"¿Qué le parece si danzamos un poco, my lady?"
"Será todo un gusto, chaton"
Chat Noir hizo una pequeña reverencia ante la azabache para luego tomar su mano y atraerla hacia a él. Marinette detestaba tanto que se lo estuviera tomando con gracia pues la hacía brincar mientras daban giros en toda su habitación. Sus pasos no tenían sentido y tampoco seguían algún ritmo en específico, pero la hacían reír y de alguna manera flotar en el aire.
Él le dio dos vueltas antes de apegarla a su cuerpo. La respiración de la azabache comenzaba a entrecortarse pues estaban demasiado cerca y eso hacía a su corazón latir con fuerza. Era una lástima que no pudiera sentir lo caliente de las respiraciones de su compañero, las extrañaba, a decir verdad. Se sentía un aire fresco y frío al estar junto a él, pero poco le importaba. Ahí estaba a su lado, haciéndola reír y compartiendo tiempo juntos.
No había por qué arruinar el momento.
Ella se puso de puntas para alcanzar mejor aquellos labios. Estaba harta de sólo mirarlos y no hacerles nada, pero justo cuando parecía besarlo, él retomó la danza, pero de forma suave y esta vez al ritmo de una balada. Ella no tuvo tiempo de replicar, pues observó lo buen bailarín qué era.
¡Pamplinas! ¿Qué no podría esperarse de Adrien Agreste? Era afortunada de verlo bailar, pero lamentaba mucho que no lo vieran bailar con ella.
"Debo irme..." comentó él entre la danza y con media sonrisa, a lo cual ella ladeó la cabeza.
"Un rato más, por favor" suplicó.
A decir verdad, él no estaba muy seguro de que si era bueno estar aquí y de esta manera. Le asustaba mirar la luna aparecer y el Sol ocupar su lugar al otro día. Si cerraba los ojos escuchaba demasiadas voces que le guiaban a un lugar desconocido y que le hacía sentir temor y algo frío.
Mejor se quedaba otro poco más a cuidar a su lady antes de tomar una decisión de la cual podría arrepentirse.
"Bueno" respondió él, "sólo una vuelta y ya"
Sonrió al observar que Marinette accedía y cumpliendo con su promesa dieron un par de vueltas más en el piso de su habitación, llevándola así en la cama y recostándola para que se animara a dormir, pues tendría escuela al día siguiente y debía descansar.
"Si estás conmigo siento que todo está bien" susurró Marinette mientras se acobijaba entre las sábanas y sonreía. El rubio sólo emitió una sonrisa burlona sentándose al pie de la cama.
"Y si no estoy, entonces piensa que no es así y entonces las cosas estarán bien siempre... descansa, my lady"
Ella suspiró por aquel frío en su frente y cuando abrió los ojos él ya no estaba ahí. Se preguntaba ¿a dónde se iba? ¿dormía? ¿viajaba a otros lugares? Si tan sólo pudiera estar con él... aunque fuera en otra vida. Ladeó con la cabeza y volvió a acomodarse, contando las estrellas en su mirada para que, después de mucho tiempo, se quedara profundamente dormida.
Mientras tanto en otro punto de París, el anciano Fu se leía su décimo quinto libro sobre el hilo rojo y la muerte, mientras hacía notas y comparaciones con los portadores antiguos de los Miraculous y éstos mismos. Si bien, aunque parecía una oportunidad fascinante para descubrir del poder en los mismos en ese camino tan popular entre la gente, sentía algo de temor.
No creía exactamente prudente que su apreciada Marinette atara a Adrien de tal manera en un mundo en el cual él no pertenece, pero temía que ella se pusiera tan intensa y entonces ya no fuera sólo uno el que esté del otro lado.
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No me olvides [Marichat-TERMINADA]
FanficChat Noir murió. Marinette lo comprueba cada vez que mira aquella lápida grisácea enterrada en la tierra húmeda. Han pasado tres meses y ella sigue llorando como el día de su partida y se pregunta si alguna vez su corazón podrá cicatrizar, pero mien...