Dos semanas.
Desde que fuimos a ver a Godfrey, Matt está más distante. Tras sacarme la sangre él mismo, su cara se puso seria y no le he vuelto a ver sonreír. Mientras, mi reflejo cada día "obedece" menos, aunque ya ni me molesto en mirarme en el espejo.
Termini de recogerme el pelo y meto mis apuntes en el bolso.
- ¿Vas a salir?- pregunta Matt detrás mía.
A veces aparece de la nada, como si fuese invisible. Me asusta muy a menudo.
- Tengo examen y no tengo más remedio que presentarme.- respondo sin mirarle.
- ¿Qué pasa con Dylan?- noto como se va acercando a mí.
-Puedo apañarmelas solita.
Recojo mis cosas sin mirale. En uno de mis viajes, choco con su musculado cuerpo.
- ¿Me vas a decir ya que te pasa?- pregunta sujetandome por los hombros.
Subo mi mirada hasta la suya. Está serio. Muy serio. Enfadado, diria yo. Su agarre me hace daño.
- Eso tendrías que decirmelo tú.- contesto desafiante.
Me deshago de su agarre, salgo de la habitación y salgo de la casa dando un portazo.
"Estupido Matt." pienso.Llego al tren por los pelos, como siempre y me pongo mis cascos. La música empieza a fluir por mis oídos. Cuando me quiero dar cuenta, ya he llegado.
Corro al aula y me siento en mi sitio. No veo a Dylan por ninguna parte. Mejor. El profesor llega y entrega el examen. Comienzo a rellenarlo.
A mitad del examen, la puerta se abre y entra Dylan. Se sienta a mi lado. Le miro de reojo y veo que tiene los nudillos rojos e incluso sangre seca, pero no parece ser suya. Dylan me mira y me sonrie. Me guiña un ojo. Aparto la vista y la fijo en mi examen.
Termino el examen, lo entrego y salgo del aula. Bajo las escleras y tropiezo pero unas manos me sujetan. Son calientes, muy calientes.
- Ten cuidado, Blake.
Me giro y está Dylan sujetandome. Me quito de su agarre.
- Gracias.- respondo bordemente.
Me giro dispuesta a continuar mi camino.
- Espera Evelyn.- me grita Dylan.
Ruedo los ojos.
- ¿Que quieres?- pregunto secamente.
No me giro para mirarle. Dylan toma mi brazo. Me obliga a girarme. Me mira muy serio y luce preocupado.
- Ten cuidado.- me dice.
Le miro sin comprender.
- ¿Por qué?- pregunto.
- Tú solo ten cuidado, por favor.
- No entiendo por qué.
Dylan bufa y se pasa una mano por su pelo. Oimos unos pasos que se acercan y Dylan me coge en brazos. Intento protestar, pero me cubre la boca. Corre hasta llevarme a un cuarto que está oscuro. Mis ojos tardan un rato en acostumbrarse a la oscuridad y cuando lo hacen veo que estamos en el laboratorio.
- ¿Qué hacemos aquí?- pregunto desconcertada.
- Escondernos.- responde.
Me doy cuenta que sigo en sus brazos y que su rostro está a escasos centimetros del mio.
- ¿De qué? ¿Qué pasa? Dame respuestas o te juro que grito, Winstead.- le exijo.
Dylan me baja. Resopla y vuelve a pasar una mano por su pelo. Se ve sexy. Abre la puerta y se asoma cautelosamente. Me coge por la muñeca y siento que me arde. Me empuja fuera del aula.
- ¿Quien crees que es el verdadero enemigo?- pregunta antes de cerrarme la puerta.