Aubrey: Los Problemas del Pasado

Capítulo 28

— Por eso no puede venir —Explicó el nuevo psicólogo. La psicóloga Miller no pudo venir porque a parte de psicología también es científica, ella trabajaba en una molécula que acabó en una explosión de nuevo, pero se está recuperando poco a poco. El experimento ya lo había realizado su padre pero falleció en el intento, ella de milagro sobrevivió... Supongo que por eso Blaine estaba algo triste.

— Mhg...

— Bueno, con la señorita Miller estaban viendo ¿Comunicación? —Me miró el doctor.

— Ajá.

— Bueno, usualmente una persona tiene dificultad en hablar porque no convive lo demasiado con personas y no pueden desarrollar su comunicación si no hablan  ¿Cuánto tiempo pasas con tus familiares?

— ... ¿De verdad me pregunta eso? — Pregunté con decepción.

— Señor Rubens... ella no tiene familia —Dijo un guardia que estaba allí con nosotros. Estábamos en la habitación en dónde nos pusieron en un principio, ya habían pasado dos días desde que llegamos.

— Oh, lo lamento, solo me dijeron que viniera, ni siquiera vivo aquí cerca —Explicó el doctor apenado.

  Lo miré fijamente y luego volteé mi mirada hacia la ventana.

Narra el Cap

  Por el momento todo iba de lo peor, Miller tuvo una accidente, Blaine está triste por ella, Scott está preocupado por todos, Aaron no puede dormir bien y Ray tiene problemas con la comida. Todo muy mal pero aún así tenemos que seguir.

  El hermano de Miller había llegado antes, el señor John Miller estaba un poco preocupado así que yo lo llevé al cuarto en dónde estaba su hermana.

— ¿Estará bien?¿No le habrá pasado algo grave?¿Se recuperará? —Preguntó él mientras íbamos de camino a ese lugar.

— No fue tan grave... Creo —Dije al llegar a la habitación.— Si necesitas ayuda sólo habla a un doctor.

— Gracias... —Él entró en la habitación y yo me devolví a mis deberes. Llegué a la habitación en dónde estaban Aubrey y el doctor y escuchaba las conversaciones. En un tiempo entró el Jefe.

— ¿Cómo va?

— Mal, Rubens no fue la mejor opción —Le contesté.

— Fue lo que pensé, pero Miller tardará en recuperarse, además, algo de ese experimento no salió totalmente mal —Dijo al ver a Aubrey con una pequeña sonrisa.

— ¿De verdad?¿Qué es? —Pregunté.

— Luego puedes ir a verlo tu mismo... Será una ayuda —El Jefe se sentó y me miró haciendo una seña para que el doctor dejara el cuarto.

— Ehh... Gracias señor Rubens pero puede retirarse —Dije por medio del micrófono.

— Oh, muy bien, gracias señor — Sin nada más, él salió muy apresurado y Aubrey se quedó allí.

— Voy a entrar, aprovecharé que el señor presidente está ocupado con su hijo —El Jefe entró en el cuarto y pude ver la cara de desepción de ella.— Buenos días, Aubrey.

Narra Aubrey

  ¿Por qué siempre tienes que venir a molestarme?¿Por qué?¿Por qué no puedo estar en paz en un momento?

— Hola, Aubrey —Saludó al entrar, con su clásica mirada retadora y su sonrisa que me quería hacer golpearlo cada vez más.— Mira, ya que te recuperaste... Contéstame ¿por qué rayos le hiciste eso?

— No lo sé

— ¿No lo sabes?

— ¿No es lo que acabo de decir?

  El Jefe dió un golpe con fuerza en la mesa, su temperamento nunca fue bueno.

— Déjate de preguntitas, Aubrey —Acercó su cara y me miró fijamente.

— No sé de qué te sirve hacer esa pregunta —Contesté.

— No me daré por vencido, Aubrey, lo verás muy pronto —El Jefe se fue y cerró la puerta, me dejaron encerrada allí por una hora y después me fui.

  Pasaron cuatro meses hasta que llega año nuevo, pasó navidad y esas cosas, no hicieron nada más que leer cartas de su familia... Yo... no recibí ninguna. La psicóloga Miller se iba mejorando poco a poco y el Doctor que me atendía era más y más fastidioso.

  En esos meses se terminaron las clases de entrenamiento, aprendí más, sufrir más. También pude acabar mi preparatoria de forma online. Todo iba bien... mal por el momento. Llegó el 31 de diciembre y me invitaron a una cena a la cual no quería ir, pero tenía que ir.

— Aubrey ¿Ya estás lista? —Preguntó el Cap al llegar a la habitación.

— No quiero ir.

— Tienes que ir —Contestó.

— ¿Qué voy a ganar? —Pregunté enojada.

— ¿Quieres que le hable al Jefe?

— No... —Me levanté y salí de allí, seguí a los guardias y me llevaron a una limusina, la última vez que estuve en una limusina no salió muy bien.

— Hermanita —Con una sonrisa, Tyler me saludó.

— Ya te he dicho que no me gusta que llames así —Contesté al subirme.

— ¿Sabes que día será mañana? —Preguntó emocionado.

— Viernes.

— ¡Será 1 de enero! Ya serás una mujer de 18 años —Me miró con esa misma emoción.

— Claro... —Miré por la ventana un poco desanimada y Tyler se me acercó.

— ¡Y! Hoy conocerás a alguien muy especial para mi...

  Llegamos a la casa blanca, yo ya la había visitado antes para cenas pero ahora tenían más seguridad que antes. Entramos Tyler y yo y nos recibió el presidente muy feliz.

— ¡Aubrey! Gracias por venir... —Él me abrazó y yo solo me aparté.

— Ajá.

— Supongo que tú debes de ser Aubrey —Saludó una chica alta, morena y con cabello rizado.

— Ella es a quien te quería mostrar, Aubrey, ella es mi novia Rohana Dutch —Él miró emocionado a su novia y a mí, pero yo no tenía opinión en lo absoluto.

— Ah...

— Mucho gusto —Ella me extendió la mano por lo que me aparté.

— Bueno, ya es tarde, deberíamos comer ya —Seguimos al presidente hasta el comedor, allí estaban otras personas importantes pero yo solo estaba allí, a lado de Tyler, viendo como le prestaba atención a su novia.

— Y dime, Aubrey ¿Cómo es tu hermano? —Preguntó curiosa.

— No lo sé, me dejó olvidada por 13 años... —Contesté.

— Oh.

— No le gusta hablar de mi, mejor hablemos de ti —Tyler mira muy enamorado a su novia.

  Me dan asco. Los minutos pasaron y ya era media noche, yo estaba sentada en un sillón esperando a que el sufrimiento acabara. No me gusta festejar, lo odio.

— ¡Aubrey! —Se me acercó Tyler un poco ebrio.— Ya eres una señorita ¡Qué bien!

—Ajá.

  No me gustaban los cumpleaños, siempre fueron desastrosos para mí, nunca me gustaron.

— Vamos... Alégrate... Por favor —Esa voz. Esa voz la odiaba.