Capítulo 27

12K 781 30
                                    

Entrelacé mis dedos con los de Luke y dejé caer mi cabeza en su hombro. Él colocó su mejilla encima de mi cabeza y continuó calumpiándonos. El suave viento que provocaba el lento balanceo del columpio hacía que mi pelo se revolviese y chocase contra nuestros rostros, haciéndonos reír. Luke colocó sus brazos a cada lado mío, abrazándome desde la espalda.

Estaba sentada en su regazo, en un columpio de un parque, en un parque de un barrio, en un barrio de una ciudad.

Me agarré al sentimiento de que era capaz de congelar el tiempo y quedarme así para siempre. La respiración de Luke en mi oído hacía que se me erizase la piel, cada golpe de aire que soltaba acariciaba mi cuello y producía un escalofrío que recorría toda mi espalda.

Giré la cabeza en un movimiento rápido para dejar un beso en sus labios y acontinuación volver a la postura anterior.

"¿Recuerdas cuando fuimos a buscar mis libros al centro comercial, ese día que pasó un chico por delante nuestra y te quedaste como atontada?" Reí al recordarlo, Luke acarició mis manos. "Nunca olvidaré la cara que pusiste. Dijiste que era tu olor favorito, y me di cuenta de que yo no tenía olor favorito." Sonrió y siguió hablando. "Pues ya lo he encontrado."

"¿En serio? ¿Qué es?" Le pregunté.

"Tu pelo. Huele como a... Cielo." Cerró los ojos para concentrarse y después los abrió asintiendo, convenciéndose a sí mismo de que esa palabra cuadraba con el olor de mi pelo a la perfección.

"Supongo que es un cumplido, así que lo tomaré de todas formas." Él besó mi mejilla y volvió a abrazarme.

Veinte minutos mas tarde, entré por la puerta de mi casa.

Acababa de haber estado hablando con Luke de nuestros olores favoritos, pero ahora me encontraba con uno de los que más detestaba.

Entré a la cocina y observé el panorama: mi madre estaba en una de las sillas, con un cigarro en la boca y una botella de vino en la mano. Había una nube gris pegada al techo y la mesa estaba cubierta de hojas.

"¡Adivina quién llegó! ¡El correo!" Canturreó y le dió un sorbo a la botella. Inmediatamente me acerqué a un cajón y agarré un paquete de pastillas. Sin que ella se diese cuenta, dejé caer un par de ellas al fondo de la botella. No me hizo falta ser muy cuidadosa para que no lo notase, porque estaba complétamente borracha e inestable.

"Vamos a la cama a hablar, mamá." La obligué a apoyarse en mí y la tumbé en el colchón. En menos de dos segundos cayó dormida, quité el cigarro de su boca y lo apagué en el cenicero.

Cuando estuve un poco despejada y hube limpiado el desastre, cogí las cartas para leerlas.

El primer sobre llevaba mi nombre escrito, y por el sello supe que la carta llegaba desde España.

"Nos dirijimos a Danielle Ann Cobrain Pleit residente en Australia con su madre Felicia Pleit y su hermano Charles Jake Cobrain Pleit. El juzgado central de España ha recibido una denuncia por parte del padre del individuo, Charles Cobrain. En dicha denuncia se reclama a ambos descendientes de Cobrain, ya que, declarado por el padre de los niños, se produjo un secuestro en el año 2005. No se han demostrado pruebas físicas, pero el demandante ha relatado una serie de sucesos que necesitamos que nos confirmen como ciertos. Por este motivo, convocamos un juicio en el mes de abril del año 2012. El juicio puede alargarse, por lo tanto ambos niños comenzarán a ir a una escuela y, en el caso de Danielle Ann Cobrain, a un instituto. Los dos centros se encuentran a una distancia corta del lugar de residencia y del juzgado, por lo que no se necesitará ninguna clase de transporte. Cualquier dirección o número de contacto se encuentra al pie de la carta. Gracias por colaborar con una sociedad más estable."

Aquel discurso se cerraba con una firma y el nombre de una persona. Respiré hondo.

Agarré la siguiente carta y la abrí. Dentro de ésta estaba escrito lo mismo que en la anterior. Volví a coger otro sobre, todos llevaban lo mismo.

Me tumbé en el suelo y apreté mis rodillas contra mi pecho, aumentando la capacidad para respirar.

Todo este tiempo nos habían estado llegando las cartas, pero ni mi madre había abierto el correo ni yo le había dicho nada.

Calculé el tiempo que faltaba para que llegase aquel día. Estábamos a junio de 2011. De acuerdo, faltaba menos de un año; diez meses para ser exactos.

Pero seguía sin preocuparme tanto, tanto como el hecho de contárselo a Luke.

Abrí mis contactos en el teléfono, en busca de alguien con quien hablar. El nombre de Paula apareció en la pantalla. Inmediatamente borré el número y llamé a Elena.

"¿Quién es?" Ella contestó después de varios pitidos.

"Elena, soy Danielle. Necesito hablar."

"Está bien, ¿quieres que vayamos a algún sitio y así te despejas?" Quedamos en la cafetería de debajo de mi casa. En cuanto llegué la vi esperándome y me sonrió. Llegué hasta sus brazos y dejé que me estrechase.

Nos sentamos en una mesa de fuera del local, la camarera llegó y cada una nos pedimos un batido.

"Está bien. Ahora cuéntame." Me froté los ojos.

"Me ha llegado una carta que dice que en abril del año que viene tengo que ir a España para asistir a un juicio. Mi padre ha denunciado a mi madre por secuestro. Según él, mi madre nos obligó a quedarnos en Sídney mientras él se iba a la otra punta del mundo." Lo solté todo sin pararme siquiera a coger aire de vez en cuando.

"Vaya. Qué... Qué mierda." Elena se rascó la cabeza y frunció el ceño. Comencé a sentirme de esa manera, como una mierda. Las ganas de llorar aumentaban y no era capaz de aguantarlo.

"Y lo peor, es que soy una puta mentirosa. Soy un asco, una mierda. No entiendo por qué Luke sigue conmigo. Debería morirme y acabaría para siempre."

"Hey, ¿qué dices? No me digas que sigues sin contárselo."

"Sí, aún no sabe nada. Porque me da miedo. Pensará que soy una perra psicópata con una depresión de narices, soy peor que una embarazada. Eso es. En cualquier relación de dos personas de quince años, en cuanto una de ellas está preñada o tiene una drepesión tremenda, la relación se pierde, no funciona." Elena no se movió de su sitio, mirándome con los ojos encogidos, como tratando de comprender algo.

"Tú eres imbécil. Sigues sin darte cuenta de que Luke ya sabe que tienes depresión. Oh, ¿nadie te lo había dicho? Vete a la mierda, de verdad. Cualquiera que te vea se daría cuenta de qué te pasa, pero ya te vale. Tienes a una persona- mentira, tienes a cinco personas en la tierra y a una en el cielo que te quieren con locura. Luke nunca, NUNCA se apartaría de ti por el simple hecho de contarle todo. Al contrario, si te callas, va a ser peor. Y yo te quiero, te quiero como a mi hermana, como a mi mascota ¿de acuerdo? Ahora cierra la puta boca de una vez y dime que dentro de poco hablarás y que serás feliz, porque realmente va a pasar y realmente te lo mereces. Te quiero." Se levantó y me dió otro abrazo, pero esta vez más fuerte, como si tuviésemos miedo de perdernos.

"Yo también te quiero, mucho." Hablé en su cuello. Cuando nos separamos, me acarició la cara y me limpió con las mangas de su jersey. "Siento eso." Dije, señalando la mancha de lágrimas que llevaba en la camiseta. Ella se encogió de hombros y volvió a sentarse en su sitio.

Amnesia || l.h (Temporada 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora