Los moustros si existen y viven en cada persona nada más que una persona elige si dejarlo salir o vivir sin el.
Aomine Daiki contempló a lo lejos la casa de los Kuroko arder, se sentía en paz, ver su obra de arte extenderse, el fuego crepitar, las sirenas se escuchaban a lo lejos, de pronto una explosión se escucho, la casa explotó, ahora no quedaría ni rastros de nadie, sonrió era perfecto, todo había salido mejor de lo que creía, sin Kuroko y su padre, ahora tendría toda la libertad que necesitaba, ahora su madre estaría en paz realmente, podría enfocar toda su atención en su bello escurridizo zorro, y hacerse de todo lo que tenía su padre, ser el verdadero jefe. Camino con calma hacia su moto, se subió a ella y se fue sin mirar atrás. Era hora de encontrar a Kise.
A lo lejos todo era grabado. Saber realmente lo que era capaz de hacer el hijo de su jefa era sorprendente, era igual a su padre, frío y despiadado, pensó. La última voluntad de su jefa ya no podría ser cumplida, ahora solo quedaba una última orden y sería libre. Era hora ponerse en marcha. Akira Aomine y su buen corazón, aún tenía esperanzas, pero que equivocada estaba, ya no había remedio para su hijo. A lo último era un monstruo peor que su padre. Miro a los bomberos llegar y empezar apagar el fuego, por lo visto ya no había nada que salvar.
Ren miró hacia el contenedor que era transportado por el personal de los Aida, sabía lo que iba en el, así que llamo a un colega suyo.
-Hola Akashi, espero no estés muy ocupado, tengo algo que te podría interesar- le dijo mientras veía colocar el contenedor en una de las bodegas de los Aida.
- Hola Ren, veo que aún sigues vivo, que podría interesarme, dime- le respondí el peli rojo sonriendo. Mientras entraba en su auto.
- Veo que aún me quieres atrapar, Akashi pero sabes que eso no te haría bien.- rió- mejor te ayudaré atrapar al asesino de tu padre, creo que eso sería mejor verdad?
Akashi sonrió más ampliamente.
- Sabes que eso es lo único que quiero en este momento, por eso somos amigo Ren, por eso estás libre aún.
Ren rio fuertemente. Sabía que en parte era verdad, pero ese enano era un peligro, mejor era tenerlo como aliado.
Akashi solo lo escucho reír. Si el también sabía que era mejor tener a Ren masao como aliado si quería cumplir con sus propósitos.
-Te mandaré unas ubicaciónes, ven con todo lo que tengas, lo ocuparas y puede que ganes un gran reconocimiento por esto, y mires salir esa rata que tanto quieres.
- Sigues siendo tan despiadado Ren.- dijo mientras ponía su carro la dirección que le había llegado.- Espero realmente que esa rata salga por ésto que vas hacer.
- Créeme Akashi va a salir y más por unos fuegos artificiales que encendere.- le respondió el mayor miestras miraba las bodegas.
- Entonces nos vemos pronto.- termino Ren.
Akashi sonrió y llamo a su escuadrón era la hora de los juegos, cómo le gustaba entrar en acción, estaba cansado de tanta espera, era hora de hacer pagar, al asesino de su padre, su muerte no iba a quedar impune.
Kagetora Aida había cometido un gran error asesinar a su padre hace cinco años, El gran jefe de policía Akashi Ken, este había estado en un encuentro con la banda Dragones rojos, Ren había ayudado mucho a su padre para llegar a Kagetora, pero este último se había aliado a la banda de los Dragones rojos, el cual habían estado secuestrando niñas para venta de órganos, en medio del fuego cruzado Kagetora había usado como escudo a uno de sus aliados y pudo llegar cerca de Ken al cual le disparó sin contemplación, Ken no pudo hacerle contra y murió en el acto. Akashi estaba en la escuela de policía en ese entonces, cuando llegó la noticia a él.
Akashi se prometió hacerle pagar a Kagetora por lo que hizo además de todos sus crímenes. Era hora.
Akashi se llamo a su grupo. Los cuales se prepararon a la orden de su jefe.Ren camino hacia su auto, armado hasta los dientes, junto a sus hombres, se dirigieron a las bodegas de los aida en la otra parte de los muelles, Kagetora se había hecho de varias zonas de los muelles con bodegas donde trabajaban haciendo drogas sintéticas, era el auge para el, su mejor negocio por debajo de la fachada de empresario exitoso. Pero hoy terminaría sería un gran espectáculo, lo que le daría a los Aida por lo que habían hecho, este era solo el principio. Llegaron a las bodegas .
- Cierren todas las salidas, quiten las escaleras de emergencia, quiero este lugar sellado, tiren gasolina en todas las bodegas- les ordenó mientras el mismo ayudaba a cerrar y llenar de gasolina las entradas sigilosamente.
- Cómo ordene señor - les respondío los hombres que estaban con el.
Mataron a los vigilantes sin darles posibilidades de contraataque, fueron rápidos y sigilosos.
Ren miró el cielo, era hora de regresar a casa con su esposo. Encendió un cigarro y tomo una calada, sus pulmones llenándose de ese vicio que era hora de dejar por su hija, dejo salir el humo por su nariz era el momento dejo caer el cigarro en el charco de gasolina,solo eso necesito para que todo se encendiera, en fuego se propagó rápidamente, en cuestión de segundos todas la bodegas se encendieron, gritos se escucharon desde adentro, personas peliando por salir, fueron minutos hasta que ya no hubo más, luego todo explotó, Ren camino lentamente hacia su carro, todo ardería por su hija, la venganza era mala, envenena el alma pero era la única cosa que lo iba a dejar en paz. Sin más se fueron, necesitaba a su esposo con urgencia esa luz que lo mantenía en tierra.
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Un hogar
Fiksi PenggemarÉl había perdido todo, lo creyó ser no era, su amor fue destruido por la persona menos esperada y sufrimiento, la traición y el daño que lo destruyo solo hizo que su ira se convirtiera en venganza ,y la venganza puede hacer de una persona la peor.