Entro con timidez. Es un apartamento muy amplio. Un gran ventanal ocupa una gran pared en la que se ve la ciudad entera. Unas escaleras conducen a una plataforma en la que se encuentra una cama, un vestidor y un baño.
- Vaya... es enorme...- murmuro.
- ¿Te gusta?- pregunta Dylan detras mía.
- Me encanta. Pero esta no es la casa en la que diste la fiesta.
Dylan suelta una risa suave.
- Por supuesto que no. Matt averiguó donde vivía, aquella casa ya no era segura.- me explica.
- Oh, entiendo.
- Bueno, sientate, te empezaré a resolver dudas.- me dice señalandome el sofá.
Me siento y Dylan al lado mía.
- Supongo que Dana ya te ha contado un poco de que va la cosa.- Asiento.- Ahora te conteré mi historia.
- Creo que me la contó Matt...
- Te la contaré de nuevo, vete a saber que mentiras más te ha contado.
Mi corazón se revolvió cuando Dylan acusa a Matt de mentirme aún más. Se aclara la garganta.
- Como tú, mi reflejo no me respondía. Yo me preguntaba porqué hasta que me encontré con alguien con Matt. Nos hicimos amigos rapidamente, lo reconozco, e incluso llegué a quererle como a un hermano. Un día me dijo que había encontrado a alguien que podría ayudarnos a resolver nuestras dudas.
- Godfrey.- murmuro.
- Sí. ¿Como le conoces? Es igual, luego me cuentas. Como iba diciendo, Godfrey era un Sjena. Nos engañó contandonos mentiras, haciendonos creer que los Odraz son peligrosos. Matt creyó cada una de sus palabras... yo no. Tuve la suerte de encontrarme con Dana. Ella me enseñó libros en los que se mostraban la verdadera historia. En cuanto lo supe, avisé a Matt, pero él no me creyó. Cuando llegó mi día, me convertí en Odraz mientras que Matt se convirtió en un Sjena.
Me quedo callada. Esta es la verdad, la pura verdad.
- Entonces...- digo con un hilo de voz.- Matt mata gente... es un asesino...
Dylan asiente lentamente. Coge mi mano. Su tacto es calido y me resulta muy reconfortante.
- Eve, yo solo quiero ayudarte... perdoname si me he comportado como un autentico capullo.- me dice cariñosamaente.
Mi corazón se acelera al mirarle a los ojos. Asiento debilmente y Dylan sonrie. Yo sonrio tambien. Su sonrisa es contagiosa.
- Bueno, dime, ¿de que conoces a Godfrey?- me pregunta.
- Matt me llevó a verle, alegando que él conocía una forma de librarme de todo esto.- respondo.
- Siento decirte esto, Evelyn, pero te han engañado... No existe tal cosa... Me he documentado totalmente, creeme.
- Les dí una muestra de mi sangre... ¿que crees que harán con ella?- pregunto preocupada.
- Nada, ya no la tienen.
- ¿Como?- vuelvo a preguntar, desconcertada.
- ¿Te acuerdas del día del examen, que llegué tarde?- Asiento.- Llegué tarde porque le quité a Matt tu sangre. Me peleé con él y conseguí vencerle.
Suspiro aliviada sin saber por qué.
- No te va a pasar nada.- me dice Dylan acariciando mi mano.- Dana y yo te protegemos. Estarás bien.
Sonrio levemente. Dylan me atrae hacia él y me abraza. Me quedo desconcertada. Su cuerpo es caliente, arde. Acaricia mi mejilla con ternura.
- Yo esatré aquí cuidandote.- me susurra tiernamente.
Dylan levanta mi cabeza y nuestros ojos se encuentran. Pasa su mano por mi cuello. Me acaricia de nuevo con el pulgar. Poco a poco me atrae hacía y siento la necesidad de besarle. Estamos a escasos centimetros.
- Yo te quiero, Eve... olvida a Matt. Yo no te fallaré.- susurra sobre mis labios.
Dicho esto, la poca separación entre nosotros desparece y Dylan y yo nos besamos.