15° capítulo "Sesión"

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- ¿Cómo fue tu primer día de clases? - Preguntó mostrando interés.

Había escuchado esa pregunta, fácilmente unas 11 veces; mi madre, mi padre, mis abuelos, tíos, primos, vecinos, absolutamente todos la hicieron. Todos se llevaban la misma respuesta.

- Bien - Respondí. - Ha sido un poco agotador tener que retomar todo de nuevo. - Agregué. - Pero trato de prestar atención para que se me haga más fácil. -Mentí.

- ¿Te has sentido cómoda? - Preguntó nuevamente.

Sabía exactamente que debía seguir ocultando algunos detalles, para poder continuar con mi plan de volver a la normalidad, y de ésta manera, poder dejar de tomar mis antidepresivos.

- Al principio notaba sus miradas fijas en mi, y los escuchaba murmurar... - Le conté, evitando partes. - Pero pude ignorarlos con facilidad, entiendo que es común que suceda esto.

- Es un gran avance Clara. - Dijo el psicólogo.

Nuestras sesiones no eran demasiado largas.

- ¿Algo más que quieras agregar? - Interrogó anotando algunas palabras en un cuadernillo que llevaba mi historial.

Siempre quise saber que decía en aquel cuadernillo que contenía mi información, pero siempre que le pedía para leerlo, me respondía con un "No puedes leerlo". Tal vez decía que era una malcriada arrogante. Nunca me iba a enterar de aquello.

- No, nada más - Agregué sin interés. En estos momentos mi mente estaba en cualquier parte, menos en el consultorio donde me encontraba.

- Bueno Clara, hemos terminado por hoy - Dijo. - ¿El miércoles de la semana que viene puedes venir? - Preguntó.

- Estoy segura que si. Cualquier cosa, mi madre llama y avisa. - Respondí mientras me levantaba del sofá.

- Hasta la próxima semana. - Se despidió.

- Adiós.

Salí hacia la calle donde me esperaba dentro del auto, mi madre, acompañada por Liza.

Subí del lado del acompañante de conductor.

En el camino hacia casa no hubo mucha charla, más que palabras insignificantes. Mi madre tuvo que pasar por la tintorería a buscar una prenda que había dejado por la mañana, para que la laven.

Cuando llegamos a la casa, fui directo a mi habitación, utilice como excusa un perfecto "Estoy cansada", para que nadie me moleste mientras leía.

Sálvame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora