Dolor

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Oscuridad, dolor como ningún otro, su cuerpo había desechado a lo más precioso que le había pasado en la vida. No quería despertar, no quería vivir en esa pesadilla en la que estaba. Pero tenía que despertar nuevamente para volver a saber lo vacío que estaba.

Takao sabía que era perder algo tan preciado, el lo había vivido en carne propia, quitando esos desgarradores pensamientos, miro al chico en la cama. Su tes era pálida, su cabello opaco, se encontraba muerto en vida, el dolor ganándole. Habían pasado tres días desde que le habían dicho sobre la pérdida de su bebé. Se había sumergido en un entumecimiento, sin hablar, ni reaccionar a nada ni nadie. El dolor grabado en toda su cara, lágrimas secas marcan sus mejillas, siempre un grito de agonía salía de él, por cada pesadilla en cada ocasión que despertaba, en esos tres días lo había acompañado sin dejarlo solo en ningún momento había pedido permiso a su suegro para faltar unos días al trabajó, y cuidar bien de él, sentía nostalgia al verlo, como si lo conociera. Pero era imposible no lo conocía, la primera vez que lo vio fue cuando se desmayó, seguro eran cosas de él. Decidió seguir vigilando y no pensar más en ello.

No estaba equivocado se conocían, las cosas se olvidan, más las personas. Pero eso era pecados de otros.


Daiki quería venganza contra su padre, lo conseguiría, pero también lo quería ver muerto por todo el daño que le a causado al pasar de los años, el tenía la culpa del monstruo que se había convertido y su padre tenía que pagarlo, con ellos el daño escrito en cada parte del cuerpo kise, porque el culpable era su padre no él.
Había llamado a su amante para reunirse para elaborar un plan contra su padre, Kuroko era parte de la compañía, pero también sus padres tenían una compañía según le contó el menor, la decisión de unirse a la compañía Aomine fue para estar más cerca de él, además Kuroko tenía una mente perversa igual a la de él, aunque era más cruel, y es capaz de ensuciar, y manchar las manos del peliceste en vez de las suyas porque a lo ultimo kise era el único para él y nadie se lo quitaría, mataría aquel que lo tocara, suyo, le pertenecía y así sería hasta su muerte. Ryota jamás escaparía de el, jamás primero lo mataría, pero no podía vivir sin el, era lo único que lo mantenía cuerdo, lo amaba y lo amarraría para toda la vida a su lado. Su día había sido provechoso, Kuroko le ayudaría a ir en contra de su padre. Y que fácil había sido convencerlo solo su sola presencia hacia que el más bajo hiciera lo que él quisiera, era como un perro fiel, pero lo usaría como su perra para sus planes. Desde siempre había sido así, como le gustaba recordar cuando lo había sometido esos dos meses atrás cuando comenzaron como amantes, había estado lo suficiente arto de sus insinuaciones, por ello le dio el chance de besarlo y luego las cosas habían ido más calientes.

Kuroko había estado provocando pequeños accidentes para poder rozarse o tocar de más y haciendo comentarios fuera de tono, prácticamente lazándosele. Arto de todo, lo había dejado besarlo, un ligero beso, luego lo dejo entrar y comerse todo, fue sexo simple, dejando salir un poco de estrés, saciar su hambre. Su padre ese día le había dado otra advertencia, dejaba a Kise o no tendría más padre, ni madre, menos una compañía, y quedaría fuera del testamento. Eso lo tenía al borde, lo único que estaba seguro era que no dejaría a su novio, eso jamás, kise era primero ante todo, era su hermosa obsesión y lo mantendría para siempre. Desde que lo había visto aquel día de práctica kise había venido a verlo a él, gracias a Takao que no dejo en ningún momento de hablar de él, ya que era el estudiante nuevo, y la nueva estrella del equipo de basket, gracias a ese molesto enano como el le decía en ese entonces, pudo conocer a su bello rubio. Kise nunca le quitó la vista de encima, ese día exhibió sus mejore jugadas para impresionarlo. Lo había visto y escuchado del rubio por ser un modelo, sus compañeros le habían pasado varias revistas donde aparecía este, era inolvidable, por ello fue de caza tan rápido lo vio en el partido, pero él tampoco contaría que el se interesaría por jugar basket igual que el y menos a retarlo a uno a uno después de la práctica. El llego donde el se encontraba arrojándole el desafío, ganarle, pero el era el mejor, nadie podía vencerlo, qué equivocado había estado y eso lo obsesiono más, le había dado lucha casi estando al igual, pero no lográndolo alcanzarlo, que fascinado estuvo. Luego de unos meses conociéndose había decidido quedarse con tremenda joya, solo para él, no quería que nadie lo tocara, un poco de esa crueldad había salido cuando Takao había querido meterse entre ellos, pero había logrado controlarse. El tenía un secreto había querido deshacerse de todos aquellos que querían acaparar a su Kise. Pero se controló.
El día que le propuso ser su novio, lo hizo de una forma cursi, lo quería así, quería tanto el si de kise, que no le importo ser dulce con él. Era uno de sus recuerdos favoritos porque también fue la primera vez del rubio. Quién diría que el modelo era tan inocente, el ya había teñido varias novias y con cada una se acostó, pero su rubio novio ni había besado a nadie y menos tenido relaciones. Todo esas primeras veces las había disfrutado tanto, sería el único en poder disfrutar de Kise y el estaba hay para cumplirlo. Sólo él lo tocaría.

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