18. El gato, el Perro, la Rata y el Sauce Boxeador.

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Annily quedo paralizada a causa de la impresión, no tenía la valentía suficiente siquiera para preguntar por Ron, Harry y Hermione. Lo más probable era que ellos igual habían quedado inmóviles por debajo de la capa invisible de Harry. Los últimos rayos del sol arrojaron una luz sanguinolenta sobre los terrenos, en los que las sombras se dibujaban muy alargadas. Detrás de ellos oyeron un aullido salvaje.

—¡Hagrid! —escuchó susurrar a Harry. Parecía estar impaciente por ir con Hagrid porque la capa se movía bruscamente, lo que mostraba los zapatos de los tres.

Annily tragaba saliva para controlarse, no se animaba a darse la vuelta y encontrarse con la trágica escena; un Hagrid diminuto por las distancia llorando a mares, mientras un Dumbledore mucho más diminuto lo consolaba, el Ministro y el hombre de la comisión que no darían ninguna señal de dolor; o el Verdugo que cargaría la hacha llena de la sangre del hipogrifo. Harry seguía intentando librarse de los chicos, que debieron haberlo tomado para evitar que saliera corriendo a donde Hagrid.

—No podemos —dijo Ron, forcejeando—. Se verá en un problema más serio si se descubre que lo hemos ido a visitar...

Se escuchaba a Hermione respirar floja e irregularmente.

—¿Cómo... han podido...? —preguntó jadeando, como si se ahogase—. ¿Cómo han podido?

—Vamos —dijo Ron, tiritando.

Emprendieron el camino hacia el castillo, andando muy despacio para que Ron, Harry y Hermione no fueran descubiertos bajo la capa. Estaba anocheciendo, la luz del sol se estaba esfumando. Cuando llegaron a campo abierto ya solo eran acompañados por la poca luz de solo que lograba colarse y suave tintineo de las estrellas; la oscuridad se cernía sobre ellos como un embrujo.

—Scabbers, estate quieta —susurró Ron, detrás de Annily.

La rata estaba chillando como loca. Los obligo a detenerse de nuevo. De haber querido, Annily pudo haber continuado hasta llegar al castillo y solo dejar a los chicos con su problema, no habría escuchado el momento exacto en el que decapitaron a Buckbeak y estuviera serena en estos momentos, pero la sorpresa y el shock le impedían pensar por su cuenta, lo que la volvía susceptible a las ordenes.

Annily esperó por segunda vez, dirigió una mirada fugaz al sitio donde suponía estaban los chicos, y donde Ron debía estar obligando a Scabbers a que se metiera del todo en el bolsillo.

—¿Esta todo en orden? —preguntó ya cuando llevaban un buen tiempo sin avanzar.

—Ya casi —respondió Harry de la nada,— ¿Puedes calmar a Scabbers, Ron?

—En un segundo Harry —respondió Ron, los chillidos de Scabbers seguían presentes—. ¿Qué te ocurre, tonta? Quédate quieta... ¡AY! ¡Me ha mordido!

—¡Ron, cállate! —susurró Hermione—. Fudge se presentará aquí dentro de un minuto...

—No hay manera. —anunció Annily, regresando la mirada nerviosa en dirección a la cabaña de Hagrid.

Ya no había nadie por el huerto, sin embargo las luces de la cabaña ya estaban encendidas, posiblemente Fudge estaba dentro haciéndose cargo de los últimos detalles. El verdugo debía continuar afuera, recogiendo los restos de Buckbeak, Annily tragó saliva y se alegró que los arboles estuvieran ahí impidiéndole ver los restos de lo que había sido Buckbeak.

La mano de Ron se salió de la capa, dejando ver así a Scabbers, que estaba aterrorizada. Se retorcía con todas sus fuerzas, intentando soltarse de Ron. En un dos por tres la mano volvió a ocultarse junto con la rata.

—¿Qué le ocurre? —cuestionó Ron con extrañeza.

Entonces apareció la posible razón de que Scabbers estuviera inquieta. Crookshanks, el gato de Hermione, estaba acercándose a ellos sigilosamente, arrastrándose y con los grandes ojos amarillos destellando pavorosamente en la oscuridad. Annily no entendía si las capas de invisibilidad también funcionaban en animales como los gatos, o Crookshanks se estaba dejando llevar por su olfato y los chillidos de Scabbers, porque se dirigía casi de forma directa al sitio donde hace un buen momento la mano de Ron se había salido de la capa. Si no se la había almorzado aquella vez en el dormitorio de los chicos, estaba segura de que lo haría esta vez sin que nadie se lo impidiera.

The Half Blood Princess (El prisionero de Azkaban)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora