Día #18.

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Sólo quería estar solo con su soledad, ¿por qué le tenían que arrastrar de aquí para allá con los asuntos referentes a su boda y Vongola?

¡No quería saber ni una mierda de nada de eso!

Suspiró.

Se encontraba parado mirando fijamente un jarrón de porcelana con decorados egipcios.

Le gustaba... Seguramente a su abuelo también le habría gustado...

—Escoria, no te quiero ver llorar —sintió un golpe para nada amable en su cabeza—. Arriba esos ánimos, ha pasado un mes.

—Un mes es poco tiempo, Xanxus —murmuró—. ¿Por qué debería estar feliz ahora?

Un segundo golpe en su cabeza le aturdió un poco y miró con un puchero hacia su mejor amiga, Haru le dedicó una fría mirada.

—Eres cada vez más tonto, Tsuna-san.

—¿Y ahora por...?

Un tercer golpe y miró mal a Gokudera, ¿acaso era una broma? Si le seguían pegando se quedaría muchísimo más tonto y ni quien lo aguante.

Hibari se mantuvo al margen metido en sus pensamientos, ese era otro que andaba raro últimamente.

—Juudaime, le hablaré como uno de su mejores amigos y espero que no afecte para nada nuestra relación jefe-mano derecha —suspiró—. Tsuna, eres el idiota más grande que he llegado a conocer... ¡Y no novio es Yamamoto Takeshi, por Dios! ¡¿No sientes lástima?!

No lo hacía, pero asintió.

Volvieron a pegarle.

—¡¿Y ahora qué?!

Miura sonrió encogiéndose de hombros.

—Se ha sentido bien y quería repetir —Sawada rodó los ojos—. ¿Quieres que dejemos las decoraciones para después? Hay algo más importante por hacer.

Aquello llamó la atención del castaño, los otros dos chicos notaron la mirada de malicia en la castaña y retrocedieron para seguir en sus propias cosas.

Kyōya sólo suspiró resignado a verse arrastrado por el caos que eran los herbívoros.

—¿Algo más importante? —cuestionó un escéptico Tsuna—. ¿Qué es más importante que la decoración para mi boda?

—No es la decoración para tu boda —rodó los ojos—. Son los centros de mesa y algunas cosas para su apartamento.

—Ajá, ¿qué es más importante que esto?

Sonrió.

Había una gran cantidad de cosas que Haru consideraba más importante.

¿La primera? Distraer a Sawada Tsunayoshi de su depresión por la pérdida de su abuelo.

¿La segunda? Descubrir qué demonios ocurría en la mente de Hibari Kyōya desde el funeral.

¿La tercera? Buscar el traje perfecto para su mejor amigo y un hermoso vestido para ella, quien sería su dama de honor.

¿Cuarta? Conseguir una nueva cafetera porque Chrome había roto la última que Kyoko les había regalado.

¿Quinta? Bueno... Era esa la que la hacía sonreír, Nana debía estar esperándoles.

—Muchas cosas —se encogió de hombros—. ¿Puedes acompañarme a hacer unas compras?

Aquello extrañó al castaño, pero asintió totalmente dispuesto a acompañarla.

Se sentía culpable aún por haber desconfiado de ella y de su novio.

Es así como se dejó arrastrar al infierno mismo, dejando atrás a su pareja, su primo y uno de sus mejores amigos.

Tarde se dio cuenta de que había caído y la vergüenza lo invadió a ver a su madre de pie, esperándolos frente a una tienda de lencería para hombres...

¡¿Cómo demonios habían encontrado esa maldita tienda?! ¡Siempre pensó que cosas como esas existían en los mangas y fanfics!

Gritó en busca de auxilio ante tan embarazosa situación y lo único que logró fue hacer que más personas notaran su infortunio.

—¡Me vengaré!

Haru rió junto a Nana mientras ambas le arrastraban dentro de la tienda, él no se vengaría aunque quisiera.

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A mí me ha dado vergüenza :v cuenta como el reto del día xd

30 días de infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora