Capitulo 1.

169 5 0
                                    

Despierto pero no abro los ojos. El despertador no ha sonado. Que raro. Quizá se haya quedado sin pilas. Abro los ojos lentamente para que la luz no dañe mis ojo claros. Me estiro y mis huesos crujen. Me levanto de la cama y recorro mi pequeño apartamento arrastrando los pies descalzos, vistiendo aún mi camiseta de pijama. Midnight maulla reclamando su comida. Voy al estante y saco su comida. Se la sirvo y come alegremente. Miro el reloj de la cocina. ¡MIERDA! Llego tarde. Corro al cuarto y me visto rapidamente. Voy al baño y recojo mi melena pelirroja en una coleta. Algunos pelos rebeldes se escapan pero no me importa, no voy de fiesta. Cojo mi bolso, meto el portatil en el y corro fuera de casa.

Corro hasta las vias del tren y cuando llego, está a punto de partir. Acelero mi carrera. Comienza a ponerse en marcha. Corro detrás de él y consigo aferrarme al pasador de un salto. Whoa, es lo más emocionante que he hecho ultimamente. Tengo el corazón acelerado y la adrenalina corriendo por mis venas. Respiro hondo para tranquilizarme. Me siento en un asiento. El vagón esta practicamente vacio a excepción de una pareja de ancianos, dos señoras

chismorreando, un señor con traje, un chico de más o menos mi edad y yo. El chico me mira de reojo y yo aparto la mirada. El tren pasa por un tunel. Veo mi debil reflejo en el cristal. Me veo horrible. Mi reflejo sonrie. Espera. Yo no estoy sonriendo. El tren sale del tunel antes de que vuelva a mirar mi reflejo. Me quedo desconcertada. El tren llega a mi parada. Salgo corriendo con tan mala suerte de que tropiezo. Unas manos me sostienen. El chico del tren me sujeta. Me fijo en sus ojos verdes. Son intensamente verdes. En el centro, alrededor de sus pupilas, tiene motas doradas. Su pelo castaño claro se riza debilmente. Es increiblemente guapo.

- G-gracias...- digo como puedo. Maldita timidez.

- No hay de que.- responde con una amplia sonrisa.

Agacho mi cabeza para ocultar el rubor de mis mejillas.

- Matthew.- me dice y tiende una mano.

- Evelyn.- digo estrechandosela.

Nos quedamos mirandonos.

- Yo...- digo timidamente.- Llego tarde, debo irme.

- Oh, perdona. No te entretengo, ya nos veremos.- dice y se aleja.

Me quedo sonriendo como una tonta. Vuelvo a la realidad y echo a correr hasta llegar a clase. Llamo a la puerta tímidamente. Abro la puerta y toda la clase se gira para mirarme.

- Llega tarde, señorita Blake.- dice el profesor.

Agacho la cabeza en señal de sumisión.

- Lo siento. No volverá a ocurrir.- musito.

- Sientese, señorita.

Asiento y subo los peldaños que llevan a mi asiento. Me muevo por detrás de las sillas de mis compañeros de fila con tan mala suerte que tropiezo. No llego a caer. Se oyen risas disimuladas y el profesor pide silencio. Llego a mi asiento. Saco el portatil y lo enciendo.

- Eres una torpe, Blake.- dice el chico de al lado.

- Y tú un idiota, Winstead.- digo con asco.

Él sonrie tontamente. Resoplo hacia arriba y mi flequillo se mueve.

- Vamos, no seas así, Evelyn.- dice con una dulzura empalagosa.

- Dejame en paz, Dylan.- contesto sin mirarle.

Noto como su sonrisa crece.

- Vente conmigo esta noche a la fiesta que doy en mi casa. Para limar asperezas.- alza las cejas.

Le miro de reojo.

- Por favor.- suplica.

Ruedo los ojos.

- Esta bien.

Reflejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora