Capítulo 29: El principio del fin

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Su cabeza le aturdía. Dolía como si le golpearan con veinte bludgers a la vez, siendo que solo la había golpeado una. Parpadeó varias veces pero sus párpados estaban tan pesados que le era bastante difícil concentrarse para abrirlos. Pudo escuchar a lo lejos una voz que susurraba.

- ¿Qué querías que hiciera? ¡Se interpuso en la bludger que iba al niño Potter! ¡Nos íbamos a quedar sin nada!

- Pero, Narcissa... Tu cuñado fue muy específico. Quiere al chico Potter para este trabajo.

- Lucius, tú no estuviste en Hogwarts haciéndote pasar por enfermera todo este año. Yo sí. El hijo de Potter y esta niñata muggle se llevan más que bien. Por eso dejé una nota, para que él la venga a buscar. Tiene el mismo complejo de héroe que sus padres. Y de paso, tú, Rodolphus y Rabastan pueden divertirse un poco con la niña.

- ¿Qué... quieren? - susurró Maggie, una vez que tuvo la fuerza para expulsar un sonido de su garganta - ¿Para qué a mí?

- Bueno, vemos que se despertó...

Maggie divisó, al abrir los ojos, a un hombre con varias arrugas en el rostro, cabello largo y canoso, caminando con la ayuda de un bastón, que se acercaba a ella.

- Lucius Malfoy, querida. Seguro me conoces...

- Más de lo que me agradaría - sonrió Maggie, con sorna.

- Parece que tenemos una guapa valiente, por aquí - inquirió Narcissa.

- ¿Usted se hizo pasar por la enfermera que ayudaba a Poppy todo el año? ¿Cómo pudo? ¡Con lo que hizo la familia de Harry por ustedes!

- Destruirme, ¡eso hicieron! - gritó la mujer, rabiosa - ¡Ellos arruinaron mi vida! Luego de salvar a Harry Potter, perdí a mi hermana, toda la comunidad mágica me señaló como una asesina, como una mortífaga. Mi hijo dejó de hablarme, solo a veces me deja ver a mis nietos, y así y todo ya no confía en mí. Quedé en la miseria, pero todo esto va a cambiar... Cuando mi hermana regrese, y juntos, todos los que quedamos del reino del señor tenebroso, volvamos a gobernar como tendría que haber ocurrido hace siglos.

- Me das asco - gritó Maggie, intentando moverse, pero sus muñecas estaban aferradas al banco donde estaba sentada - Para ser bruja, tienen métodos demasiado muggles.

- ¿Quieres que te mostremos algunos métodos bastante mágicos, sangre sucia? - bramó una tercera voz, llegando desde atrás. Una viejita rechoncha y vestida en tonos rosados, hizo su aparición. De acuerdo con los libros de Historia, esa mujer era Dolores Umbridge, una mujer que había sido desprestigiada por culpa de Harry, al conocerse sus métodos de tortura. La mujer le tendió una pluma y una hoja de papel a la metamorfomaga - Escribe tu nombre.

La castaña simplemente comenzó escribiendo la M con la que su nombre comenzaba, pero Dolores la paró de repente, tomando su colita de cabello y jalándola por atrás.

- Tu nombre, he dicho. Sangre sucia - le repitió - Las veces necesarias para que se te grabe.

Ella no tuvo más remedio que comenzar a escribir.

˜

Rose tardó en reaccionar, pero en cuanto James se dirigió hacia la puerta, ella se interpuso.

- Estás demente.

- ¿Perdón? - preguntó él, estupefacto - Estamos hablando de Maggie. Está en peligro, tengo mi varita. No necesito nada más.

- No estás pensando con claridad, James. Estás poniendo tu vida en juego.

- ¡¡Claro que lo estoy haciendo!! Es por Maggie, ¿acaso tú no lo harías? ¡Ya oíste! ¡La tienen a ella porque me quieren a mí!

James Potter y el regreso de los mortífagos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora