Dos meses pasaron, todavía sin encontrar ninguna pista, que lo llevará ni de cerca del paradero del rubio embarazado, cuando su jefe le pidió agilizar su búsqueda porque dicho rubio se encontraba en cinta, fue una bomba nuclear la noticia, más cuando él por disfrutar un poco, le mencionó dicha noticia al peli celeste. Como su cara pasó de feliz por esperar una noticia de la muerte del rubio a terror puro por lo que haría ahora Aomine. Disfruto que cayera por las mentiras dichas por él, cuando le dijo que la primera herida sería hacia el pequeño retoño, su cara fue de alegría pura. Dios Kuroko si bien lo vieran era una persona perversa, sin ningún remordimiento y peligroso enemigo, pero no para él. Quería encontrar a Kise, quería profanarlo, mancharlo con su semen y al bebé destruirlo, que es un bebé solo un estorbo para su plan. Kise sería suyo de nadie más. No le gustaba compartir y le encantaba robar lo que no era suyo por derecho.Dos meses habían sido suficiente para que su vida tomará un rumbo casi normal pero las pesadillas y el dolor no disminuían al contrario aumentaban, sus sueños estaban plagados de abuso, dolor y miedo. Gracias a esa particular familia que lo acogió como si fuera uno más. Estaba luchando por seguir, recordó como Takao y Kagami lo obligaron a quedarse, refutando que ya tenía una casa, una familia nueva que si lo iban a cuidar y protegerían. Vio sinceridad en sus palabras, confiaría en ellos, era lo único que tenía y no quería estar solo, no quería caer más, le ayudaron con la terapia con su psicólogo, aceptó porque sabía que tomó una mala decisión sobre toda su situación y terminar con su vida, sería negar a su bebé no nato, quería recordarlo el resto de su vida, porque fue su felicidad desde que supo de él a pesar del poco tiempo. Asistía dos veces a la semana a sus citas con el psicólogo. Decidieron que viviría con el moreno por un tiempo, mientras que en la casa Midorima, Takao organizaba y remodelada una habitación para él, por supuesto el se negó a ambas ideas porque no quería molestar a nadie, pero volvieron a decir que no querían dejarlo solo, él aceptó y así comenzó su vida con el moreno.
Kagamicchi como comenzó a decirle a solo al segundo día de entrar al hogar del pelirrojo, le ofreció una habitación libre, ya está estaba acondicionada con todo lo que necesitará, solo le pudo regalar una pequeña sonrisa de agradecimiento por lo que estaba haciendo. Seguridad fue lo que Sintió en los brazos del moreno aquella tarde que durmió en ellos. Ahora estaba en su hogar. El miedo estaba, pero no era nada comparado a la presencia del moreno. Él ahuyentaba todo lo malo que lo seguía en sus pesadillas, su toque le daba seguridad no repulsión o miedo, pero todavía sentía ese gran vacío, la pena llenaba su corazón fracturado desbordándose por las heridas infringidas haciendo que todo su cuerpo llorara por lo perdido y profanado. Sus heridas físicas sanaron, ya no tenía huellas del maltrato en su cuerpo, pero su alma se encontraba destrozada. Estaba hueco, los días pasaron lentos, tortuosos, lágrimas derramadas gritaban su dolor, uno que nunca se iría. Encerrado en la habitación pasó esos días sin dejar que nadie entrará, su peso decayó, su piel marchita estaba, la luz dejo de brillar para él. Tanto Kagami, como Takao trataron de que comiera, saliera un poco, pero no funcionaba, pequeñas cosas cambiaron poco a poco; su vestimenta era descuidada, intentó sonreír pero su risa y alegría se esfumaron con su bebé. Hasta que el moreno no pudo más.
Taiga no tenía la fuerza para ver cómo el rubio se desmoronaba poco a poco. Espero a que hablara o que gritara y dejara salir aunque sea un poco de su dolor, en vez de hacer todo eso, simplemente se aíslo de todos y todo, sin dejarles espacio para ayudarle. En esos dos meses lograron que aceptará ir a ver un psiquiatra colega de sus amigos, iba a sus citas como estaban organizadas sin perder ninguna, pero se había encerrado dejándolos fuera y sin saber que hacer. El moreno sufría al verlo de esa forma así que un día luego de que el rubio se fuera a una de sus citas ordenó el cuarto del rubio y dejo un presente sobre la cama con una carta que escribió el día luego de conocerlo. Esperaba que con ello por lo menos se abriera más a él y al mundo que lo rodeaba. Recordó también como había caído su hermano en su puerta. Su hermano llegó luego de tres semanas del accidente tomándolo por sorpresa y diciendo que no se iría a ningún lado en mucho tiempo. Y que su padre estaba de acuerdo en que se quedara en Japón con él. Taiga no pudo darle la contraria sabía que era la preocupación de ambos miembros de su familia.
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Un hogar
FanfictionÉl había perdido todo, lo creyó ser no era, su amor fue destruido por la persona menos esperada y sufrimiento, la traición y el daño que lo destruyo solo hizo que su ira se convirtiera en venganza ,y la venganza puede hacer de una persona la peor.