Pedazos de mi

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Uno deja un pedazo de Si, en cada persona que logra meterse bajo tu piel, un pedazo que al encontrarse nuevamente y juntarlo, logra el complemento para ese pedazo de alma faltante en ti.

Pasos retumbaron en las paredes de la mansión de su abuelo, todo estaba en silencio, debes en cuando se escuchaba en llanto silencioso de su abuelo, las cenizas de su madre eran custodiadas por él fuertemente en sus brazos, sin querer dejarlas ir. Cuando le informaron que su padre se había hecho cargo inmediatamente de enviar el cuerpo de su madre para que lo incineraran porque aparentemente el accidente había sido fatal y dejándola irreconocible, no supo el porqué de la prisa, y del porqué no había sido su abuelo el que se hizo cargo del cuerpo de ella. Todo era raro, más si su padre estaba implicado. Y eso no le agradaba nada. Tenía que saber el porqué. Tenía que averiguar el causante real de la muerte de su madre, por qué realmente no creía lo que los subordinados de su padre le dijeron. Tampoco había podido hablar con su abuelo, este se negaba a dejar la antigua habitación de su madre y cuando habían traído sus cenizas sólo las tomó desesperadamente y se volvió a encerrar. Desde entonces solo lo escuchaba sollozar. Se había quedado fuera del cuarto porque realmente quería estar ahí para él aunque sea desde lejos y porque quería estar cerca de su madre, ella siempre fue su héroe, era fuerte decidida y hermosa. Recordó cuando su padre le había pegado por primera vez, había estado tan enojado con ella por no darse cuenta que su esposo le pegaba. Pero cuando ella supo realmente que era un padre abusivo, ella se metió para defenderlo llevando la peor parte en muchas ocasiones, pero su padre no se cansaba tan fácil, cuando su madre perdía la conciencia él era el siguiente. Su madre lo defendió en todas las ocasiones que le siguieron, pero siempre caía y el seguiría. Hasta cuando creció y su padre no pudo seguir pegándole, pero a su madre si, más cuando él cometía algún error o cuando lo desafiaba. Su madre nunca decía nada, pero siempre lo estaba apoyando sin importar que. Ella era su otra luz, en la oscuridad que su padre lo había sumergido. Ahora no tenía a ninguna de sus dos luces y la oscuridad lo estaba ahogando. Y ya no quería pelear más, solo dejaría que la oscuridad lo consumiera.

Ren siguió abrazando a su esposo no lo había soltado desde que había salido para recibir las cenizas de su hija. Sollozos seguían saliendo sin cesar de él. Ondas de dolor salía de él en oleadas sin dar tregua alguna, las suyas le acompañaron. Habían estado en la habitación de su hija por casi dos días, esta misma mañana escucho que había llegado su nieto pero él todavía no podía saber que estaba vivo no era el momento. Se acercaba la hora de su esposo saliera para el servicio que se haría en honor a su Akira, nunca antes pensó que sería él el que le dijera adiós primero. Era algo que realmente a nadie le deseaba.
Tadashi sentía su cuerpo abrumado de dolor, era algo que ni a su peor enemigo le deseaba, era como si le cortaran un pedazo de si de la peor forma. Todavía no entendía por qué el bastardo la había mandado incinerar sin su permiso, sin realmente poder despedirse de ella, quería que se quemara por mucho tiempo en el infierno, era el compañero perfecto para Lucifer, si él no hacía que el pagara él mismo bajaría y lo haría pagar por todo el dolor que sentía, sin misericordia alguna. Su corazón estaba en pedacitos y su esposó el único que lo mantenía unido. Los brazos de Ren lo mantenían sujeto a un abrazó con fuerza, era como si quisiera que siguiera unido, junto a él. Y eso le daba un poco de paz, no estaba solo, no tenía que pasar por esto solo. Miró al rededor de la habitación, la caja seguía en el piso, las cartas esparcidas por el suelo, la grabadora junto a ellas y los archivos ya estaban en manos de su esposo. Siguió mirando el resto de la habitación, cada parte gritaba recuerdos con su hija, los buenos y los malos. Todos ellos venían a él como un cuchillo dándole más dolor y clavándose más profundo y a la vez dándole una ligera alegría. Espera tener estos recuerdos hasta el día que muriera eso le haría lo suficiente fuerte para seguir peleando junto a su esposo. Todavía les quedaba un enemigo en línea de fuego, no lo dejarían ir tan fácil y su nieto también está ahí. Tenían que descubrir que estaba tramando o que escondía , no dejaría que se convierta en lo que fue su padre.



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