Día #9.

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odo había sucedido demasiado rápido.

En tres meses de discusiones, llantos, gritos, amenazas y armas enfundadas... Lo lograron... Bueno, no, Tsuna lo logró.

Suspiró viéndole ir de aquí para allá acomodando, recogiendo y tirando cosas donde le venía en gana y cuando le daba la gana.

Hibari no comprendía porque tanta emoción en armar y desarmar un mueble que jamás usarían, suspiró.

-Tsunayoshi, Gokudera vendrá mañana -señaló atrayendo la mirada del castaño-. ¿No puedes esperarlo y hacer que...?

-¡No! ¡Tenemos que hacerlo nosotros! -frunció el ceño-. ¡Es nuestra primera casa, Kyōya!

-Ya, ¿y tú crees que tus padres lo hicieron todo en su primera casa? -rodó los ojos-. Porque te digo, lo míos en serio que no lo hicieron. Ellos fueron listos y contrataron a alguien.

Tsunayoshi le miró mal y siguió en su labor de armar una mesa de café, Hibari volvió a suspirar y le miró desde el sofá.

En serio que no entendía su insistencia con esa cosa, en primera ninguno de ellos tomaba café y la idea de que fuera comprada para Reborn no le hacía feliz.

Todavía recordaba el dramón que se armó dos meses atrás, cuando el asesino se apareció en su casa con un documento que decía orden de alejamiento.

Había sido demasiado wtf.

-Kyōya... ¿No estás emocionado? -cuestionó Sawada diez minutos después-. ¿Tanto te molestó que decidiera esto por mí mismo?

-No estoy disgustado -suspiró con melancolía-. Estoy de luto.

-Oh, Dios -rodó los ojos-. ¡Supéralo, hombre!

-¡No, no puedo, atún insensible! -sollozó dramáticamente-. ¡¿Cómo me pides que lo olvide?!

-Venga, he dicho que lo superes no que lo olvidé -se acercó y se sentó junto al sofá-. No puedes seguir llorando por eso, es algo perturbador, ¿sabes?

-Cállate, no lo entiendes.

El décimo suspiró notando como su pareja carnívora y orgullosa se deprimía, rodó los ojos.

Era una reina del drama, ahora entendía porque los chicos decían que eran el uno para el otro.

-Kyōya, te contaré un cuento.

-No me trates como un niño.

-Entonces ponte los jodidos pantalones de niño grande y sup...

-Te escucho, venga -sonrió-. Me gustan tus cuentos, Tsuna-san.

-No vuelvas a decir eso en tu vida, Hibari.

-Poco respeto.

-Llorón.

-Hijo de...

-Con mi madre no, pendejo.

-Iba a decir hijo de fruta -se encogió de hombros-. Ya sabes, por esa época en que Mukuro y Chrome no nos quisieron juntos.

-¡Oh, es verdad!

-Jamás miento.

-¡Sí lo haces!

-Ya, bueno es normal, pero empieza, hombre, no tengo tu día.

-Vale, vale -sonrió divertido-. Entonces eso, había una vez...

-No así, por favor.

-Tiquismiquis.

-Ya no quiero nada.

El castaño hizo la cuenta mental, la paciencia se le iba y golpearía a su nube para que dejara el drama.

¡Que es que la única reina debía de ser él! A la mierda la vida, estaba harto.

-Vete a la mierda -gruñó levantándose del suelo-. Yo aquí, tratando de consolarte por la pérdida de Cone y tú jodiendo mi paciencia.

-Insensible.

-Me regreso a mi maldita casa, no me busques.

-No lo haré.

-No volveré aunque supliques.

-Eso es una idiotez, jamás lo haría.

Sawada le miró desde arriba, ¿en serio no le iba a detener? Es decir, volvería aunque no quisiera ese lugar lo había alquilado él, pero aún así...

-¿Tanto te afecta?

-Me siento deshonrado.

-Dramático.

-No es drama, hablo en serio.

-¿Te estás sintiendo mal por él?

-Tengo sentimientos encontrados.

-¿Estás jodiéndome?

-No, pero eso me haría sentir mejor.

-Creo que no estoy de humor.

-Que raro.

-Ya, es que eres demasiado sexy -suspiró sentándose otra vez, Kyōya le miró-. ¿En serio es tan importante?

-Una tragedia.

-¿Tanto así?

-Al estilo Romeo y Julieta, pero sin las muertes.

-Lo odias.

-No, yo lo amaba... Pero no quería que él lo supiera.

-Tenía que irse.

-Y no entiendo porque.

-No era nuestro.

-¡Piensa en Cone!

-Cone el conejo que no nos pertenecía -asintió-. Hibird no puede estar deprimido por él.

-¡Lo suyo era amor!

-Ya, Hibird Hibari enamorado de Cone Rokudo -volvió a asentir-. Un conejo enamorado de un ave.

-¡Amor del bueno!

-Ya, ya, era amor real.

-¡Eso!

-Estás loco.

-Bueno, accedí a vivir contigo, supongo que sí.

-Mejor hablemos de Cone -sonrió-. Dime, ¿qué se siente que el conejo tuviera pareja e hijos?

-Deshonra a su vaca.

-No más Disney para ti.

-Rayos.

Sawada rió entre dientes, definitivamente aquella "tragedia de amor" era lo más random que presenciaba, pero era feliz de ver a su tonto novio tan deprimido.

Se lo merecía por haber aceptado el separarse de él.

¡Eso sí era de hijo de puta!

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Tragedia random :v

30 días de infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora