Capítulo 9

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— Ahora necesitamos ver hasta donde llega su poder  —Dijo la doctora— Le diremos que puede hacer pero puede mostrarnos todo lo que puede hacer.

— No creo que eso sea seguro... —Dije seria.

— Solo haga lo que podamos.

— Me dijeron que viniera por precaución, pero vengo a estar aquí para admirarte —Ray entró en el cuarto y se paró en una esquina mientras me daba una gran sonrisa.

— Está bien senorita Onorius ¿Qué hace para defensa? —Dijo un doctor.

— Depende.

— Supongamos que un hombre más fuerte que usted quiere robarle algo y trata de golpearla.

Abrí mi mano y creé un pequeño cuchillo lo suficientemente grueso para dañar a alguien.

— Bien ¿Qué tan resistente es el hielo? —Preguntó.

— Tanto como la madera de un árbol.

— Está bien ¿Eso mismo usa para lanzar a larga distancia? —Preguntó mientras escribía algo.

— Si.

— Interesante —Dijo el doctor.— Probaremos sus reflejos lanzando algunas cosas.

  Lanzaron unas pelotas de tenis, pude esquivar algunas pero otras las evite con paredes de hielo.

— Una pregunta señorita Onorius... ¿Cómo es que obtuvo su magia?

  Las pelotas aún salían y hacia todo lo posible para contestar y evitar un golpe de ellas, afortunadamente logré hacerlo.

—No es magia... Es poder. Mi abuelo me los heredó pero a base de unos estudios que hice, puedo configurar las moléculas a mi alrededor y enfriarlas.

— Woah... —Escuché a Ray.— A parte de bonita, inteligente.

— ¿Donde hizo los estudios necesarios? —El doctor paró el lanzamiento de las pelotas para mirarme por la ventana.

— Laboratorio de la preparatoria.

— Bueno, gracias por su disposición.

  Unos guardias entraron para ponernos las pulseras que teníamos antes, después, nos escoltaron hacia afuera de la habitación en dónde estaban los demás.

— Tengo que decir que me dejaste impresionado Aubrey —Dijo El Jefe.

  Ni siquiera lo voltee a ver, simplemente me quede parada en dónde me dejaron.

— Pero falta un entrenamiento militar exhausto de una semana entera.

— No puedo estar una semana en entrenamiento militar, no puedo soportar tanto ejercicio.

— Todos tienen que hacerlo —Dijo el Cap.

— Si... —Contestaron los 4 chicos con desánimo.— Y cada vez que viene alquilen nuevo, todos lo volvemos a tomar —Dijo Scott.

— Mientras ustedes están en el entrenamiento, aprovecharemos ese tiempo para llevar a cabo una casa especial para que vivan los cinco. Aún no de sabe si pueden usar sus poderes libremente, pero les diré de eso luego —Dijo el Jefe mientras me miraba con una sonrisa.— Espero que el comandante Raynolds pueda soportarte... Pueden ir a comer.

  Por medio de pequeños empujones me llevaron a mi y a los chicos a un comedor con pocas mesas, lo único que tenía color era la comida, lo demás era de color grisáceo y blanco.

— Tomen asiento, por favor.

  No me mandaron a sentarme con ellos, por lo que decidí sentarme a tres mesas de ellos dándoles la espalda para evitar contacto visual que claramente me incomoda.

  Después nos trajeron de comer, era un pedazo de carne, vegetales y puré de papa. Comí los puros vegetales, pues la carne ni el puré de papa se veían bien, además, no confiaba en la comida que me daban. No pasó tanto tiempo para que una cocinera se me acercara.

— ¿Quiere más? —Preguntó.

  Sólo contesté un "no" moviendo mi cabeza de un lado a otro, la cocinera se llevó el plato y dejó un pequeño caramelo, eso me mejoró un poco el día.

Narra el Jefe.

  Mientras dirigían a comer, nosotros nos pusimos a ver los resultados en la sala de camaras y los resultados de Aubrey son muy impresionantes.

— Para ser la menor, es una de las mejores —Dijo John.— Pero cambiando de tema ¿Como vas a cumplir todo lo que dijiste?

— ¿Crees que cumpliremos eso? No somos un gobierno como para darle a cada persona lo que quiere.

Podía enfocar mi mirada a la del comedor, dónde ella se encuentra lejos de los chicos y jugando con el pequeño caramelo que tiene en manos.

— No entiendo como la soportaremos tanto tiempo —Dijo John mientras ponía la cámara en pantalla completa.

— Es terca, muy seria y un poco detestable... Demasiado. Pero lograremos controlarla de alguna u otra forma, no durará mucho tiempo con ese carácter mientras yo siga vivo.

— Apenas y tratas con los demás chicos ¿Crees que podrías con ella? Ellos no tienen los mismos problemas del pasado que ella, simplemente piensan que llegaron aquí para hacer un bien.

— Puedes usar los recuerdos en su contra para que te haga caso... Por algo está aquí.

— Cierto... —Su cara no parecía tan convencido de lo que había dicho, pero aún así sonrió un poco para cambiar de tema.— ¿No tienes hambre?

— Ya ordene comida china.

— Piensas en todo.

— Por algo estoy aquí, John.

Narra Blaine.

Después de terminar la comida empezamos a platicar sobre Aubrey, imaginando que no nos escuchaba porque estaba lejos.

— ¿Creen que siga enojada? —Preguntó Scott.

— Yo le pregunto —Dijo Ray mientras se levantaba.

— Tu siéntate —Dije mientras lo sentaba.— No le caes tan bien que digamos, a parte, no le puedes preguntar a cualquier mujer si está enojada, es lo peor que puedes hacer.

— ¿Por qué?

— No lo sé, solo lo leí.

— Podemos hacer que venga —Dijo Aaron.

— Que buen chiste —Dijo Scott mientras se reía.— Nos odia.

— Tal vez si tratamos de convivir con ella.

Narra Aubrey.

  En lo que escuchaba a los chicos hablar sobre quien podía hablarme o no, llega una cocinera para decirme lo que t ngo que hacer hoy. La verdad, no puse atención pero suspiré de tantas cosas que me dijo, para nada quería hacer algo de eso pero estaba obligada a hacerlo.

— Hola —Llegaron los cuatro chicos y se sentaron en la mesa, todos enfrente de mi.

— ¿Ya te dieron un horario? —Preguntó Scott pero yo no contesté.— Oh...

— Bueno, queríamos disculparnos por traerte aquí —Él me sonrió pero apenas y lo miré.

— Yo no —Interrumpió Ray.— Bueno, es decir, si me siento mal por traerte aquí pero si nunca lo hubiéramos hecho, no podría apreciar tu belleza.

— No ayudas, Ray —Dijo Aaron.

  Me levanté de la mesa y me apoyé con mis manos en ella, no me gusta que me digan eso ni traten de ser mis amigos, no me gusta eso.

— Ustedes tienen que escucharme, yo no quiero ninguna relación con ustedes, ni como amigos, ustedes son sólo cuatro chicos que empeoraron mi vida más de lo que ya estaba y lo seguirán siendo —Todos me miraron seriamente, podía sentir que mis ojos ya estaban de otro color pero eso no me importó.— No me hablen.

Aubrey: Los Problemas del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora