※Cinco

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—Una más —pidió Emma a mi lado juntando ambas manos en su boca, como si estuviese orando, lo que me hizo reír y negar con la cabeza. Tiré la pelota y ésta cayó justo en el circulo que debía para poder ganarme el ansiado peluche que ella quería— ¡Si!.

Elevó sus brazos al cielo y me abrazó del cuello mientras reía contenta, besó mi mejilla mientras yo la sostenía de la cintura y luego se separó de mi para poder recibir su esperado regalo. Sus ojos me miraban brillantes al tener al gigante oso panda en sus brazos, el que era más grande que ella por lo que la hacía ver como una verdadera niña. 

—De nada —dije fuerte haciéndome el ofendido al no escuchar un “gracias”, pero la verdad es que con ver su sonrisa me sentía más que pagado.

—Gracias —dijo virando los ojos y abrazándome de costado— me encanta mi nuevo peluche.

—Me alegro de que te guste. —pasé un brazo por sus hombros y comenzamos a caminar— Es más grande que tú el peluche, creo que ni siquiera te ves.

—Deben pensar que el oso está caminando sólo —dijo bromeando con su estatura también.

—Hasta mi hermana menor es más grande que tú, y no miento —dije mirándola a lo que ella me miro con los ojos entrecerrados.

—Yo no soy pequeña. —dijo virando los ojos— El problema es que tú eres muy grande.

Me largue a reír y la miré divertido— Dilo hasta que te lo creas.

Ella golpeó mis costillas con su codo y caminó más rápido​ alejándose de mi, y yo solo pude mirarla recordando lo que momentos antes me había dicho.

Nunca antes una chica se me había confesado primero que yo, siempre he sido yo porque es lo que todos los chicos hacen, confesarse a su chica primero y luego ellas se confiesan a nosotros. Y la verdad es que me parece emocionante en cierto punto dejarme conquistar por ella, ya que siendo sincero, no le costará mucho.

—Puedes ser alto pero eres bien lento —dijo a unos metros de mi esperándome con una sonrisa— aún debemos subirnos a un montón de juego, anda apúrate.

Su sonrisa era brillante, como a mi me gustaba verla, así que sin pensarlo mucho la seguí y agarré su mano entre la mía, haciéndola correr hasta la siguiente parada.


...

La siguiente semana había sido muy buena a decir verdad, con Emma cada día nos acercabamos más y eso era bastante gratificante ya que me hacía olvidar de todo los problemas que podían rodearme. Me hizo dar cuenta de cuan fuerte era ésta chica, aún con su madre fallecida hace un par de semanas, tenía la capacidad de sonreír como si en su vida todo estuviese bien, y hacer sonreir a otros, que era mucho más valorable.

Era tanto el tiempo que estábamos pasando juntos, que su padre me había invitado a comer con ellos varios días a la semana, incluso hubo un día en el que él y yo quedamos solos y me dijo que se alegraba de que yo llegase a la vida de su hija, y me agradeció por no apartarme de ella en el peor momento. Y como apartarme de ella justo cuando la estába pasando tan mal, jamás haría eso.

—¿En qué piensas? —la voz de Emma me sacó de mis pensamientos y me hizo mirarla.

Estaba frente a mi, apoyada sobre la encimera y mirándome con esos bellos ojos y esa sonrisa coqueta que siempre que podía me mostraba.

Estábamos en mi departamento, habiamos comido aquí ya que no teníamos ganas de salir ahora, y me gustaba estar aquí con ella.

—Pensaba en ti —dije mirándola fijamente, notando como se ponía nerviosa al tenerme mirándola fijamente.

YOU & I (Terminada - SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora