Día #11.

272 47 15
                                    

°

°

Frunció el ceño y le miró con sospecha, Hibari lucía incómodo y no entendía por qué.

—¿Te sucede algo, Kyōya? —cuestionó mirándole fijamente—. Luces inquieto.

—Tu tutor tiene su arma sobre la mesa, apuntando hacia mí —señaló con una mueca—. ¡Jamás había estado tan tranquilo!

—Oh, entonces está bien.

Y así, Sawada volvió a comer tan tranquilo... Como si su pareja y su tutor no le mirasen con extrañeza.

Ese era el momento en que él empezaba a discutir con Reborn siempre, sin falta.

—¿Te sucede algo, Dame-Tsuna?

El castaño detuvo sus movimientos y se giró completamente tenso hacia el azabache que le había criado, sonrió inquieto.

—No, Reborn, estoy bien.

—Ya, ¿me ves cara de niño?

—Quizá.

—Sabes a qué me refiero.

El décimo torció el gesto y dejó sobre la mesa su cubierto, se cruzó de brazos y miró a su pareja con el ceño fruncido.

El asesino se intuyó que venía así que se puso cómodo y sonrió.

—La cosa es que alguien me oculta algo —soltó—. No voy a decir nombre, pero es una alondra.

—Velo por tu bien, te dije que no estaba de acuerdo con tu amistad con Bermuda.

—No me refiero a eso.

—¿Es por echarte de la casa?

—¿Echaste a Dame-Tsuna de su casa? —cuestionó un sorprendido hitman—. ¿Estás demente?

—Él se metió con Ren —se excusó a la defensiva—. ¡Sabe mejor que nadie lo sensible que soy con ese tema!

El sol miró al cielo en busca de explicaciones y el chico se encogió de hombros, restándole importancia.

—Super lovers —bufo—. Nada realmente...

—¡Es más importante que tu compañía romana! —Hibari golpeó la mesa molesto—. ¡Haru se ha caído por las escaleras por andar de idiota ayudando gente! ¡Es un completo herbívoro!

—Pero te encanta.

—¡No me encanta a mí! —exclamó indignado—. ¡Es al omnívoro de Ren al que le encanta! ¡El pobre está sufriendo!

—Y eso debería importarme porque...

—¡Porque amo a Ren como tú a Mono! —frunció el ceño—. Honestamente, Tsunayoshi, no te reconozco.

—Claro que no lo haces —ironizó enojado y rodando los ojos—. Con lo ocupado que estás saliendo con Haru.

Hubo silencio después de esa afirmación y la rabia de Sawada creció ante la expresión sorprendida y nerviosa de su novio, el asesino tomó su arma para mantenerla lejos de su aprendiz.

—¿Haru? ¿Miura Haru? —intervino por fin el tutor—. ¿Nuestra Haru? ¿Esa que utiliza el desu como Colonello el kora?

—Sí, esa misma.

—¿Para qué sale con Haru? —frunció el ceño mirando de uno a otro—. ¿No lo sabes?

—Me enteré de su aventura gracias a Xanxus.

El confiable y para nada irascible primo, claro que sí.

—No tengo una aventura.

La mirada que se ganó le heló la sangre al gran prefecto, el sol se levantó para alejarse unos pasos... Supuestamente para darles privacidad en lo que iba a hacer unas llamadas.

—¡No mientas! —exigió golpeando la mesa en un ataque de furia—. ¡Sé que me engañas con ella!

—¿Por qué dices eso?

—¡Porque soy muy listo y lo sé todo, maldito!

—Tsunayoshi, cálmate.

—¡No me pidas que calme cuando me estás engañando con Haru! —exclamó cada vez más molesto—. ¡Con la maldita Haru, por Dios! ¡Mi mejor amiga en el mundo! ¡Eres lo peor!

—Tsunayoshi, en serio no te estoy engañando con nadie —suspiró—. Mucho menos con Haru.

—Acabas... Acabas de llamarla Haru...

—Bueno, ese es su nombre.

—Tú no llamas a nadie por su nombre...

—Te llamo a ti por tu nombre, Tsunayoshi.

—Pero... Pero yo luché dos meses —murmuró completamente desolado—. ¿Tan en serio vas con ella? ¿Estabas pensando dejarme?

—Tsuna, no voy a dejarte, no te estoy...

—¡Lo he descubierto! —exclamó Reborn volviendo a la cocina—. ¡Eres un asco Hibari Kyōya!

Otro, ¿y ahora a ese qué demonios le estaba dando? ¿Menopausia masculina e infantil? Jesús.

—Reborn, ¿puedo volver a casa?

—¡Es que te venías conmigo quisieras o no! —le tomó del brazo y le levantó de la silla—. ¡No voy a dejarte aquí ni un minuto más!

—Oye, está es la casa de Tsunayoshi —Kyōya también se levantó—. No puedes sólo...

—¡Silencio, infiel!

—No soy...

—¡Silencio, dije!

La nube suspiró y miró el drama que se montaba el ex arcobaleno, Tsuna sólo se dejó arrastrar dedicándole a su pareja una mirada que dejaba algo en claro.

Aquello no se quedaría así.

======

Mamá mía, Kyōya no es infiel, por Dios... Y seguimos dolidos por Haru. Ese. Idiota.

30 días de infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora