➳ El traslado.

1.8K 110 20
                                    

Madeline

¡LOS NERVIOS ME CARCOMEN! ¡Estoy camino al instituto yendo a paso rápido para poder saber al fin quién se irá de intercambio!

Sí, estaba incluida. Había pasado por algunas pruebas y anhelaba viajar a Estados Unidos, precisamente a California - San Diego,  para conocer algo diferente a lo que veo todos los días en Adelaida.

Llego enseguida a la puerta principal y sin dudarlo cruzo todos los pasillos que aún no están poblados. Observo unas cuantas hojas pegadas en la gran pizarra de anuncios y busco la lista de mi curso rápidamente.

Bell

Devin

Janson

Miller

Stevens

¡ESPEREN! ¡YO SOY STEVENS! 

Pego un grito de emoción que hace que todos me regresen a ver. Aclaro mi garganta antes de mirar a todos lados y sonreír enormemente.

¡DEFINITIVAMENTE ERA UNO DE LOS MEJORES DÍAS DE MI VIDA!

En casa...

— ¡MADELINE!— grita mi mamá apenas me ve cruzar el umbral de la cocina. Doy pequeños brincos mientras aplaudo.

— ¡LO LOGRÉ MAMÁ!— anuncio con mucha felicidad. Ella deja de lado las verduras que cortaba para mirarme a los ojos mientras limpia sus manos.

Me abraza suavemente y correspondo.

— ¿Estás completamente segura de que quieres irte allá todos esos meses?— pregunta insegura, alejándose un poco.

— Ay mamá, recuerda que Kenya está aquí y ya eres abuela, así que ellas te harán compañía— respondo. Ella no duda en negar con la cabeza y poner una sonrisa triste.

— Mamá, no me voy a quedar en California toda la vida, sabes que es la oportunidad que he estado esperando tanto tiempo, y cuando yo regrese te mostraré el gran certificado — digo antes de sobarle los hombros y depositar un beso en su mejilla.

— Claro que lo lograrás, pero no dejo de pensar en qué momento creciste tanto— murmura con lagrimillas acumuladas en sus ojos.

— Ya verás que estaré aquí en un abrir y cerrar de ojos— comento finalmente antes de retirarme con mi maleta hacia mi habitación.

Dejo mis cosas en algún lado y enseguida me miro al espejo. Llevo mis manos a mi boca para ahogar los gritos de emoción, antes de caer en cuenta que tengo mucho por empacar.

Abro cada cajón sacando unas piezas de ropa cuando me detengo abruptamente.

¡PERO QUÉ LOCA ESTOY! ¡Primero tenía que saber qué clima predominaba en la ciudad!

Enseguida indagué por internet, dando por concluido que debía llevar ropa fresca y unas cuantas abrigadas para cuando lloviera o cualquier ocasión imprevista.

Nuevamente revolví los cajones de ropa, llevando la que creía pertinente hacia mi cama. Una montonera de prendas alerta a mi hermana cuando ingresa. 

➳Tell me. |Why Don't We|.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora