Verdades

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Ira y venganza era lo que quería, había perdido todo, estaba solo herido, destruido sin esperanza, los celos y el amor obsesivo fueron los causantes de todo sus males. Pero nadie lo detendría, llevaría acabo su venganza. Recuperaría todo aunque fuera imposible, podía hacerlo para él todo es posible. Quien dice que la venganza no es dulce.

Midorima asistió a una reunión de información con su jefe, el presidente del hospital, su padre, Seitarou Midorima quería comprar el terreno contiguo al hospital para ampliar la ala de urgencias, él como uno de los accionistas tenía que saber todo el asunto aunque no quisiera, pero tenía, era su futuro. Antes de entrar a la reunión, su celular sonó, lo saco de su bata médica para ver quién podía ser, el nombre de Kagami apareció en la pantalla, contestó, sabía que si lo llamaba era por algo importante. Sin darle tiempo de hablar, Kagami habló primero.

- Midorima, tienes que venir a urgencias, Takao se desmayó y no despierta lleva así unos diez minutos- le dio la noticia con una voz de angustia.

Midorima dejo de moverse, tratando de procesar lo que el moreno le decía, Kazunari se había desmayado y no despertaba. Recuerdos dolorosos vinieron a él, dando la vuelta rápidamente sin darle chance a su padre de saludarlo, este solo vio el desespero de su hijo escrito en su cara, corriendo como si su vida dependiera de ello. Con todas sus fuerzas corrió por las escaleras bajando hasta llegar a urgencias, corrió desesperado por los pasillo para dar con un alto pelirojo, lo encontró sentado junto al chico rubio, este lloraba. Se acercó rápido hasta ellos.

-Kagami dime dónde está - le exigió con angustia el de anteojos. - Donde tienen a mi esposo - repitió.

- Está en esa habitación, un doctor lo está viendo en este momento- le contestó.

Entró sin importarle si alguien se oponía, quería ver a su esposo, tenía que saber que estaba bien. Miró a su colega chequearlo, Takao parecía dormir, sereno sobre esa camilla, inmóvil, respiraba constantemente.

- Midorima tienes que salir- le dijo su colega- déjame revisarlo bien, pero por el momento tienes que salir, te dejaré verlo pronto - su mirada era preocupación y pidiéndole dejarle hacer su trabajo.

- No me pidas eso, no te estorbare, pero tampoco saldré- le respondió él peli verde, no podía hacerlo no dejaría a su esposo hasta que él despertara. La preocupación y el terror lo consumían.

- Está bien, pero no me estorbes- sabía que si se lo pedía de nuevo iba hacer una batalla perdida. Suspiro, continuó chequeando al azabache.

Midorima permaneció quieto cerca de la puerta hasta que su colega terminará de revisar a Takao, cuando termino no pensó más se acercó y tomó la mano de su alegre azabache.

- Lo único que te puedo decir, es que hay que esperar hasta que despierte, si no lo hace en un par de horas, tenemos que realizarle exámenes y ver si encontramos la causa, voy a realizarle unas preguntas a los chicos que lo trajeron y ver si pudo haber alguna causa de esto- le comunicó serio - ten fe ahorita podría reaccionar, ten paciencia.- sin más salió.

El peliverde solo miro a su esposo en la camilla, su tes era pálida, su cabello revuelto, pero igual era hermoso para él. Quería hablar con Kagami para saber que había pasado pero no quería dejarlo, si despertaba y no estaba con el, y si volvía a perder la memoria, esos recuerdos dolorosos regresaron ahora con más fuerza.

Lo conoció en la sala de emergencias hace dos años atrás una pareja, lo había encontrado en un barranco en una montaña donde se hace alpinismo, lleno de sangre con fractura en uno de sus brazos, cortes, moretones, vidrios en algunas de sus heridas, costillas mayugadas, y con un fuerte golpe en la cabeza e inconsciente.
Estaba irreconocible, le tocó atenderlo, curar cada una de sus heridas, había despertado una semana después, él se encontraba revisando las vendas de la cabeza, cuando había abierto los ojos, esa mirada lo devoró, fue como si algo hiciera clic en el lugar indicado, el azabache había mantenido su mirada, y luego habló, esa voz cantarina preguntando llena de incertidumbre.

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