que debía ser mejor que las demás. Y gracias a eso recuerdo porque no tengo amigas. Ella siempre me presiona mucho, al grado que ha llegado a lastimar mi capacidad de hacer amigos. Pero eso es otra historia.

Cuando llegamos bajo rápidamente del auto. Ni siquiera despidiéndome. Corro por los pasillos del auditorio en busca de una entrada al escenario. Repentinamente la figura de un hombre bastante parecido a mi profesor se encara conmigo. No era mi profesor. Me tomó por los hombros y acercó su rostro a mi oído para susurrar algo.

-Nos vemos después preciosa.

Y se alejó lentamente. Eso definitivamente debería asustarme. Pero no tengo tiempo de pensar en miedos. Ya voy tarde. Sigo corriendo por unos cinco minutos. Cuando por fin encontré la gran puerta de madera la abrí lentamente tratando de no hacer mucho ruido. Pero ciertamente a la puerta le faltaba aceite, ya que produjo un gran chirrido que hizo que todos voltearan a verme.

- Tarde otra vez

- Disculpe profesor no vuelve a pasar.

Haciendo una mueca de enojo me indico que tomará mi lugar. Comenzamos a practicar las rutinas una y otra vez. Sin parar. Pero en mi mente rondaba las palabras de ese misterioso hombre.

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Después de varias horas de ensayo y media de maquillaje y vestuario todos estábamos preparadas para el recital. Yo estaba bastante nerviosa. Nos colocamos en nuestros lugares y la música comenzó a sonar. Salimos elegantemente al escenario y comenzamos a bailar. Los pasos llenos de gracia. Cada rutina llena de pasión.

El recital había salido espectacular. Al final de la función el público estaba de pie. Algunos aplaudiendo, otros lanzando flores al escenario. Y ahí estaba. Ese señor raro. Traía una rosa roja en la mano la cual lanzó en dirección a mi. La tome y el sonrió. Tenía un pequeño papel amarrado al tallo. Baje del escenario y me cambié, no prestando atención al hecho de que había algo aparentemente importante en el papel de la rosa.

Mamá se había tenido que ir inmediatamente después de la función, así que caminaré a casa. Una vez que salí del auditorio algo me decía que me debía de apurar. Pero mis piernas continuaron con su paso lento. De pronto sentí un piquete bastante doloroso en el brazo. Era ese extraño, y me había inyectado algo. De pronto caí al suelo. Podía ver lo que sucedía. Podía oírlo todo, pero no podía moverme.

Este hombre me subió a su automóvil y manejo por unos 15 minutos. Llegamos a una casa bastante abandonada. Me cargó. Cuando entramos a la casa sentí un olor a sangre, pero como sangre oxidada. Sangre vieja. Me llevó a un cuarto y comenzó a cambiar mi atuendo. Nuevamente estaba vestida como una bailarina.

- Prepárate para el segundo acto preciosa.

Después de decir esto salió de la habitación. Dejándome ahí. Sola.

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Después de una hora pude comenzar a moverme. Primero los dedos de manos y pies. Luego los tobillos y las muñecas y así sucesivamente hasta haber recuperado porque completo mi movilidad. Me levanté de la cama y comencé a caminar. Dando vueltas al cuarto. Pensando como escapar. La puerta estaba abriéndose. Estaba asustada. Llego él. Me tomó por los brazos y con toda su fuerza me jaló y me llevó a lo que parecía un salón de danza. Me dijo que me colocará en el centro. Cosa que me vi obligada a hacer.

- Baila preciosa.

Estaba paralizada por el miedo. Él se paró violentamente y me dio una cachetada.

-¡TE DIJE QUE BAILARAS!

Comencé a bailar mi rutina del Lago de los Cisnes. El miedo hacia que me equivocase mucho. Con cada error había un golpe.

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He estado siendo abusada por este hombre por un año. Ya no puedo más. Tengo un par de las inyecciones que me puso el día que me raptó. Se que esta dosis es letal.

"Es hora del último acto" pensé. Encajé la aguja e inyecté rápidamente para que no me hiciera efecto antes de inyectar la otra. Encajé la segunda jeringa e inyecté rápidamente. Mis ojos comenzaron a cerrarse, y caí el suelo....

Terror Psicológico 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora