※Dos

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Llegar al departamento fue bastante doloroso. Sus llaves estaban colgadas, ahora sin el montón de llaveros que traía consigo, no estaban sus mantas esparcidas por el sillón... No estaba ella. Solté un suspiro metiéndome por el pasillo hasta la que había sido nuestra habitación. Sus cojines odiosamente felpudos no estaban encima de la cama, ni tampoco sus cremas y perfumes, y su maquillaje tampoco estaba esparcido por la cómoda. Abrí el closet viendo colgadas mis poleras, camisas, polerones... Pero sus vestidos ni faldas estaban ya. No había nada de ella, es como si ella jamás hubiese existido, como si jamás hubiese vivido aquí.

Me senté en el que había sido mi lado de la cama por cuatro años, abrí la mesa de noche y ahí estaba la caja en forma de rosa negra, y dentro estaba el estúpido anillo que le iba a regalar. Ahora es cuando me doy cuenta que no se deben tomar decisiones apresuradas.

Cerré la caja y la tiré al cajón de forma brusca, lo cerré con fuerza y pasé las manos por mi cabello, con demasiado enojo y frustración encima como para poder quedarme sentado por más tiempo. Así que me metí en closet y saqué un short y una polera deportiva, saqué las zapatillas y las dejé a los pies de la cama para cambiarme de ropa. Saqué las vendas y mis guantes, esas que hace tiempo no usaba y hoy por fin volvería a usar.

No diré que dejé de entrenar por Beth, pero si debo admitir que dejé el gimnasio muchas veces de lado por ella; pero era mi novia, era mucho más importante que cualquier otra cosa para mi. Y ahora todo se había acabado y sentía que cualquier sacrificio que hice por ella, no valió nada de todas formas.

Agarré el bolso y bajé al estacionamiento para ir por mi auto, hoy mas que nunca tenía ganas de golpear un saco, así que me monté rápido y salí del edificio directo a uno de los gimnasios de mi papá.

...

Llegué al gimnasio y pasé la tarjeta que se les daba a todos los clientes, pasé por donde debería haber un chico o una chica de apoyo viendo a los clientes nuevos que llegaban, pero no había nadie. Me metí detrás del mesón por si algún cliente llegaba y justamente llegó un chico a preguntar sobre los planes anuales que habían en el gimnasio.

—Con ésta tarjeta pasas al gimnasio, sólo la marcas en el torniquete y ya está. —dije entregándole la tarjeta— Cuando vengas a entrenar, pasas por aquí y pides que te hagan la revisión de rutina y a partir de eso un personal trainer te indicará lo que debes hacer dependiendo de lo que quieres lograr.

—Genial, vendré mañana entonces —el chico me sonrió y con un apretón de manos se marchó.

Guardé el archivo del nuevo cliente en el computador y cuando iba saliendo del mesón apareció Jax, uno de los PT junto con una chica. Se acercó a mi con una sonrisa y me dio un abrazo apretado haciéndome reír.

—Tanto tiempo sin verte, ¿Como es que apareciste? —me encogí de hombros e hice una mueca.

—Me apetecía venir a entrenar hoy, he tenido cosas que hacer últimamente y no he podido venir tanto como lo hacía antes —agarré mi bolso y le medio sonreí a la chica que lo acompañaba a modo de saludo.

—Oh, ella es Emma, la nueva chica de apoyo —miré a la morena de grandes ojos marrones y ésta me sonrió de la misma forma que lo había hecho yo— comenzó hoy y le estaba mostrando el gimnasio.

—Oh genial, bienvenida entonces —la miré una última vez y luego miré a Jax— hay un cliente nuevo, ya está inscrito y todo.

—Ah gracias —palmeo mi hombro y se adentró en el mesón junto con la chica.

Tras intercambiar un par de palabras más con Jax, me fuí al camarín de hombres para poder dejar mi bolso en uno de los casilleros y vendar mis manos. Hace mucho tiempo no hacía ésto, y se sentía bien hacerlo ahora.

YOU & I (Terminada - SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora