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°Muy bien.
Hora de hacer la revisión.
¿Anillo? Sí. ¿Discurso de disculpa? Sí. ¿Valentía? No está, dijo que dejes el mensaje. ¿Xanxus apuntándole con una pistola para que no regrese? Se le ha sumado Squalo.
-Te he traído hasta aquí gastando mi dinero -se quejó el azabache-. Toca esa puerta, disculpate, follen y sean felices.
-Pero...
-Oye, el dinero nos duele -añadió el espadachín picándole las costillas con un bate de béisbol-. Para colmo se me quedó la espada, ósea. O entras o le hago competencia a Yamamoto y juego con tu cabeza.
Tsuna le miró aterrado y luego miró la puerta de la residencia Hibari, habían estado conservando ese lugar en honor a la fallecida familia de su novio y ahora... Se arrepentía un poco de haberle dado un lugar al que huir.
Suspiró.
-Pero...
-Escoria, por Dios -bufo empujándole-. Están de aniversario, es un momento perfecto para una reconciliación.
-¡Pero y si...!
-¿Y si te está esperando pacientemente porque sabe aje eres idiota? -interrumpió Superbi rodando los ojos-. ¿Y si quiere verte y arreglar las cosas pero ni te ha buscado porque todos son unos malditos orgullosos hijos de puta?
-Las posibilidades son infinitas, escoria -Xanxus palmeó la espalda de su pareja, mirándole preocupado-. No hagas que nos preocupemos por ti y ve a arreglar las cosas antes de que a esta escoria le dé un ataque.
Squalo siguió murmurando maldiciones y Tsunayoshi consideró que entre todos, quizás el más afectado había sido la lluvia de Varia... No entendía porque y sentía que todo estaría bien mientras no preguntara.
Volvió su atención a la puerta, reunió coraje y dio un paso... Luego retrocedió dos e intentó huir.
Obviamente no funcionó y tuvieron que hacer uso de la ilusionista que se había colado en el avión con ellos, Vipper bufo al verle actuar tan cobardemente e hizo uso de una de sus ilusiones para hacerle quedar a pocos centímetros de la puerta.
Sawada le miró mal.
-Entra, no me pagan lo suficiente para esto.
-Nadie te está pagando.
-¡Exacto! Es mi forma de devolverte el favor -giró la cabeza en dirección contraria y a los tres les pareció ver un sonrojo en su rostro-. Mi agradecimiento por haber roto la maldición.
Eso era chantaje psicológico del bueno, el castaño se frustró al tener sobre él tres pares de ojos. Suspiró mirando la puerta.
Volvió a suspirar e intentó calmarse momentos antes de tomar el pomo de la puerta y darle vuelta, le tranquilizó notar que no estaba cerrada con llave.
Ingresó en la residencia notando el lúgubre silencio que reinaba en el lugar, paseó su mirada por toda la estancia y notó tazas de té en la mesa frente al sofá.