Los días pasaban más rápido de lo que se podían contar. El partido de Ravenclaw y Hufflepuff había pasado el sábado anterior, y la casa de las águilas había ganado por una amplia ventaja contra la casa de los tejones, aunque así y todo, no podían siquiera especular a través de los puntos quedar en segundo lugar, de manera que consiguieron el tercer puesto, dejando a la casa amarilla en el cuarto puesto.
De esta manera, las dos casas más fuertes de Hogwarts, competían directamente en el primer puesto, siendo el perdedor el futuro propietario del segundo lugar.
Esa semana que siguió, ambos equipos entrenaron muy duro, y estaban más nerviosos que nunca. Incluso, los primos Weasley estaban tentados de probar del Félix Felices de la reserva personal de su tía Hermione, para amañar un poco las circunstancias.
En los pasillos, los miembros de ambas casas se insultaban, empujaban y bromeaban acerca del partido final.
Por eso mismo, fue una desilusión cuando ese día tan esperado, amaneció con lluvia.
Maggie se despertó y asomó su rostro por la ventana. Las gotas de lluvia se deslizaban por el vidrio, y se veía el cielo negro, en un día lúgubre.
- Rose, despierta - la llamó la metamorfomaga, cuando salió del baño.
- ¿Qué hora es? - preguntó Rose, somnolienta.
- Las ocho - informó Maggie, completamente despierta.
- ¿Qué haces despierta tan temprano un sábado? - exclamó Rose, acurrucándose entre sus sábanas.
- Hoy es el partido, Rose.
- Pero faltan horas para el partido - exclamó entre bostezos.
- No pude dormir - bufó, sentándose en su cama - Me desperté hace rato, y está lloviendo. Ya me bañé, pero quería saber si te esperaba para desayunar.
- Ehm... ¿Las ocho dijiste? - inquirió. Maggie asintió - Te veo en el Gran Comedor.
Maggie supo que no vería a su amiga en largas horas. Luego de trenzarse su cabello, y colocarse unas calzas y una remera negra de manga larga, bajó a la Sala Común. De ahí, se dirigió a desayunar.
En el camino, se encontró con Hermione Weasley, antiguamente Granger, que también entraba a desayunar.
- Buenos días, Maggie. Aunque es una forma de decir, llueve demasiado.
- Buenos días, profesora - le sonrió - ¿Y su marido, dónde está?
- Ya te dije millones de veces que no me trates de usted, y que me llames Hermione. Y en cuanto a Ron, sigue durmiendo. Los días que no tiene que dar ninguna clase, se queda durmiendo hasta el mediodía. No estés preocupada por el partido, serán excelentes como siempre. Y si no ganan, nadie se los reprochara. Así y todo, son el mejor equipo de Quidditch en años.
- Gracias, Hermione - le sonrió - Iré a desayunar.
- De acuerdo. Fíjate que creo que el resto del equipo está reunido en la mesa de Gryffindor.
- Gracias - repitió, y luego de sonreírle, se dirigió hacia la mesa. Allí, se encontraban obviamente, James, George, Fred y el resto del equipo, incluido el capitán - Buenas - saludó.
- Hola, Maggie - la saludó Lysander, desde su lugar, mientras ella se sentaba a un lado de la otra mujer del equipo, Kate. James le pasaba un muffin de arándanos, que ella tomó rápidamente, para luego servirse jugo de uvas - Estábamos hablando de las tácticas para hoy.
- Hay demasiado viento hoy - admitió Thomas, el hijo del ex novio de Ginny - Y llueve también.
- Yo pensé que, al contrario de lo planificado para hoy, debería ser James el buscador, y Maggie, cazadora. Necesitamos atrapar la snitch, más que nada. Y Maggie, con un clima ventoso, cuando agarre velocidad, puede caerse de la escoba, desestabilizarse. James, tiene más tono, se mantendrá. Y al ser cazadora, no vas a tener tanta velocidad.
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James Potter y el regreso de los mortífagos.
FanfictionVarios años después de la Segunda Guerra Mundial Mágica, la vida sigue en el mundo de fantasía de Harry Potter. Pero las cosas cambiaron, no son como antes. Hogwarts cambió, y los alumnos cambiaron. La escuela de magia y hechicería pasó por cambios...