02 -kiss

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Amber sonrió al ver a la pelirroja tensa y al rubio cubierto por un gorro y unos lentes.

–Ahora se cree Superman. —Una sonrisa ladeada se asomó por su rostro.

–La primera regla del fugitivo es no correr, sino caminar. —La chica se apresuró hasta llegar a las espaldas de los fugitivos. Sonrió ante las palabras de su amiga.

–Si corro con estos zapatos, se me saldrán. —Steve estaba nervioso y Amber no pudo evitar soltar una pequeña risita.

Caminaron hasta una tienda de aparatos electrónicos seguidos de la rubia. Natasha se aseguró de que ella viniera detrás al entrar a la tienda.

–El disco tiene un programa de seguimiento. Cuando lo iniciemos, S.H.I.E.L.D sabrá dónde estamos. —El rubio no podía evitar mirar a todo su alrededor. Amber se acercó unos pasos y manoseó el teclado de un laptop.

–¿Cuánto tiempo tendremos?

–Alrededor de nueve minutos desde... —Natasha insertó el pendrive en la computadora— ...Ahora.

Steve fijó su vista en la chica que se encontraba a unos pasos de él. La noto inofensiva y siguió observando su alrededor.

–Fury tenía razón acerca del barco. Alguien intenta esconder algo. El disco tiene algún tipo de I.A. Se sobrescribe para anular mis órdenes.

–¿No puedes controlarlo? —Rogers acercó más su cuerpo al de la pelirroja y miró la pantalla desde arriba.

–El desarrollador era algo más listo que yo. —Natasha dejo salir aire y negó.

–Imposible, no fui yo. —Susurró la rubia a las palabras de la pelirroja.

–Un poco. —Especificó al comentario anterior. Dirigió una pequeña mirada a su costado y vio a la chica sonriendo. Quiso rodar los ojos pero se contuvo.

Amber tecleó algunas cosas en el laptop. Pudo entrar a la seguridad de S.H.I.E.L.D. y frunció el ceño cuando se encontró con información no muy grata de ver.

–Intentaré abrir un rastreador. S.H.I.E.L.D. diseñó esto para rastrear programas malignos, así que si no podemos leer este archivo quizás podemos saber de dónde vino.

Un trabajador de la tienda se acercó hasta la pareja.

–¿Puedo ayudarlos? —Ambos se sobresaltaron y miraron al rubio de cabello muy largo. Incluso Amber saltó en su lugar.

–No, mi novio me está ayudando a elegir destinos de luna de miel. —Los brazos de Natasha rodearon los hombros de Steve.

–Si, nos vamos a casar. —La rubia quiso soltar una carcajada ante la incomodidad del rubio.

–Felicitaciones. ¿a dónde les gustaría ir?

–Viuda, STRIKE viene en camino. —La Agente K habló por el auricular.

–Lo sé. —Susurró con un asentimiento de cabeza incluido.

–Nueva Jersey. —Afirmó Steve mirando previamente la pantalla.

El trabajador con una sonrisa observó detenidamente a Steve. Este preocupado porque lo podía reconocer, se puso nervioso. Y se preguntaba cuánto tiempo más necesitaría Natasha.

–Tengo exactamente los mismos anteojos. —Steve quería soltar un gran suspiro de relajación.

–Parecen gemelos. –Habló Natasha.

–Si, ojalá. —Rió el vendedor. Movió sus manos frente a Steve— Espécimen. Oh, si necesitan algo, soy Aaron.

–Gracias. —Sonrió Rogers.

Amber movió los dedos nerviosamente, tomó una gran bocanada de aire y se dirigió a la salida de la tienda. No sin antes dedicarle una mirada a Natasha.

–Dijiste nueve minutos. Vamos.

–Shh, relájate. —Unas cuantas teclas más y Romanoff miró a Steve— Lo tengo.

Steve frunció el ceño y acercó su rostro a la pantalla para ver el lugar marcado en el mapa.

–¿Lo conoces?

–Solía conocerlo. Vamos.—Sacó el pendrive del computador y ambos salieron rápidamente para mezclarse con la gente del centro comercial.

–Equipo de táctica. Dos atrás, dos al otro lado, y dos justo enfrente. —El capitán hablaba mientras localizaba a los equipos.— Si nos ven, yo me encargo, tú baja por la escalera sur.

–Cállate y abrázame. Ríete de algo que dije. —Ordenó la chica.

–¿Qué?

–Hazlo. —Steve pasó su brazo por los hombros de la chica y rió justo cuando los agentes pasaban por su izquierda.

Amber entrecerró los ojos al ver a Rumlow en el medio del centro comercial. Se acercó lentamente y escuchó como hablaba por auricular.

–Busca en los otros pisos. De arriba hacia abajo.

–¿Me buscabas? —La rubia sonrió de lado mientras se ubicaba frente al hombre. Natasha frenó en seco al escuchar a su amiga.

–No, no, no. —Susurró la pelirroja. Steve frunció el ceño preguntándose lo que pasaba.

–¿Qué sucede?

Amber batió sus pestañas.

–¿Qué haces aquí? —Rumlow gruñó.

–Pensaba bajar, digo subir por las escaleras. —La Agente K miró de reojo las escaleras mecánicas. Natasha comprendió y jaló a Steve hasta las escaleras.

–¿Qué?

–Dije que necesitaba vacaciones, estoy de compras. —La rubia empezó a caminar y Rumlow la siguió.

–No llevas bolsas.

–Aún no compro nada. —La mirada de Natasha se encontró con la de Amber.

–Bésame. —Natasha se giró hacia Steve, que estaba detrás de ella.

–¿Qué? —Él la miró incrédulo.

–Las demostraciones de cariño incomodan.

–Si, así es. —Sin pensarlo dos veces, Natasha acercó sus labios a los rosados de Steve.

Fue apenas un toque de sus labios, pero bastante incómodo para el rubio. Rumlow giró la mirada al ver a una pareja besándose en la escalera contraria.

–¿Sucede algo? —Amber cuestionó con una ceja levantada.

–Eres tan extraña.

–Tú eres el que está siguiéndome. —Al terminar la escalera, la chica se perdió entre la multitud. Rumlow frunció el ceño sospechando.

–¿Aún sigues incómodo? —Preguntó la pelirroja una vez que se separó de Steve.

–No usaría exactamente esa palabra. —Ambos caminaron manteniendo la distancia hacia la salida.

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