SeokJin está harto de los estereotipos, está harto de que lo traten como si fuese de cristal pero sobre todo está harto de que lo traten como una princesa porque no, él no tiene un jodido complejo de princesa.
Y sin embargo realmente no odiaba cuand...
Un pequeño cosquilleo despertó a NamJoon, sentía el cuerpo cálido envuelto en sus brazos y la respiración acompasada que golpeaba en su pecho. Abriendo los ojos disfrutó de la preciosa vista, una mata de cabellos rubios y revueltos se apoyaba contra su pecho, haciéndose ligeramente para atrás NamJoon pudo vislumbrar algo que le removió el corazón, su niño estaba aún dormido, los ojitos cerrados suavemente, las pestañas largas y oscuras casi tocaban sus pómulos ligeramente rosados, sus labios rojizos se abultaban un pequeño puchero haciendo sobresalir su inferior que era tocado levemente por su delgado dedo pulgar, los dedos restantes de su manos se aferraban a la camisa del moreno, NamJoon lo miró con ternura, su bebé era precioso, era igual a un ángel mientras dormía. Pasó la palma de su derecha con suavidad los cabellos rubios de su niño, no quería despertarlo, las hebras sedosas se enredaban en sus dedos y NamJoon estaba fascinado, su niño debería estar terriblemente cansado, la noche anterior habían hecho tanto, su pequeño cuerpo estaba resentido y lo sabía, NamJoon quería decirle cuan orgulloso estaba de él, cuanto lo adoraba, quería mimarlo y hacerlo sentir querido. Y eso mismo haría.
Se levantó de la cama con cuidado de no despertarlo, tuvo que acariciar los nudillos de su mano hasta que los pequeños dedos se aflojaron y soltaron su camisa, un puchero de disgusto se posó en su boquita y aunque papi lo odió sabía que era necesario para consentir a su bebé. Hizo un pequeño viaje a la habitación de su príncipe y tomó el peluche que sabía era su favorito al menos el pequeño, Kim SeokJin tenía montones y dos de ellos eran sus favoritos, uno del tamaño del moreno, ese oso gigante que le había dado la bienvenida y el segundo una pequeña ballena azulada que cabía perfectamente en sus brazos, NamJoon la trajo un día después del trabajo como premio, SeokJin solía sentar la ballenita en su regazo cuando coloreaba y NamJoon adoraba la escena. Dejando el peluche en su pecho el chico lo abrazo al instante, una sonrisa se dibujó en sus labios regordetes y el corazón del mayor se saltó un latido.
Aunque SeokJin tenía un horario bastante bien establecido debido a su escuela, los fines de semana ambos mantenían un momento de relajación, se despertaban casi al mismo tiempo queriendo aprovechar todo el tiempo que tenían juntos, esta vez aun siendo domingo, NamJoon se había asegurado de que ningún ruido fuese a despertar a su príncipe, estaba más que de acuerdo que su niño se merecía un descanso de su usual rutina. Cuando NamJoon bajó a la cocina había una sonrisa enorme en su rostro, encendió la estufa y rebuscó en la nevera, sabía cuál era el desayuno perfecto para su bebé, rápidamente su cocina se había llenado del delicioso aroma de panqueques con mantequilla, una torre esponjosa como nubes se formó en un plato blanco, encima el jarabe se desplazaba por los pequeños frutos de blueberry, NamJoon sonrió satisfecho de su creación, tomó una bandeja de cama y la leche chocolatada que tanto adoraba su príncipe en ese vasito que tenía un conejito adorable al frente y su propia bebida.
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Dejó la bandeja con el desayuno de ambos en la mesita al lado de la cama y se metió debajo de las sabanas nuevamente, el calor del cuerpo de su príncipe fue reconfortante, seguía dormido profundamente seguramente exhausto pero en vez de tener el bonito puchero ahora tenía los tentadores labios entreabiertos, la mano grande del mayor se posó en la mejilla que no se aplastaba contra la almohada.- Mi cielo-. Su voz grave había bajado en un susurro tan suave como el algodón.- Mi amor, es hora de desayunar-. Los parpados de su niño hicieron un vano intento por abrirse y la boquita delicada como pétalos de rosa se abrió formando una "O" perfecta. Su puño derecho fue directo a frotar sus ojitos dejando por fin el par de pupilas somnolientas, NamJoon siguió acariciando la mejilla esponjosa con su pulgar hasta que la mirada del menor demostró que estaba consciente de todo.- Bueno días, papi-. Susurró con la vocecita suave y una sonrisa preciosa que podía iluminar una habitación.- Buenos días babyboy, debes estar hambriento de anoche-. Dejó un beso suave en la frente de su príncipe y SeokJin casi pudo haber ronroneado de gusto. Se sentaron ambos con la espalda en el cabecero de la cama y el mayor se encargó de mover la bandeja a sus piernas.
Los ojitos cafés miraban con ilusión la torre de panqueques, las pupilas brillaban de forma adorable.-Voy a alimentarte bebé, ayer fuiste un niño muy bueno y es hora de que papi te consienta-. Con una sonrisa ladeada NamJoon tomó el tenedor cortando un trozo de los panqueques pinchando a su paso un blueberry, los labios llenos del chico se abrieron recibiendo el alimento y un dulce gemido de gusto salió de ellos cuando el sabor explotó en su lengua, las mejillas de SeokJin se abultaron de forma adorable y el corazón del moreno se llenó de ternura, algunos bocados más tuvieron el mismo efecto en NamJoon, las manitas de SeokJin tomaron su vasito de conejitos y los labios regordetes se cerraron en la pajilla rosada tomando su bebida favorita. Era la imagen perfecta para despertar un domingo, su niño adorable recibiendo sus atenciones, abultando las mejillas y los labios rosados cubiertos de jarabe haciéndolos más dulces para recibir los montones de besos que papi tenía preparados para mimar a su principe.