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A simple vista nada había cambiado entre el maestro y su alumno excepto que tras un acuerdo ambos habían quedado de encontrarse en un cubículo de estudio después de las clases. SeokJin llegó puntual arrastrando su mochila con total cansancio y con las botas de trabajo con un poco de tierra después de una clase práctica. NamJoon le esperaba dentro del lugar acordado con una sonrisa suave y una pizarra llena de palabras desconocidas para Jin que le hicieron abrir los ojos en demasía incluso antes de saludar con una reverencia.

Dos horas después entre algunas bromas y bastantes explicaciones, SeokJin por fin podía ver que quizás no era tan malo en la materia aunque estaba empezando por lo más básico y casi se sentía un chiquillo de primaria cuando sus explicaciones comenzaban con un "Hello, my name is SeokJin", el moreno aseguraba que en algunas cuantas clases se podría al corriente de la clase y recuperaría el semestre justo a tiempo para el examen final prometiéndole que si salía bien tendría una nota alta en la calificación total.

Aprendió además que su maestro no era tan estricto como lo era en clase al menos cuando estaban solos y dejaba ver con mayor frecuencia esos pocitos en sus mejillas cuando el menor hacía una frase bien. Le sorprendió demasiado cuando el hombre acaricio levemente su cabello y le dijo un "Muy bien SeokJinnie, que chico tan bueno" al terminar satisfactoriamente de traducir un párrafo y se encontró a si mismo inclinándose hacía la caricia y disfrutándola, casi pudo haber "ronroneado" y si estuvieran en otra situación pudo haber mostrado su sumisión sin pensarlo, termino disfrutando incluso de sus palabras sintiendo ese tirón en su pecho que hace mucho tiempo no percibía. Ninguno de los dos dijo nada y la clase transcurrió casi con normalidad aun cuando en su interior ambos se preguntaban "¿qué rayos había sido eso?", con silencios que no fueron incomodos pero si inquietantes y un montón de miradas nerviosas entre ellos.

Se despidieron con un movimiento torpe en la puerta del cubículo, NamJoon como todo un caballero quiso abrirle la puerta y SeokJin tomó el pomo al mismo tiempo, sus manos chocaron con suavidad pero las mejillas de SeokJin se tiñeron con un ligero tono rosado y dentro de los ojos del moreno algo brilló al verlo y fue tan evidente que incluso el alumno pudo verlo.

SeokJin llegó a su casa con el corazón latiendo fuerte contra su caja torácica, su cerebro reproducía una y otra vez la caricia del moreno y aunque quiso decirse que solo era una tontería, algo en su interior le decía que no lo era.

Ahora sabía cómo se sentían las manos del moreno, fueron contactos fugaces pero que de alguna forma se quedaron grabados en él, las manos de NamJoon eran grandes y fuertes con un toque suave al mismo tiempo, no es que no lo hubiera tocado nunca porque por supuesto le había saludado alguna vez, le había pasado algún objeto e incluso recuerda haber sentido su palma en la espalda cuando le indicó cuál era su coche aquella noche en el club, pero esta vez era diferente, este contacto se había sentido de otra forma, podía recordar exactamente como se sentía, la textura exacta de su piel e incluso la temperatura.

Quizás por eso esa misma noche se despertó jadeando, sus mejillas rojas y la piel caliente, casi podía jurar que había sentido un par de manos fuertes, grandes y suaves recorrer la piel de su torso con extrema delicadeza, como pequeñas alas de mariposa arrastrándose por su piel, un contacto efímero con la yema de los dedos. Se había soñado a si mismo sentado sobre las rodillas del hombre, sus ojos profundos los miraban con ternura y su sonrisa preciosa solo demostraba cuan cuidadoso sería con él, esa misma sonrisa orgullosa que le había regalado cuando había hecho las cosas bien, esa misma sonrisa que Jin quería producir de nuevo.

SeokJin se sentía como si fuese él mismo algo valioso, como si el hombre tratara de no lastimarlo en ningún aspecto al tocarle...y quizás por eso la sabana se levantaba levemente en el espacio de su entrepierna y tal vez por eso jadeaba con el roce de la tela. Tuvo que hacerse cargo de sí mismo introduciendo su mano bajo la ropa y tratando de alejar sus pensamientos de Kim NamJoon, algo que fue totalmente difícil y que al final de todos sus esfuerzos no pudo hacer, una y otra vez venía el recuerdo del hombre a su mente mientras se acariciaba a sí mismo y retenía pequeños sonidos incluso con su soledad. Recuerdos de NamJoon con aquella camisa negra que se apegaba a su espalda o el recuerdo del leve rastro de piel canela en su pecho que dejaban ver los tres botones superiores abiertos; la sonrisa enigmática y su voz suave como el terciopelo pero tan grave que erizaba su piel, pero sobre todo con esa aura tan imponente que lo hacía sentir pequeño, que hacía sus piernas flaquear y de la que había logrado ver un poco filtrarse incluso en sus clases particulares, y por eso vergonzosamente solo pudo correrse cuando se visualizó sentado en sus piernas con una de sus manos sosteniéndole con delicadeza en la cadera y la otra en su miembro, jadeando ligeros "papi, voy a correrme ahora", con la sonrisa orgullosa del hombre como si SeokJin hubiese hecho algo maravilloso y con un suave "Bien hecho, princesa" susurrado gravemente en su oído.

Ver de nuevo a su maestro a la cara iba a ser difícil, se dijo a si mismo con la palma de su mano manchada, las mejillas rojas y tras sus parpados la perfecta visualización de un moreno satisfecho sosteniéndolo por la cadera.

Princess Complex [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora