➳ Un cumpleaños no tan sorpresa.

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Jack

¡Maldita sea!

Era lo que decía cada que me daba cuenta de que el día había terminado. No sé en qué momento sucedió, pero comenzaba a sentirme mal. Madeline se iba a ir en dos semanas. ¡EN DOS JODIDAS SEMANAS!

El tiempo se escapaba como arena entre nuestros dedos. Ya no habrían los miércoles de jugar a manitas calientes camino a la cafetería, ni mucho menos los viernes de lecciones de guitarra, donde era tan emocionante ver el progreso de ella.

¿Qué hago? ¿Qué se supone que tengo que hacer?

El boleto ya estaba comprado y sus papeles estaban en perfecto orden. La última semana no contaría, por lo que ella no tendría más líos a la hora de partir... al regresar a su natal Australia.

La desesperación se apoderaba de mi ser... y encima mañana era mi cumpleaños.

Dejo de lado el lápiz junto al cuaderno de Matemática. Ya le copiaría el resto del deber a Jonah mañana.

Eran las once y media de la noche. Estaba agotado y para el colmo, mañana era lunes. ¡LUNES! ¡Y ERA MI CUMPLEAÑOS! ¡¿POR QUÉ?!

En medio de mi drama, escucho mi celular sonar. Jonah, enojado, dice que conteste y que deje dormir.

Camino rápidamente hacia el baño. Bostezo antes de ver la pantalla, para fijarme quién llama a estas horas. 

Era Maddie. Me apresuré a contestar, pero fallé y el celular cayó al piso. Me alarmé demasiado y enseguida lo recogí, rogando al cielo que no se haya trizado la pantalla. Ya no se veía la llamada. 

Genial, la había perdido. El teléfono estaba bien, pero yo no. Me estaban saliendo mal todas las cosas. Me daba ganas de armar una rabieta contra el universo por conspirador, pero dejé ese pensamiento de lado cuando volvió a aparecer una foto mía con Maddie.

—Hola Maddie— contesté para luego soltar un suspiro. Se escuchaba una risa de fondo y estaba seguro que era Jenn. 

— Hola Jack bebé, lo siento si te levanté murmura. 

— No, para nada, ¿qué necesitas?— pregunto velozmente. 

— Quería saber si puedes venir un momento acá, es de urgencia — comenta nerviosa. Me alarmo y salgo del baño con el teléfono pegado en la oreja.

— Estoy ahí en cinco minutos— es lo que digo. Me calzo los zapatos y tomo el abrigo que estaba en una silla. Creo que es de Daniel.

— Gracias— fue lo último que dijo antes de cerrar.

Miro el reloj: faltaban quince minutos para la medianoche. Bajo por las escaleras, no había tiempo para ir por el asensor.

Con el corazón en la boca, toco la puerta un poco fuerte.

  — ¿Cuál es la emergencia?— pregunto alterado, con los ojos abiertos de par en par. La puerta se abre completamente, dejándome ver a Maddie con las manos en la espalda. 

Su rostro estaba serio. No veía a Jenn por ningún lado. Camino, cerrando la puerta detrás de mi. Maddie no aparta la mirada de mi rostro y yo imito su acción. Estaba confuso, pero aún así avanzo hasta quedar completamente frente a ella.

La luz se apaga de imprevisto. 

— ¿Maddie?— es lo que alcanzo a pronunciar cuando siento sus brazos enrollarse alrededor de mi cuello. Gira alrededor y cubre mis ojos con sus manos.

➳Tell me. |Why Don't We|.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora