Un poco de locura.

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Que es la vida sin un poco de locura. El amor es locura si lo ves del lado racional, aunque él no es racional en lo absoluto. El amor es incomprensible. El amor puede llevarte a la locura si lo dejas gobernarte.

Kuroko llegó a la casa de sus padres tan rápido como su cuerpo le permitió, no había dormido la locura casi lo había abrazado, el miedo naciente lo estaba rodeado, cada fibra de su ser estaba en alerta, cada paso que daba sentía que todo a su alrededor lo miraba con acusación, sentía que lo seguían, cada vibración del aire en su piel era una alerta, pero no tenía miedo de ello si no de la persona que lo buscaba, había cometido el peor error de su vida. No iba a caer todavía, si lo hacía se lo llevaría con él.
Al llegar a la casa de sus padres, entró por la parte trasera para no llamar la atención de nadie, camino mirando a todos lados, logró colarse sin llamar la atención y se coló en su habitación, cerró la puerta lentamente para no hacer ningún ruido, al cerrar apoyo su frente contra la puerta y suspiro, ahora se encontraba a salvo, nadie lo encontraría en el lugar más obvio. Dio la vuelta alzando la vista encontrando su peor pesadilla, todo su cuerpo se congeló, su respiración se trabó, en su cama acostado como si durmiera estaba su suegro, pero la sangre que manchaba sus sábanas blancas lo rodeaban, y una rosa blanca se encontraba en sus manos, todo su cuerpo temblaba, camino lentamente hasta llegar a él. Su piel estaba blanca sin vida, lo tocó estaba tan frío, sin querer al tocarlo su mano cayó al lado desprendida del cuerpo y en ella un mensaje.

" Te estoy observando"

Sin fuerzas se dejó caer de rodillas, todo lo que había planeado se había destruido en un segundo, ahora la muerte lo buscaba. Y no tenía escapatoria. No podía escapar, solo le quedaba esperar su muerte. Y ahora su familia también estaba en peligró.

Masao Ren despertó luego de no sentir a su esposo en sus brazos, se levantó mirando a su alrededor para encontrarlo sacando cosas de la caja, a la par una carta abierta, lágrimas gruesas se deslizaban sin cesar y un archivo sacado con desesperó, lo vio abrirlo y llorar con más desespero. Se percató que era visto por él.

- La mataron por esto, la perdí por una estupidez, la perdimos por culpa de su maldito hijo de puta esposó.- le gritó.

- Como es posible que no nos dimos cuenta, como no lo vimos, porque la dejamos en las manos de él, ése monstruo.- siguió gritándole. Su mirada cambió a una fría y decidida.- Ren lo quiero muerto y de la peor forma posible, él merece una muerte sin compasión y con mucho dolor por quitarnos a nuestra bebé.

Ren escucho en cada palabra dicha dolor , el mismo dolor que el sentía, la orden de su esposo era su voluntad y ya la había cumplido. Se levantó camino hacia el arrodillándose junto a él y tomando la cara de su esposo en sus manos, pasó sus pulgares por sus mejillas limpiando sus lágrimas.

- Amor mío, ya me he encargado de él, y he cumplido con mostrarle el dolor que se merecía.- le respondió dulcemente mirándolo con amor. - Nunca te defraudaría.

- Gracias, gracias.- más lágrimas fluyeron, en sus ojos el amor y el agradecimiento. Saber que había hecho pagar a Yuichi, calmaba un poco su alma.- Ella nos dejó esto.- señaló a los archivos y a una grabadora en el suelo, tres cartas, una abierta y dos junto a lo demás.- Ella quería que nos diéramos cuenta de todo y quien estaba detrás de lo que pasó.

- Ella era muy inteligente, era nuestra hija así que no se quedaría sin hacer nada aún estando muerta. Ella haría que nosotros hiciéramos pagar a los que le hicieron esto.- afirmó orgulloso.

- Lo se y a pesar de todo, estoy orgulloso de ella.- afirmó de vuelta.- quiero que escuchemos lo que hay en la grabadora, seguro es algo para nosotros.

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