Capítulo 4

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Música del siglo pasado sonaba en el hospital mientras esperaba a mi turno.

Era lunes, y me pude escapar unas horas de clase porque me habían citado con mi médico. Se ve que mi madre estaba preocupada porque últimamente no comía tanto como hacía un tiempo.

''¿Danielle Cobrain? ¿Está Danielle Cobrain?'' El señor de pelo blanco y bata a juego se asomó por una puerta del mismo color. Me levanté lentamente haciendo que mi madre tirase de mi manga para que me diese más prisa. Ella estaba faltando al trabajo, y sólo quería que entrásemos, que nos dijesen ''Su hija está perfectamente, es cosa de la edad''. y después irse pitando.

Lo normal.

Así que entramos. La habitación parecía un psquiátrico, todo blanco y con posters que llevaban mensajes positivos: ''Todo lo que necesitas es un poco de amor.'' ''Lo imposible sólo tarda un poco más.'' ''Si te dan limones, haz una limonada.''

El hombre me indicó una silla al lado de la de mi madre, así que me senté.

''Bueno señorita, ¿a qué se debe su visita?''

Instintivamente miré a mi madre, como diciéndole que hablase ella.

''Lleva unas semanas con el apetito perdido. Ya no desayuna y a penas come cuando está en casa.'' Miré la chapa que llevaba mi médico en la que estaba escrita un nombre. Subí la mirada y le escaneé, fijándome en sus movimientos y en cómo afirmaba con la cabeza a lo que decía mi madre. Era un señor de unos cincuenta años, con ojeras y arrugas por todas partes. Por mi cabeza pasó un ''ew'' cuando vi que escupía saliba al hablar.

''Usted tiene que estar tranquila, es completamente normal. Los críos a su edad suelen preocuparse por su aspecto, incluyendo que se sienten presionados por los estudios y las amistades. Danielle está perfectamente bien, pero si considera que su salud está en peligro, le puedo elaborar una dieta ahora mismo.''

Me fui de ahí con unos folios en los que me daban alimentos que ayudaban a desarrollar huesos y chorradas de esas. En cuanto llegase a mi casa iba directo a la basura.

''Dani, ¿te acerco al instituto?'' Si iba en coche tardaría un cuarto de hora, pero si iba andando tardaría más o menos media hora.

''No, no. Me voy andando, que tú ya llegas lo suficientemente tarde.''

''¿Segura?'' Asentí. ''Pero lleva cuidado, que en el tiempo han dicho que hoy iba a llover.''

Puse los ojos en blanco y ella sonrió. Me dió un beso antes de subirse al coche.

Empecé a andar, me puse los cascos, cosa que no solía hacer porque sentía que me iban a atropellar o que pisaría a algún animalejo; pero eran las nueve de la mañana y los únicos abuelos que habían estaban sentados en los parques.

Habían pasado diez minutos y yo seguía andando. Iba mirando al suelo, y poco a poco me fui fijando en las pequeñas marcas que se estaban formando ahí. Estiré una mano para comprobar mis sospechas.

Estaba lloviendo.

Aligeré el paso, parecía que cuanto más rápido andaba, más apretaba la lluvia, y aún quedaba un buen camino. Mierda, mierda, mierda.

El pelo me chorreaba, iba tiritando y lo único que podía hacer era cubrir mi mochila debajo de mi rebeca para que los libros no se estropeasen.

Corría, andaba, saltaba, parecía que cada vez faltaba más para llegar. No me cabía más agua en el cuerpo ni en la ropa.

A los cinco minutos estaba entrando por la puerta de mi clase.

''OOOOOSSSSTIAAAAA.''

''¿Pero qué hace la loca esta?''

Amnesia || l.h (Temporada 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora