Capítulo 28

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"¿Danielle?" La voz de Luke se escuchó por el pasillo, en un solo movimiento guardé mi cuaderno debajo de la almohada.

"En mi cuarto." Sonreí y se me ocurrió la idea de esconderme para darle un susto. Me puse detrás de la puerta sin hacer ningún ruido.

"Sigo sin acostumbrarme a encontrar cada habitación en esta casa, es como un laberi-" Le vi pasar por delante de mi escondite y no lo pensé más. Me lancé sobre su espalda e hice que soltase un gritito de chica. Reí en su cuello, agarrándome a sus hombros para no caerme. "Hija de... Casi me da un ataque."

"¡Has gritado como una niñita! ¿Cómo está Lukita? Mi bebote grandote."

"Oh, ¿así que mi nombre en femenino es Lukita? Entonces el tuyo es Daniello." Le di golpes en la espalda, él me agarró por los muslos y comenzó a correr por toda la habitación, yo gritaba que me soltase mientras ambos reíamos. Cuando se cansó de dar vueltas nos dejó caer en mi cama. "Lukita suena horrible. ¿No podemos cambiarlo?" Negué con la cabeza.

"Ya has sido bautizada. A partir de ahora te llamas Lukita Roberta. Necesitas meterte en el papel." Dejé un beso en su mejilla y fui a mi armario a buscar algo que le pudiese estar y que fuese femenino. Teniendo en cuenta que él estaba delgado, no habría ningún problema si le diese una de mis camisetas anchas. Escogí una de color rosa de tirantes y unos pantalones cortos que ya no usaba porque me quedaban grandes. Se los tiré y él negó.

"Estás loca si crees que me voy a poner eso."

"Vaaaamooooos. Porfi porfi porfi. Si quieres yo me visto de chico y todo eso, pero por favooooor." Puse cara de cachorrito y enlacé mis dos manos, suplicándole. Él se rascó la frente y terminó rodando los ojos.

"Pero yo elijo la ropa." Di un grito de victoria y dejé que buscase en los cajones. Se quedó con la camiseta que yo le había dado, pero cogió otro pantalón más largo que llegaba a la altura de por encima de la rodilla. Me dió su camiseta y sus pantalones. Dejé que se cambiase en mi habitación y yo salí al pasillo, no quería que me viese en ropa interior ni de por asomo.

"Luke, ¿puedo entrar?" La puerta se abrió mostrando a un Luke vestido de rosa, mirando al horizonte.

"¿Luke? ¿Quién es Luke?" Dijo él, poniendo una voz aguda y mirándose las uñas.

"Cierto, cierto. Quise decir Lukita." Yo imité su voz, tratando de ponerla lo más grave posible. "¿Sabes, mujer? Deberías maquillarte un poco. Te veo muy pálida."

"No jodas, Danielle." Se quejó él, volviendo a su voz normal.

"¿Danielle quién?" Me reí y fui al aseo de mi madre. Saqué su bolsa de maquillaje y de pinturas. Cuando entré a mi cuarto, obligué a Luke a que se sentase en mi cama enfrente de mí. "Yo soy un hombre y todo eso, pero en mis tiempos mozos trabajé en una peluquería y se me da bastante bien esto." Me aguanté la risa, hablar de esa forma era una de las cosas más difíciles que había hecho nunca. Luke me miró, indignado.

"No es justo, Daniello. Tú también te verías mejor con un corte de pelo o barba."

"Realmente, soy motero. Ya sabes, viajo con mi moto, es como mi hijo." Luke asintió lentamente, levantando las cejas.

"Entonces no irías nada mal con un poco de pelo por la cara, ¿no crees?"

"De acuerdo, yo te pinto y luego tú me pintas. No puedo hablar más así, me duele la garganta."

"Vale, no necesitamos eso. Podemos ser Lukita y Daniello sin las voces." Dijo él. Reí y abrí la bolsa. Saqué unos trozos de algodón y un bote con un líquido hidratante, no quería que terminase con la cara roja por las pinturas. Mojé el algodón en el líquido y le hice una señal a Luke para que se acercase. Le cogí de la barbilla y comencé a restregarlo por su nariz, él la arrugó y apretó los ojos. Le avisé cuando terminé para que abriese los ojos.

"Es tu día de suerte, Lukita. Te voy a dejar elegir entre sombra de ojos azul o rosa." Luke se rió y cogió el de color azul.

"Considero que este haría juego con mis ojos." Le di una cachetada en la rodilla y comencé a pintarle. Él no dejaba de hacer gestos raros con la cara y se me hacía difícil trabajar en ella.

"Nene estate quieto."

"Disculpa, pero soy una nena." Seguí con el maquillaje, me di cuenta de que tendría que haberle puesto primero aquel mejunge naranja antes que los polvos de los ojos. No le di importacia y restregué la pasta por toda su cara, evitando la zona ya pintada de azul. "Joder, qué asco."

"Una señorita no dice malas palabras."

"Tienes razón. ¡Recórcholis, qué desagradable aventura!" Me reí, no sabía que se podía llegar a ser tan idota. Una sonrisa enorme apareció en mi cara cuando encontré el rimel y el lápiz de ojos.

"Aquí viene la mejor parte." Tracé una línea negra en sus párpados, que terminaba en punta a la altura de sus cejas, las cuales peiné con el rimel. No pude dejar de reír en ningún momento.

"Vale, espera, mientras tú me pintas yo también quiero pintarte." Dijo él.

"Está bien, coge lo que quieras." Le di la bolsa y él empezó a buscar. Cogió otro lápiz de ojos pero ese tenía la punta más grande. Él dibujó líneas cortas y largas en mis mejillas y yo le pinté los labios de rojo.

Cuando estuvimos listos, nos pusimos de pie y nos miramos al espejo.

Yo llevaba un entrecejo tremendo, con barba, bigote y patillas. Él parecía la típica muñeca imitación de Barbie que suelen vender en las tiendas de todo a cien, le había hecho un moñete en el tupé y corazones pintados con pintalabios a cada lado de la cara.

No sé cuánto tiempo estuvimos riéndonos, pero a Luke se le corrió el rimel por haber llorado.

Terminamos tumbados en el suelo, su cabeza al lado de la mía y nuestros pechos subiendo y bajando descontroladamente. Cuando me calmé me giré a mirarle y le limpié la parte de debajo de los ojos con mi manga.

"Eres una princesa." Le dije. Él se rió y quitó la goma que aguantaba su pelo.

"Y tú un motero morboso, pero sigues estando guapa."

"¿Es eso un cumplido gay?"

"Puede ser. Quiero decir, si fueses tío seguramente me haría gay por ti." Me tapé la boca para reírme.

"En serio, tus cumplidos son difíciles de entender. Pero gracias por hacerte gay por mi." Le di otro beso en la mejilla y después él dejó un beso rápido en mis labios. "Sabes a fresa."

"Es por el pintalabios, se me ha dormido la lengua de tanta fresa y tanta historia." Me acarició la frente, pasando su mano por mi pelo y luego por mi nariz, recorriendo cada parte de mi cara con las puntas de sus dedos. "Eres... Eres increíble."

"Tú también, pero obviamente yo más." Me pellizcó un moflete.

"Creída."

"Ya sabes que es una broma." Se movió en el suelo para acercarse más a mí y puso su cara a centímetros de la mía.

"Lo sé." Sonrió y me besó.

Amnesia || l.h (Temporada 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora