|Tiempo actual: Día después de que Marinette ordenada su cuarto [Prólogo]|
Se le hizo tarde, otra vez.
Tenían razón con respecto a que hay cosas en las que la gente no cambia, y a pesar de todo lo sucedido Marinette seguía teniendo la impuntualidad marcada en su frente. Se preguntaba cuándo sería el día en el que tendría que dejar de ver al viejo Fu. De alguna manera se sentía presionada y estresada por las sesiones que venía haciendo con él des los últimos meses, claro que cuando recordaba el dolor que aún sentía y su completa incapacidad de sentirse bien en su entorno se alegraba de poder platicar con alguien cómo el Maestro Fu.
Marinette decía que lo perdió "todo".
Buscó su bolso favorito. "¿Es que he olvidado también dónde lo dejé?" se reclamó molesta.
"En el diván" escuchó.
Entonces giró su vista hacia el mueble y miró su pequeño bolso ahí. Sonrió y caminó para tomarlo. "Gracias, Chat" dijo inconscientemente cuando reaccionó. Se detuvo antes de bajar las escaleras. "¿Chat?" pensó y temerosa se giró para ver atrás. No había nada. Su habitación estaba vacía. Ladeó la cabeza dudosa y se dispuso a bajar. "Tal vez ya me estoy volviendo loca" se dijo para acercarse a la cocina, en donde su madre preparaba el desayuno.
"Buenos días, querida" le dijo Sabine con una pequeña sonrisa. Pensaba que seguramente su hija no iba a desayunar, pero decidió preguntarle "¿Te sirvo el desayuno?"
"No, gracias mamá" respondió Marinette. "Ya voy algo tarde" añadió.
"¿Irás de nuevo con el Maestro Fu?" le preguntó curiosa. Sabine no sabía que alguna vez su hija fue la preciada y valiente Ladybug, pero según la versión de su hija el Maestro Fu era un Bob Ross en París y le ayudaba a sobrellevar su tristeza por medio de la pintura todos los sábados, cosa que Sabine y Tom no pudieron negarse, sabían que podía ser algo difícil y que su hija tuviera algo con que distraerse le sería sano.
Claro que esa no era la verdad, pero es algo que sólo tú y yo sabemos.
La azabache menor asintió. "Salúdamelo mucho" le dijo su madre, "espero ver pronto una de tus obras, mi preciosa Marinette". Ella sólo rió nerviosa caminando de reversa.
"Cuidado" escuchó el susurro y se detuvo mirando detrás suyo. Estaba el perchero que estaba a punto de caerse por su descuido, tomó este y miró a su madre confundida.
"¿Y papá?" le preguntó. "En la panadería cielo, lo saludas antes de irte"
Ella no pudo más que confundirse y asustarse. ¿Debería preguntarle a su madre sobre aquellas voces en su cabeza? "No" se dijo mentalmente. Probablemente la darían por loca y con la mala suerte que se carga terminaría en un internado.
Se despidieron y salió hacia la panadería para saludar a su padre tal como su madre le había dicho. Sería mejor que se apurara, el viejo Fu podía ser... impaciente cuando se le daba la gana.
***
"Marinette, qué bueno que llegas" decía el viejo que abría sus ojos al sentir la presencia de su concurrente visita. Ladybug no sale más a París luego de que Chat Noir muriera. Él le había explicado que, el miraculous de Ladybug como el de Chat Noir eran un complemento, por lo tanto, uno no podía estar activo sin el otro, y hasta que no encontraran a un nuevo gato negro, Ladybug debía estar ausente.
La idea por supuesto que no le agradaba a la azabache. ¿Otro chico como Chat Noir? ¡Jamás! Y le dolía admitir, pero... Adrien había hecho bien su papel, y le extrañaba tanto. creía que las cosas serían más fáciles si tuviera a Tikki con ella, pero de alguna manera ella tampoco soportaba la ausencia de su gato preferido así que era mejor que durmiera hasta que fuera necesario.
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No me olvides [Marichat-TERMINADA]
Fiksi PenggemarChat Noir murió. Marinette lo comprueba cada vez que mira aquella lápida grisácea enterrada en la tierra húmeda. Han pasado tres meses y ella sigue llorando como el día de su partida y se pregunta si alguna vez su corazón podrá cicatrizar, pero mien...