10. Oclumancia

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Madame Pomfrey le dio de alta a Harry hasta el fin de semana. Mientras tanto sus compañeros habían ido a visitarle a menudo a la enfermería para animarle el día, le contaban detalladamente lo que ocurría en el colegio y el equipo de Quidditch de Gryffindor llegaba a comentarle las nuevas tácticas de juego que se emplearían en partidos próximos.

A Ginny Weasley no le bastaba solo con visitarlo, también le hacía cosas para que el las conservara. Como por ejemplo la tarjeta de "Mejórate mucho". La tarjeta estaba hecha a mano con dibujos delicadamente trazados y coloreada cuidadosamente; El día que Ginny la había elaborado se llevó unas tres horas durante la tarde, cuando por fin terminó su obra maestra tenía las manos sucias de tinta de colores.

—¿Crees que le guste? —preguntó Ginny, con la tarjeta en la mano y levantándola en el aire para que su amiga pudiera observarla.

Entonces Ginny abrió el pequeño sobre y de él provino una canción que puso haber sido bonita, si no fuera por el volumen elevado que casi reventaba los tímpanos de quien la oyera.

—Sin duda alguna —respondió Annily, aún con las manos cubriendo sus oídos; Ginny guardó la tarjeta (algo que se agradeció mucho) y comenzó a limpiar la mesa en la que había trabajado —¿Piensas entregársela hoy? —le preguntó.

Ginny asintió. Esa misma tarde, Annily acompaño a Ginny a la enfermería. Poco antes de que pudieran entrar y ver a Harry, Ginny se puso tan colorada que casi se parecía al color de su cabello. Al parecer la chica Weasley aún sentia ciertos sentimientos hacía Harry, era como su ídolo o el centro del universo de la pelirroja.

Madame Pomfrey les cedió el paso por cinco minutos, Ginny entró con paso lento y con una sonrisa tímida, aún con la cara colorada; entregó la carta a Harry con timidez y no fue capaz de pronunciar una sola palabra.

—Gracias —respondió Harry al recibir la carta.

Harry abrió la carta y la canción comenzó a sonar a todo volumen.

Espero y te recuperes pronto, de parte de tu amiga que te quiere....—decía la canción.

Harry fingió una cara de agrado, una vez más dio las gracias, cerró la carta y la guardó debajo del florero que había en la mesita de noche cuando Ginny se dio la vuelta. Al parecer ese era el único modo de no escuchar la canción o que la tarjeta no se abriera de improvisto.

En los pasillos abarrotados del colegio, una Ginny más alegre de lo usual hablaba alegremente de Potter.

—¡Le ha encantado! —gritó emocionada—. ¡Acepto la tarjeta, Annily!

—No es para tanto, Ginny —respondió— Solo te ha aceptado la tarjeta, no significa mucho.

Pero para Ginny no era así, comenzó a hablar sobre las posibilidades que ahora existían acerca de una relación entre ella y Potter. Parecía ser una loca etapa del comienzo de la pubertad, por suerte a Annily eso no le había pegado tan fuerte; por que Snape no estaría contento si su hija perseguía a un chico.

El lunes por la mañana después del almuerzo, los de segundo curso tenían clases de Encantamientos; El profesor Flitwick les estaba enseñando el Arresto Momentum. Habían formado parejas; mientras uno lanzaba un balón, el otro tenía que detenerlo usando el encantamiento para evitar ser golpeado.

Hacerlo era algo difícil, tenías que estar completamente concentrado en el objeto que venía hacía ti y pronunciar el encantamiento, si este funcionaba podías caminar con tranquilidad y dejar la pelota tranquilamente en el suelo. Pero si no eras lo suficientemente rápido o no estabas tan concentrado, estaba más que claro que lo único que recibirías iba a ser un balonazo.

The Half Blood Princess (El prisionero de Azkaban)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora