Maggie se paró con dificultad de la cama, ayudada por Rose y Phoebe, que moría por conocer la Sala Común de Gryffindor. James y los hermanos de la castaña iban apenas más atrás. Potter iba callado, mirando el suelo.
Guiados por McGonagall, las dos profesoras, y los cinco adolescentes con la Lewis pre adolescente, se dirigieron hacia el lugar pactado.
La directora de Hogwarts se paró delante de la Dama Gorda y musitó la contraseña, apenas audible para una adolorida Maggie. Allí, cuando el retrato se abrió, dejando paso a la Sala Común, la castaña pudo notar que todos estaban allí. Exactamente todos a los que quería. Toda la familia Weasley y sus ramificaciones, además de sus padres.
Todos, esperándola. Todos con algo para decirle, o simplemente, para abrazarla. A los primeros que divisó fue a los pequeños Hugo, el hermano de Rose, y Roxanne, la hermana de Fred II. Ambos parecían muy afectados, y la abrazaron con fervor, y solo al saber que todo era real, el labio de Roxy dejó de temblar por el pánico. Ella estaba bien después de todo.
Luego, Molly, la hermana de Lucy - la prefecta de Gryffindor, y Louis, el hermano de Victoire y Dominique, hicieron lo propio, al verla. Molly parecía muy emocionada y compungida por lo ocurrido. Detrás de ellos, Percy Weasley junto a su mujer, dio algunas palabras políticamente correctas y dejó paso a su hermano Bill, con Fleur.
- Nos alegramos que estés bien, Maggie - admitió la francesa - Dominique te adora, y Victoire igual. Eres parte importante de esta familia.
- De veras lamentamos que tuvieras que pasar por eso - continuó Bill, quien en su rostro se podía divisar la cicatriz de guerra que le había heredado Fenrir.
- Todos tenemos nuestras marcas, Bill - le sonrió ella, y él lo comprendió.
Luego, Lucy Weasley, la prefecta de tercer año y la sombra de su padre, parecía aterrada, y así, blanca como un papel, se alegró de que Maggie posea todas sus extremidades, aunque no en óptimo funcionamiento.
Mags se sorprendió al notar que ambos mellizos Scamander estaban allí. Lorcan, de Ravenclaw, sonreía de lado y la abrazó lo justo y necesario. Lysander, en cambio, su capitán de Quidditch, la alzó entre sus brazos elevándola apenas un poco del piso.
- Por Merlín, morena, nos tuviste de los pelos a todos aquí. Nunca más hagas algo tan estúpido, ¿me oyes?
- Fue sin planearlo, Lys. Aunque debo admitir que no sé qué demonios haré ahora que tú no serás mi capitán.
- No existirá quien te encause, morena. Pero yo que tú, recupero ese brazo. Formas parte del equipo campeón, y gracias a tu sacrificio fue así.
- Todo es Quidditch, Quidditch y más Quidditch - se quejó Teddy Lupin acercándose - Lysander, por todos los cielos, casi la mata mi tía abuela. Me alegro de que estés bien, Mags - Teddy la abrazó protector, y fraternal, como solía ser él. Detrás de él llegó su prometida.
- Ay, Maggie. Maggie, por las barbas de Dumbledore. Estábamos muy preocupados. Nos moríamos si algo te sucedía...
- Gracias, Vic. De veras, les agradezco todo lo que hicieron por mí.
- Y no te preocupes - comenzó nuevamente la descendiente de veelas - Ya no habrá gente extraña en el castillo. Yo seré la ayudante de Poppy a partir del año siguiente, y se restructurará todo el staff docente. No te preocupes.
Maggie le sonrió, y caminó apenas para encontrarse con dos voces chillonas que le calaron los oídos.
- ¡¡Mags!! - Dominique y Lindsay la abrazaron a la vez.
- Dom, Lin... ¿Cómo están?
- ¿Cómo estás tú? - preguntó Dominique - ¡Le lancé un maleficio a Lysander! Le dije que no debería hacerte meter en tu cabecita maquinadora que ganar lo es todo. Casi mueres en la Cámara de los Secretos, ¿lo sabes?
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James Potter y el regreso de los mortífagos.
FanfictionVarios años después de la Segunda Guerra Mundial Mágica, la vida sigue en el mundo de fantasía de Harry Potter. Pero las cosas cambiaron, no son como antes. Hogwarts cambió, y los alumnos cambiaron. La escuela de magia y hechicería pasó por cambios...