Día #10.

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—Tenemos que hablar.

—Ya te dije que no puedes irte a vivir a Narnia.

Tsuna bufo desanimado y Kyōya siguió consintiendo a Roll, a Hibird y al traidor de Natsu.

Iba cerca de un año ya, Sawada estaba un poco muy harto de esa situación y no tardó en recordar el tema por el que había sentado a su pareja en el sofá.

Le miró seriamente.

—Kyōya, es en serio.

—Ya te dije —se encogió de hombros sin hacerle mucho caso—. Narnia no existe, no es mi culpa así que...

—¡No, no es sobre eso! —rodó los ojos—. Es algo importante, el futuro de nuestra relación depende de esto.

—¿Nuevamente fuiste a fumar con Bermuda?

—S... No... —desvió la mirada y el azabache le frunció el ceño—. Tal vez... Quizá Kawahira estuvo ahí... O quizá fuiste tú el que se fue a beber con Din...

—No consumo alcohol.

—Oh, es verdad...

—Entonces, ¿has pensado sobre dejar la nicotina?

—¿Tú has pensando sobre el calentamiento global? —se cruzó de brazos indignado—. ¡Eso es un tema serio, Kyōya! ¡Piensa más allá de mí! ¡Piensa... Piensa en Venezuela y la prostituyente que se inventó su presidente!

—¿No era constituyente?

—Venidos al caso es lo mismo —bufo—. ¿Acaso no lees la prensa o ves noticias internacionales? Ese hombre se cree dictador.

—¿En serio? —cuestionó escéptico—. ¿Cómo... Cómo ese tipo de Cuba?

—Algo así, pero no creo.

—Ya, ¿por qué estamos hablando de política si todo inició con tu deseo de ir a Narnia? —le miró con sospecha mientras acariciaba detrás de las orejas de Natsu—. Además, en serio me preocupa tu adicción, he hablado con Reborn sobre eso.

—Oye, yo no me meto con su café ni con tus cosas pequeñas y monas —se encogió de hombros—. Ustedes no se metan conmigo, además, ni siquiera es nicotina.

—¿No lo es?

—Que no, son cigarros de chocolate.

—Eres idiota.

—También te amo, amor.

—Asco.

—Ya.

Ambos rodaron los ojos, Hibari consideró la idea de encender la televisión y ver documentales sobre leones bebé o irse a leer la primera estupidez que se le cruzase.

Tsuna divagó un poco también, meditando sobre el chocolate, Narnia, Venezuela, la prostituyente y aquello de lo que quería... ¡Mierda!

—¡Te dije que tenemos que hablar, so payaso! —exclamó golpeando al azabache con un cojín del sofá—. ¡No me distraigas, imbécil!

—No he hecho nada, sólo te he seguido la corriente.

—¡Si sabes como soy para qué me das alas! —volvió a golpearlo—. ¿Sabes qué? ¡Mejor me voy de esta casa!

—¿A Narnia?

—S... ¡No! —frunció el ceño—. ¡Me voy a hablar de esto con Mukuro y Cone! ¡No me busques!

—No iba a hacerlo —suspiró—. Sólo ibas a decirme lo mucho que amas a Bruno y lo difícil que es no shippearlo con Nero, ¿no?

—¡Para que lo sepas que mi vida no es sólo 91 days!

—Ya, ¿Ginger?

—¡Mono!

—Sí, sí —rodó los ojos—. ¿Aún no lo superas?

—Jamás lo haré —sonrió—. ¡Es que ese hombre es hermoso y un sádico y...!

—¿No se te va mucho?

—¡Tú no viste a ese hombre! —señaló indignado, Hibari rodó los ojos—. ¡Te dejaría por él sin dudar ni un segundo, perro!

—Ya, volverías a mí poco después —suspiró—. Yo te dejaría por Ren, sin dudar ni un segundo.

—¿Ese que se cree perro?

—No se cree perro, atún.

—Venga, no te enojes. No es mi culpa que Haru haya vuelto a olvidarlo.

Después de eso, el décimo notó su horrible error.

Esa noche, Tsuna fue echado de su departamento y Kyōya no le perdonó sino diez días después.

¡Nadie se mete con Ren, perras!

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Pinche Haru :v

30 días de infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora