➳ Lágrimas y promesas.

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Madeline

El día había llegado. Mi cara se asemejaba a la de un pez globo. Estaba toda hinchada de tanto llorar.

El comité de bienvenida también era el de despedida. Gabe, Jenn y Daniel no podían ocultar su tristeza. 

Faltaba media hora y lo que me partía el corazón era no ver al resto de chicos aquí.

Un momento... ¡SI ESTABAN AQUÍ!

— Pe-pero, us-te-des — tartamudeo cuando veo que los cuatro chicos se aproximan. Froto mis ojos para verificar si no estaba soñando o teniendo alucinaciones.

—Nos importa un comino las clases, tú eres nuestra prioridad— afirma Jack, mandando al carajo absolutamente todo.

Creo que nunca había brindado una sonrisa tan amplia y alegre. Aún entre lágrimas, abrazo a cada chico con mucha fuerza. Ellos responden con un beso en la frente, en la mejilla o en la punta de mi nariz.

Al final, el vuelo se anuncia. ¿Qué podía hacer? Nada. Realmente tenía que irme. Mi cerebro ordenaba a mis piernas que caminasen, pero mi corazón no opinaba lo mismo.

Cerré los ojos y dejé de luchar por ese instante. Las lágrimas me traicionaban y con mucha fuerza, logré ingresar al avión y sentarme en ese asiento. 

Pensé en mi familia, así ya no me puse tan triste, pero aún sentía que faltaba algo dentro de mi.

Hey chicos, regresaré.

Jenn

Y se había ido. Todo el camino de regreso fue tan incómodo e incluso el mal tiempo estaba colaborando con nuestra tristeza.

Mi mente hizo un 'clic' cuando recordé una de las tantas promesas que le había hecho a Maddie: entregar cartas.

Sabía que las había estado escribiendo a lo largo de su estadía. El trato era entregarlas cuando ella se fuera. Eran 7 y yo no había abierto la mía ni por curiosidad. Tenía miedo que lo que fuera que estuviera escrito ahí me hiciera pensar que Madeline ya no volvería a nuestras vidas, ni siquiera para verla un rato más.

Estaba ahora en lo que se supone "mi departamento". El patito de peluche que ella había traído todavía estaba en su cama. No sabía si lo había dejado a propósito ahí, para que me acuerde de que ella estaba, de alguna manera, aquí.

Saco con cuidado de una maleta que tenía refundida las cartas. La mía la aparté, dejándola en el escritorio. Era íntima, como todo entre amigas.

Me dispongo a subir en el asesor para ir al departamento de ellos. Todos los chicos estaban ahí, incluido Gabe. Sonrío ladinamente, observando cada expresión.

—Chicos— todos me regresan a ver — Maddie... me pidió que les entregara esto cuando ella se marchara — dudé un poco. 

Ellos se abalanzaron cuando vieron que saqué las cartas.

— A ver, orden — digo en un tono alto, algo molesta — Toma Daniel — estiré el primer sobre con el nombre del chico.— Aquí la tuya, Jack— menciono y él la toma, pero no la abre — Sigue Zach— prácticamente me la arranchó. No me había fijado que su nariz estaba roja.— Gabe — nombro a mi novio, quien mira algo extrañado. — Corbyn — estiro nuevamente mi brazo. Corbyn se mantiene en silencio después de guardarla — Y Jonah — entrego el último sobre. 

Todos se miran entre sí. Parece que conversaban con las miradas. 

— Yo les recomiendo que lo lean solos, ya saben, es algo personal — digo antes de encoger mis hombros y empiece a despedirme de cada uno.— Me retiro, no se olviden de los exámenes — menciono antes de girar el pomo de la puerta. Ya era pasado de la media noche y teníamos que descansar.

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